Miguel Báez Espuny (Gandía 1930) ha muerto. Así de rotunda se escribe a secas esta noticia. Noventa y un año de vida, Huelva, el toreo y una época en la que esta tierra se alimentó de su figura y de su proyección en la vida social son parte de su mochila con la que mandó en el toreo. Todo para acabar cerrando los ojos a la vida en esta primavera postpandémica. Retirado desde hace años en su residencia particular en la capital de España, Litri mantenía su vinculación con Huelva especialmente en sus veraneos puntaumbrieños y aunque corta la estancia siempre esta Huelva y las vivencias de una vida mantuvieron unido ese cordón umbilical con sus gentes.

Es jodidamente coincidente que ayer tarde, poco después de abandonar el homenaje que se le rendía en la Casa Colon a la figura de Antonio Borrero Chamaco, nos llegara esa noticia de que el innegable valedor de una gran dinastía del toreo onubense abrochó su vida llena de tantas cosas como las que Miguel supone para Huelva, su historia y vida social y fundamentalmente para el toreo que ayer, con San Isidro de por medio aún, quedaba impactado por cuanto la figura de este excepcional torero caló siempre en todos los rincones de la escena taurina mundial.

La vida, un larga enfermedad, el desgaste y principalmente el tiempo ha sido el causante de esta muerte que a últimas horas de la tarde de ayer ponía en pie de alerta la noticia. Aun en la incertidumbre de que era difícil confirmar los rumores, estos poco a poco se fueron haciendo montaña con la certeza de su muerte y es a partir de ese momento cuando entran en escena todas esas manifestaciones de dolor y pésame. Huelva empezaba a crujir en el comentario. “Se ha muerto Litri...” Unos a otros pasábamos la certeza de que uno de los más grandes símbolos toreros de esta tierra acababa de fallecer.

Era reciente la tarde noche desbarajando por donde encajar la noticia de ese fallecimiento que tras los últimos achaques de salud, muy mermado Miguel, nos llegaban desde esas tierras madrileñas en las que ha vivido durante su ultima etapa con vida.

Las reacciones a su muerte pasaron ayer tarde por cualquier capa social de esta capital. Litri ha muerto, se decía la calle mientras que autoridades, entidades y demás estamentos de esta ciudad dejaba llegar su pesar y sentir ante una perdida tan significativa como la que deja a la ciudad esta muerte no menos sentida por esperada.

Las últimas horas de la tarde todo terminaba por confundirse un poco cuando necesariamente debíamos ahondar en la noticia respetando por supuesto la intimidad que esos momentos piden para sus familiares.

Si pudimos conocer que su cuerpo estaba siendo velado por la familia en el tanatorio madrileño de San Isidro al que comenzaron a llegar desde muy diversa procedencia muestras de condolencia hacia la familia. Mas la conmoción estaba servida porque si algo fue Miguel para esta ciudad fue precisamente su ídolo. Un ídolo que ayer cerró definitivamente el curso de una vida para abrir de repente el homenaje, el recuerdo, el cariño con el que esta Huelva respondía desde el primer minuto de la noticia hacia su figura.