La peor Semana Santa del siglo XXI en Huelva deja a su paso, además de las frecuentes precipitaciones, cancelaciones de última hora en los hoteles y mesas vacías en los bares y restaurantes. Las lluvias aguan una de las semanas del año más esperadas por hoteleros y hosteleros, que sufren el desplome de la facturación respecto a lo que podían haber recaudado en el caso de que los chubascos no hubieran aparecido. 

"No hemos conocido una Semana Santa peor". Así de tajante se muestra el presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de Huelva (Bareca), Rafael Acevedo, que calcula que los establecimientos hosteleros onubenses han facturado entre un 40 y un 45% menos que la Semana Santa de 2023 como consecuencia de las lluvias, que dejaron sin vida a la provincia. "El Sábado de Pasión fue muy bueno y el mediodía del Domingo de Ramos también, pero a partir de ahí todo fue decayendo", sostiene Acevedo, que recuerda los gastos que han tenido que soportar los hosteleros, véase "las ampliaciones de plantilla o las mercancías".

En la misma línea se posicionan desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Huelva (Apehh), perteneciente al Círculo Empresarial de Turismo (CETH), desde donde señalan que las precipitaciones que se han producido durante la Semana Santa en la provincia han propiciado un descenso en la facturación del sector hostelero de "entre un 35 y 55%". El tiempo "ha condicionado absolutamente el resultado", tanto en hostelería como en el sector hotelero, por lo que "tenemos que hablar de una Semana Santa desastrosa en términos generales". Al respecto, apuntan que "probablemente el sector más castigado ha sido la hostelería, que por la importancia en la facturación anual de este periodo les ha afectado especialmente por las compras para los aprovisionamientos y el no poder hacer uso de las terrazas, que en muchos casos son más del 60% de la facturación del negocio".

Los palcos de la Carrera Oficial, mojados por la lluvia este Jueves Santo.

Este golpe también lo sufrió el sector hotelero, dado que las reservas de última hora no llegaron ante las previsiones meteorológicas tan negativas para el segundo tramo de la Semana Santa. Igualmente, fueron varias las familias que optaron por cancelaciones de última hora, especialmente en los alojamientos de la Costa ante la imposibilidad de disfrutar del turismo de sol y playa. 

La Sierra de Aracena y Picos de Aroche sí que contuvo el impacto de las precipitaciones, pues entre hoteles y casas rurales "hemos tenido una ocupación de entre el 85% y el 90%", explica a esta redacción el presidente de la Asociación Provincial de Huelva de Alojamientos Rurales y Establecimientos Hoteleros (ALOJA-Huelva), Diego Pérez. 

No tuvo la misma respuesta la Costa, pues la ocupación media se redujo a una horquilla de entre el 30% y el 50%, dependiendo del hotel, cancelándose un 25% de las reservas y sin llegar esas ansiadas reservas de últimas hora. "El mal tiempo condena a aquellos alojamientos que invitan a venir a disfrutar del sol y la playa", resume Pérez.

Del mismo modo, desde la Asociación Provincial de Hoteles de Huelva (APHH), miembro del Círculo Empresarial de Turismo (CETH), lamentan un "batacazo gordo" respecto de lo que tenía previsto el sector en Huelva, con "cerca de veintitantos puntos por debajo". Por ello, subrayan que "tenemos que hablar de una semana santa desastrosa en términos generales", toda vez que indican que la temporada de primavera y la estival "ya asoma a las puertas con cierta ilusión" ya que los datos que se manejan de previsiones respecto de la reserva anticipada en el sector hotelero no son malos.

Mucho mejor cara tuvieron los hoteles de la Costa en la primera parte de la Semana Santa, la comprendida entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Ramos, pues en algunos se superó incluso el 90% de ocupación. A la tranquilidad de un destino inmejorable se añadía que Huelva acogía varios eventos deportivos, como la Copa de la Reina de Baloncesto. Campeonatos como este redundaban en que familias y clubes pernoctasen en la provincia, según explicaba Diego Pérez. Por contra, los porcentajes eran inferiores en la Sierra y la capital, concretamente de un 50%.