Huelva

El Humilladero, puerta cintera de Huelva

  • Es de estilo mudéjar del siglo XV, forma parte del patrimonio devocional de la Hermandad de la Cinta, vinculado al santuario · El origen parece que está en un lugar donde alguien ofrecía agua a los que caminaban hacia otros pueblos y a los que accedían hacia El Conquero; está catalogado de interés local

Aquí, en el Humilladero, el peregrino tiene un aliento mariano antes de ascender por la cuesta hasta el santuario de Nuestra Señora de l a Cinta. Es la primera puerta que da entrada espiritual al santuario. Antaño vigilante en el que camino que abría paso a otros pueblos, puerta de la ciudad. Pero, sobre todo, lugar de reverencia a la Santísima Virgen.

Su origen se entronca con la leyenda en el siglo XV. En 1762, Juan Agustín de Mora, en Huelva Ilustrada, dice que se trata de "una capillita y con una imagen de la Virgen", que está como a un tiro de arcabús de la Hermita principal" y "a poco más de un kilómetro de distancia" de la ciudad, como lo sitúa Amador de los Ríos, en su libro Huelva, de 1891, y "a nueve metros" de la carretera de Gibraleón. Es el primero en destacar su importancia artística. Considera que es un "monumento a nuestro juicio digno de estimación mayor que aquella que le acreditan los habitantes de Huelva". No le quitamos razón y es más, quizás hoy todavía tenga bastante actualidad aquella afirmación, aunque contó siempre con el inestimable cuidado de la Hermandad de la Cinta que lo mantiene en el tiempo como lugar de oración unido al santuario de la Patrona e incluido en su patrimonio.

Es sencillo, de planta cuadrada, mide unos tres metros de lado y otros tantos de altura, con un contrafuerte en forma de triángulo que le defiende de la correntía de agua que llegaba de El Conquero a bajo, aun marcada por la fila del cañaveral allí existente. Coronado de una cúpula de semiesférico casquete, que se levanta airosa y con gallardía, rematada en una almena y una de estas en cada esquina. Siempre se mostró encalado, "cubiertos de reiteradas capas de blanquísima cal sus muros, y brillando a los reflejos del sol en aquellas soledades amenas y deleitosas como faro y guía de los devotos y de los caminantes". Amador de los Ríos, que así lo describe a finales del siglo XIX, asegura que "su labra no puede remontarse a mucho tiempo antes de que Huelva cayese en poder de Alfonso el Sabio". Lo considera como "lugar de retiro de algún morabito, especie de ermitaño árabe consagrado a las prácticas de devoción y que a cambio del agua que facilitaba a los viandantes para sí y sus caballerías, recibía de los fieles las limosnas de que se sustentaba".

Situado a los pies del santuario, se accedía a este desde aquí por "una larga y penosa cuesta, que se sube para ella", decía Juan Agustín de Mora en 1762. Era una senda "bastante más empinada que ahora", señala Rogelio Buendía Abreu en su novela Luz, en 1922. Recordaba que de niño el coche paraba en la carretera, "nos apeábamos siempre frente al Humilladero, delante del cual rezábamos un rato, y luego de dejar allí una limosna para el culto de la Virgen".

De los Ríos considera que el Humilladero se transforma para acoger el culto devoto a la Virgen de la Cinta. Cuando lo visita en 1890 dice que están "deformados los arcos, mientras uno de ellos, provisto de su correspondiente reja de hierro, que parece ser obra del último siglo (XVIII), da como puerta de entrada al interior del Humilladero, los otros dos han sido convertidos en ventanas, también cerradas por rejas, aunque más modernas y desiguales, para lo cual fueron rotos los arranques de los arcos, rozadas las archivoltas y quizás arrancadas las columnas que los apeaban, y el último arco ha desaparecido oculto por cierto aditamento, correspondiente al altar donde se venera milagrosa imagen de la Virgen".

A lo largo del tiempo es el culto a la Virgen de la Cinta en este lugar el que mantiene el Humilladero. Una de las más importantes restauraciones se realiza en 1921, cuando queda enlucido. Sus muros se desprende de la cal, mostrando el ladrillo como se intuye que debió estar al construirse. Es entonces cuando se le apropia de un muro que le protege de la carretera, aparece sobre los arcos una azulejería; en la cúpula se adorna con un dibujo realizado también con azulejos.

Los destrozos ocasionados en el Humilladero en los disturbios de la Guerra Civil, en julio de 1936, acaban con el azulejo de la Virgen de la Cinta que allí lucía, lo mismo que destrozaron en el santuario la pintura mural de la Patrona de Huelva. Las reformas posteriores más importantes se realizan en 1958, siendo hermano mayor Francisco Vázquez Carrasco. En la memoria de la Hermandad de la Cinta de la época se indica que se encontraba en un estado "verdaderamente lamentable, debido en parte a los destrozos del año 1936 y a la acción del tiempo". Se colocó un nuevo azulejo con la imagen de la Santísima Virgen de la Cinta, inspirado su dibujo en una estampa del año 1732; igualmente se le apropió de una mesa de altar, también en azulejo, que lleva en el frontal el escudo de la hermandad. Se realizó una nueva pavimentación y un zócalo de cerámica. Sobre la mesa de altar, se le apropió de cuatro candelabros de hierro forjado, con instalación eléctrica. En la parte exterior se colocó nuevamente las imágenes de San Sebastián y San Roque, sirviendo de modelo los antiguos bocetos que conservaba en sus archivos la fábrica Cerámica Montalván, de Sevilla. Alrededor del Humilladero se colocó un acerado de piedras, enmarcados en ladrillos bastos. Se realizó nueva instalación eléctrica exterior. Unas obras cuyo costo total ascendió a 31.154,40 pesetas.

La restauración del Humilladero fue bendecida por el obispo de Huelva, Pedro Cantero Cuadrado, el 7 de septiembre de 1958 en el traslado procesional de la Virgen de la Cinta a su santuario.

El Ayuntamiento de Huelva realizó obras de acondicionado de los alrededores del Humilladero en 1997, con la creación de un muro de protección para protegerlo del gran desnivel existente con el nuevo trazado de la carretera. Se instalan bancos, creando una zona de descanso en este espacio.

Posteriormente, en 2009, el entorno queda afectado por la creación de una gran rotonda que regula el tráfico en la carretera de Gibraleón, el Paseo Marítimo y la cuesta del Humilladero, para lo que es necesario la remodelación de la acera colindante con el Humilladero, perdiendo algo de espacio.

En 2011 se realizan obras de conservación en el Humilladero que encarga Manuel Antonino, autorizado por la Hermandad de la Cinta de su mantenimiento permanente. En estos trabajos se descubre en el interior el ladrillo visto y queda visible toda la belleza de la cúpula; además, esta se muestra en su exterior completamente lisa, como estuvo hasta 1921.

El Humilladero se encuentra incluido en el catálogo de edificios de interés de la ciudad de Huelva, dentro del Plan General de Ordenación Urbana.

El Humilladero en 1922,

y una imagen de cómo

se encuentra en la actualidad.

Junto al Humilladero

es buen lugar para

pasar la mañana.

El interior del Humilladero

tras las obras de mantenimiento

realizadas en 2010.

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