La artimética electoral siempre tiene la vista puesta en los nuevos grupos de electores, especialmente si este nuevo grupo supone un incremento o una disminución considerable. Las maquinarias electorales de los partidos lo saben. No votan de la misma manera el electorado de un territorio en el que la migración es un fenómeno constante que aquellos en los que se registra una caída de los índices de natalidad por lo que los programas están constantemente adaptándose y tratándo de captar los intereses de estos grupos mayoritarios. 

En el caso de Huelva la radiografía de nuevos electores refleja un panorama desalentador. Para este 28J, según el registro del Censo Electoral del Instituto Nacional de Estadística (INE), la provincia contará con un total de 19.458 nuevos votantes, 831 más que en el precedente de las generales de 2019. 

Se trata, una vez más, de la provincia donde menos nuevos votantes hay de toda la Comunidad andaluza y donde menos ha crecido esta diferencia con respecto a 2019. La distancia entre un dato y otro no es baladí. Almería, la provincia que menos nuevos electores aportará al 23J, supera la barrera de los 20.000 con casi un 5% sobre el total, situándose con 24.708 (1.044 más que en 2019). En el otro lado de la balanza, la provincia de Sevilla sumará hasta 78.673 nuevos votantes sobre el 1.525.530 electores totales con los que cuenta la capital. 

Proyección del voto útil

Tradicionalmente, las provincias andaluzas con cambio generacional y aquellas que en las que estos nuevos electores cuentan con mayor poder de decisión han reforzado las mayorías de corte progresista en los tres últimos comicios. En Huelva, por el contrario, la caída sucesiva de nuevos votantes desde los comicios generales de 2011, ha ido desalentando y diversificando el voto conservador. De los 3 escaños que logró el Partido Popular en 2011 (115.651 votos), fue disminuyendo hasta los 2 escaños en 2015 y su repetición en 2016 con una caída de más de 41.172 y 33.807, respectivamente, hasta quedar con un escaño y apenas 49.452 en las últimas elecciones con la entrada de Vox en el arco parlamentario. Por contra, el voto progresista ha ido consolidándose desde esa misma fecha en la que el PSOE quedó como segunda fuerza logrando 2 escaños y 106.835 votos, la llegada de Podemos que sumó un escaño más a los dos logrados por los socialistas y que se afianzaron en 2019 con 3 escaños para el PSOE de Sánchez. 

Por ahora poco adelantan las encuestas sobre la forma en que se comportaran los nuevos electores en la provincia onubense y que ya representan un 4,8% del total del electorado. De mantenerse esta tendencia y respondiendo a la forma en que se comportó el electorado general en 2015 y 2016, bajo una situación de fatiga electoral, el más perjudicado podría volver a ser el PSOE mientras que las fuerzas a su izquierda recibirían ese potencial apoyo. 

Precisamente en las últimas semanas se ha considerado a Huelva como uno de los territorios donde el voto útil podría resultar decisivo para los intereses de partidos minoritarios con posibilidad de acuerdo en Madrid. En esta situación se encontrarían, del lado progresista, la coalición Sumar frente a Vox que podrían resultar clave en la pugna por ese potencial escaño que rondaría los 38.000 votos en función de la abstención.