Huelva la rociera y marinera

La crisis no hizo estragos en una comitiva con más de 20.000 peregrinos y 1.500 caballos que lució toda la belleza de sus carros y llenó la mañana de alegría con los cantes de los peregrinos

1. La Hermandad de Huelva se reencontró ayer con la Comandancia de Marina, tras la ausencia del pasado año; aquí se cantaron . 2. La estampa de los carros tirados por los mulos vistió de tradición las calles de la ciudad. 3. Miguel Báez 'Litri' hizo el camino andando con la Hermandad de Huelva tras su carro. 4. La alegría festiva se ve en los carros, con las flores de papelillos de colores y las sevillanas de la gente de los carros. 5. Juan Ferrer y Julián Pérez ayer presidiendo la comitiva por la Gran Vía. 6. La carreta del Simpecado, en el momento de ser vuelta mirando a los peregrinos y en la despedida de Huelva a la altura del muelle de Riotinto. 7. El alcalde Pedro Rodríguez bailando una sevillana a las puertas del Ayuntamiento con un grupo de jóvenes.  8. Pepe El Marismeño fue el que cantó la Salve Rociera a las puertas del Ayuntamiento, donde también cantó el coro Cristina Pinedo.
1. La Hermandad de Huelva se reencontró ayer con la Comandancia de Marina, tras la ausencia del pasado año; aquí se cantaron . 2. La estampa de los carros tirados por los mulos vistió de tradición las calles de la ciudad. 3. Miguel Báez 'Litri' hizo el camino andando con la Hermandad de Huelva tras su carro. 4. La alegría festiva se ve en los carros, con las flores de papelillos de colores y las sevillanas de la gente de los carros. 5. Juan Ferrer y Julián Pérez ayer presidiendo la comitiva por la Gran Vía. 6. La carreta del Simpecado, en el momento de ser vuelta mirando a los peregrinos y en la despedida de Huelva a la altura del muelle de Riotinto. 7. El alcalde Pedro Rodríguez bailando una sevillana a las puertas del Ayuntamiento con un grupo de jóvenes. 8. Pepe El Marismeño fue el que cantó la Salve Rociera a las puertas del Ayuntamiento, donde también cantó el coro Cristina Pinedo.
Eduardo J. Sugrañes

29 de mayo 2009 - 01:00

Bien temprano se despertó ayer Huelva, a las siete y media de la mañana el cohetero anunciaba la misa que media hora después comenzaría en la iglesia de la hermandad.

Al son de Huelva, Huelva, Huelva... entre el gentío sacaban el Simpecado para colocarlo en la carreta de plata. El presidente, Juan Ferrer, nuevo este año, hacía entrega como es tradicional tras la misa de romeros del Simpecado al hermano mayor a Julián Pérez y sonaban entonces entre las voces de los peregrinos el Blanca y azul anunciando a todos que la comitiva ya estaba a punto de partir. Julián Pérez rezaba la Salve y daba los primeros vivas alentaba a todos los peregrinos y decía que este camino como hermano mayor lo hacía por su padre.

El sonido alegre del tamboril y la flauta ponía la música en la mañana rociera. Flores nada más que salir, al monumento al Papa Juan Pablo II, y una visita especial al de la Virgen de la Cinta, donde estaba su hermandad y su hermano mayor, Manuel Roméu, ofrendaba al Simpecado con un ramo de flores. Pronto enfilaba la calle Galaroza, la hermandad quería cumplir los horarios, la comitiva es larga y hasta que pasa el último tractor por la puerta del Ayuntamiento es ya pasado el mediodía. Paradas en cruces de mayo, en la del Este y La Soleá. Mientras se va escuchando el campanil de la parroquia de Nuestra Señora del Rocío hasta donde acude un gentío de las muy diversas barriadas de este entorno popular onubense que tanta vinculación tiene la hermandad. Hasta aquí llegaba el hermano mayor con la carreta a los gritos de Huelva Huelva y se escuchaba la Salve Rociera. Todo Federico Molina era un mar de gente entorno al Simpecado. Por la plaza del Estadio recuerdos de que esto ya no es lo que era, un lugar de tardes de rocieras con las niñas vestidas de gitana.

El de ayer era un día de fiesta en Huelva porque aunque los comercios están abiertos la actividad decrece y se pueden ver los letreros "vengo en seguida", vamos, en seguida que pasen los carros. Pero es más de fiesta porque aquí no hay clases para los escolares desde la guardería hasta la Universidad, así que toda la juventud está en la calle. Muchos de ellos en los tractores que dan ese ambiente festivo que es de alguna forma un contrapunto a lo que va delante, aquí más desenfadado con toda la alegría de la juventud.

Mucho se ha hablado este año de la crisis, pero viendo la comitiva ayer de Huelva pues la verdad que la crisis de notarse algo será en algún número menos de carros, lo cierto es que en el ambiente festivo no ha bajado nada y tampoco se ha notado en exceso esta crisis económica. Hay una vista que habla bien de ello y es que mientras los tamborileros que abrían la comitiva ya estaban en la Gran Vía pasada la Casa Colón, la carreta del Simpecado entraba en la alameda Sundheim en una imagen que lo abarrotaba todo. En la Gran Vía había ambiente de fiesta, con las paradas obligadas en la Diputación, Ayuntamiento de Huelva y Subdelegación.

En la plaza de la Constitución no cabía un alfiler, se esperaba con las sevillanas del Coro Cristina Pinedo y la Banda Municipal, en una recepción preparada por el Ayuntamiento. Este año fue Pepe El Marismeño quien cantaba la Salve Rociera e invitaba a todos con un "vamos Huelva" a corear el olé, olé. Se rubricaba así la belleza de esta jornada con una inmensa petalada que caía desde el Ayuntamiento.

Para también obligada a las puertas de la Concepción, hasta allí fue vuelto el Simpecado y rezada la salve. En La Placeta la comitiva y al igual que a Emigrantes la comitiva no pudo seguir hacia calle Marina, como es el camino natural de la hermandad para encontrarse con la Comandancia de Marina. Así se siguió por la calle Gravina un lugar de especial recuerdo, donde aún se encuentra el azulejo que recuerda que aquí estuvo su casa de hermandad.

El Himno de Andalucía sonaba con la flauta y el tamboril en la Delegación del Gobierno, ahora ya no están fuera en la puerta, sino que la carreta hay que entrarla hasta adentro, al final a todos les gusta El Rocío en la despedida. Y especialmente a la Comandancia de Marina, donde agradecían el esfuerzo de la Hermandad de Huelva volviera a pasar por aquí, porque como dijo el comandante de marina, aunque "creíamos haber perdido este paso", la llegada de ayer confirmaba que este punto "sí está en vuestro camino" y se cantó la Salve Marinera. La emoción la puso el grupo Manguara que ya va siendo un clásico en el balcón de la Comandancia, con recuerdos emocionados en sus sevillanas y la Salve Rociera.

Luego vendría esa hilera de los carros, con ese sonido especial de las campanillas de los mulos que anunciaban ya la cuesta del sendero, cuando Huelva se asomaba a la Ría.

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