Huelva es una ciudad en la que se "ha destruido" la identidad urbanística
El ciclo 'Diálogos al Sur', creado por la Fundación Caja Rural del Sur y Huelva Información, analiza la estética de la capital · Las potencialidades de la ciudad, principal baza para impulsar el desarrollo
Una ciudad es el reflejo de sus gentes, de sus tradiciones y de sus posibilidades económicas y Huelva, por las circunstancias que ha vivido a lo largo de su historia, ha perdido, en lugar de potenciar, su propia identidad. Así se subrayó en el transcurso de una nueva edición de 'Diálogos al Sur', un ciclo de coloquios impulsado por la Fundación Caja Rural del Sur y el diario Huelva Información, que ayer congregó a un numeroso público bajo el título 'Huelva: la estética de una ciudad... ¿fea? Para hablar de ello, cuatro ponentes de diferentes ámbitos: María Antonia Peña, profesora de la Universidad de Huelva; Gonzalo Prieto, decano del Colegio de Arquitectos; Alfonso Aramburu, arquitecto y pintor, y José Arias, arquitecto de la Gerencia de Urbanismo.
No era fácil contestar a la pregunta y de hecho prácticamente ninguno de los cuatro lo hicieron directamente, aunque lo que sí se puso de manifiesto es que Huelva "no es una ciudad bella". Y no lo es porque carece de una identidad que haya servido de base para mantener el patrimonio del que ya se carece o que impulse un desarrollo "lógico y ordenado". Y esa falta de identidad llega, según Peña, "por el complejo de inferioridad" y por la situación económica, cultural y decisiones políticas que se han sucedido a lo largo de cuatro décadas. Cuarenta años, en los que "se perdió el respeto por la identidad urbana y, por tanto, se destruyó", subrayó Peña desde un punto de vista histórico, el mismo que le llevó a hacer hincapié en la necesidad de "difundir y defender más el patrimonio entre ciudadanos y políticos".
La falta de esa identidad urbanística llega además por la desvertebración de la ciudad, lo que impide que Huelva sea una ciudad atractiva desde el punto de vista urbanístico, como resaltó Aramburu, quien además considera que el segundo elemento clave de una ciudad (el arquitectónico) "deja mucho que desear", aunque el tercero, el paisajístico, se convierte en lo "más atractivo". Ideas que le llevan a concluir que Huelva es "la ciudad donde más ha puesto la naturaleza y donde menos ha puesto el hombre". De ahí, que si no se puede considerar como bonita, "al menos la nuestra es una ciudad atractiva y cómoda para vivir", según el decano de los arquitectos que puso sobre la mesa el "alto potencial" que tiene la ciudad para convertirse en más atractiva".
Aramburu fue el único que se atrevió a asegurar sin ningún tipo de reparos que "Huelva es fea porque hay una despreocupación total por ella". Despreocupación entre políticos y también entre los propios onubenses, que son los que al final perfilan una ciudad. "El público -afirmó Aramburu- ha sido muy poco exigente y no se ha preocupado del urbanismo (los espacios públicos que todos disfrutan: calles, plazas, dotaciones, etc.), a pesar de que la convivencia en Huelva está en la calle".
De ahí, que el futuro deba enfocarse a la conservación del patrimonio, algo que no se ha conseguido hasta ahora "porque había otras prioridades, como encorsetar las diferentes barriadas y dotar a la ciudad que un sistema viario mínimo", según el arquitecto José Arias.
Tras el análisis, el diagnóstico y el tratamiento para corregir la situación, que en este caso pasa por "un cambio de actitud claro entre ciudadanía y políticos" para que sean capaces de valorar lo que se tiene, así como el impulso de una labor educativa que consiga que los onubenses sean partícipes de sus raíces, sus logros y su propia historia, porque solo así se podrá favorecer una buena estética para una ciudad que goza de "otros valores" que la hacen confortable y acogedora para vivir, según destacaron todos los participantes.
Y un apunte final, que Huelva recupere su identidad, la de ser una ciudad portuaria, a pesar de ser la única ciudad de estas características en la que no se ha integrado el puerto y la ciudad", según expuso José Pablo Vázquez, miembro de la Mesa de la Ría.
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