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Huelva se queda sin ministra

  • Su cercanía con Mariano Rajoy y su capacidad de diálogo llevaron a la sanjuanera hasta el Ministerio de Empleo

Desde el primer momento en que Mariano Rajoy nombró a Fátima Báñez (San Juan del Puerto, Huelva, 1967) como ministra de Empleo y Seguridad Social la sanjuanera supo que tenía ante sí una papeleta más que complicada. Asumió la cartera ministerial en diciembre de 2011 cuando el paro constituía el primer problema para los españoles, que sufrían los demoledores efectos de la cúspide de la crisis económica. Más de cinco millones de desempleados y una tasa situada en el 22,8% que duplicaba la media de la Unión Europea, eran motivos más que relevantes como para pensarse asumir el reto.

La cartera, junto a la Cristóbal Montoro (Hacienda) y a la Luis de Guindos (Economía), constituía un auténtico reto y se configuraba como una espada de Damocles para quien fracasara en el intento. El de Jaén sería el responsable de subir los impuestos y De Guindos debía rescatar a la banca, pero Báñez había de alumbrar una reforma laboral que diera la vuelta al mercado de trabajo y acabase con la tendencia de destrucción existente. Lo consiguió, aunque sus críticos afirmen que fue en aras de la famosa flexibilidad laboral.

La misión que le dio Rajoy fue apaciguar el diálogo social y sacar la reforma laboral

Fátima Báñez accedió al cargo de ministra de Empleo y Seguridad Social sin haber ocupado previamente un solo puesto de responsabilidad en el sector privado, pero su cercanía al núcleo duro de Mariano Rajoy como una de las consejeras más cercanas de Soraya Sáenz de Santamaría en los duros años de la oposición a Zapatero eran su gran aval. Su carrera había discurrido hasta entonces en el PP y en la Administración pública. Sin embargo, su carácter empático y su capacidad de diálogo acabaron por convencer al presidente del Gobierno de su idoneidad para el cargo. Era necesario un perfil dialogante en un momento en el que sindicatos y patronal se jugaban su propia existencia. Y la onubense lo daba.

Hasta llegar allí, Fátima Báñez había conseguido cada ascenso en el PP a base de trabajo y discreción; desde que empezó en Andalucía junto a Javier Arenas, hasta su salto a la política nacional de la mano de Soraya Sáenz de Santamaría. Para Rajoy era imprescindible que una cartera tan delicada como Empleo quedara al margen de la confrontación social. La ministra lo intentó y se mostró en todo momento abierta al diálogo pero sin renunciar a las líneas básicas de la reforma laboral. Esta firmeza le valió las críticas incluso de sus paisanos, -eso sí, los de signo contrario-, a la vez que la defensa a ultranza de los suyos.

La todavía ministra de Empleo siempre ha estado ligada al Partido Popular. En este partido entró de la mano de Matías Conde y tuvo como padrinos políticos en Andalucía a Javier Arenas y Teófila Martínez. Pertenece al Comité Ejecutivo Regional andaluz desde 1996. En su currículo figuran también su etapa de coordinadora de presidencia y como vicesecretaria de economía y empleo del partido andaluz, quizá el primer paso para acabar catapultada al Ministerio de Empleo.

Su peso en el PP de Huelva viene de lejos y ha ido ganando relevancia con el paso del tiempo. Así, lo normal es que los cargos del partido hablaran casi en mayúsculas de ella refiriéndose a "la ministra" y acudieran en masa a sus convocatorias. Desde sus inicios con Matías Conde, Báñez se ha convertido en referencia inexcusable, tejiendo alianzas con el exalcalde Pedro Rodríguez o el regidor palermo Carmelo Romero. En los últimos tiempos su presencia era clave en todos los actos, como fue la presentación de la candidata a las municipales de 2019, Pilar Marín. Allí, sin embargo, su silencio en el acto público y la cena que protagonizó después con la vieja guardia del partido fue muy comentada. Sin embargo, no había asunto o problema relativo a la provincia que no pasara por su mesa y que, en numerosas ocasiones, tuviera que ser solucionada por ella misma ante la incapacidad de los dirigentes locales. Forma parte, junto a la secretaria general andaluza, Loles López, de los vocales del Comité Ejecutivo Nacional de su partido, con las que el PP onubense reforzó su presencia en dicho órgano directivo.

Seguidora del Recreativo de Huelva, sus visitas a la provincia onubense han sido constantes y sus vacaciones de verano suele pasarlas en la costa lepera. Allí no ha sido raro verla compartir su tiempo con Sáenz de Santamaría. En sus últimos viajes a su provincia natal se la ha visto en la final del Campeonato de Europa de Bádminton para apoyar a Carolina Marín en su camino a su cuarto título continental consecutivo.

Pero no todo son rosas y su partido también ha tirado de ella para limar momentos tensos. Así, en marzo visitó, acompañando al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y a la de la Junta, Susana Díaz, las playas del litoral onubense más afectadas por el temporal que ha azotado la provincia. Y hace apenas un mes se desplazó a la capital para la inauguración de la nueva estación de tren junto al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, consciente de que el asunto ferroviario comenzaba a convertirse en un problema mayor para los populares. En su afán por acercar al titular de Fomento a la provincia se lo llevó al Rocío, donde ambos compartieron vara de mando en la presentación de las hermandades onubenses ante la Blanca Paloma.

Durante todo este tiempo, Báñez se ha mostrado también defensora el sector de la agricultura, uno de los motores de la provincia onubense con la creación de uno de cada siete empleos agrícolas en el ámbito estatal. La última vez fue el pasado miércoles en la que será su última sesión de control. Allí, respondió con firmeza a las acusaciones del diputado de Podemos Diego Cañamero sobre abusos en el campo, le retó a denunciar cualquier caso que conociera y le reclamó que no vertiera más infundios sobre un sector clave para la provincia.

Tampoco fue ajena a la catástrofe que sufrió el Entorno Natural de Doñana en el incendió que llegó casi a las puertas del Parque Nacional hace ahora un año. En varias ocasiones visitó el Puesto de Mando Avanzado, ubicado en Mazagón, una de ellas acompañada del ministro del Interior del Gobierno de España, Juan Ignacio Zoido.

Devota de la Virgen del Rocío, a Ella le agradeció su ayuda para salir de la crisis. Lo hizo durante una visita al Ayuntamiento de Almonte para anunciar que el Gobierno había declarado el Año Santo Jubilar Mariano de la aldea del Rocío acontecimiento de excepcional interés turístico. Durante su comparecencia, Báñez reconoció su fervor rociero y aseguró sentirse muy emocionada por "el regalo que ha hecho la Virgen, aliada privilegiada y embajadora universal de Huelva, en el camino hacia la salida de la crisis y en la búsqueda del bienestar ciudadano". Las declaraciones le valieron numerosas portadas.

En junio de 2011, Báñez ejercía su derecho al voto en el CEIP Juan José Rebollo de su localidad natal, San Juan del Puerto. Lo hacía como candidata número uno del PP al Congreso por Huelva. Por decisión de Rajoy, se convirtió en la ministra de Empleo y desde entonces ha tenido que hacer frente al principal problema para los españoles. Con todo, ha sabido no quemarse y mostrar un perfil alejado de la grandilocuencia y sus cualidades dialécticas en el Parlamento haciendo oposición a la oposición cuando ha sido necesario.

Paradigma de militante del PP, en el Gobierno o en la oposición, Fátima Báñez ha desarrollado los encargos que se le han planteado con abnegación y de forma impecable. Ha dado la cara cuando se han necesitado declaraciones públicas fuertes en defensa de su partido tanto como ha evitado mostrar los dientes cuando las cuerdas se estiraban hasta el punto de tensarse.

Con la caída de Rajoy, la sanjuanera afronta nuevos retos. Como miembro del núcleo duro del gallego y su vicepresidenta no es probable su retorno a Huelva, pero seguro que en los meses venideros su presencia será más relevante. Entre tanto, la ministra de trabajo que mantuvo el empleo dice adiós.

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