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La Huelva choquera vuelve con su Patrona

  • Noche de reencuentro de la ciudad con la Virgen Chiquita en la procesión solemne que cumple la tradición con ambiente de barrio

Un viernes de septiembre, víspera de la celebración de la Natividad de María. Fue ayer el día señalado para el reencuentro de los onubenses con su ciudad. El momento para recuperar las señas de identidad choquera que quedaron relegadas por el asueto en los meses estivales. Lo hicieron en familia, sin gran algarabía, pero con el toque siempre popular que rodea a la Patrona. También en su procesión solemne.

No fue multitudinaria la salida pero tuvo una cercanía que sólo se siente con la Patrona

La solemnidad la marca la naturalidad, presente en todo momento, asumida como impronta de un encuentro que se repite cada año, a finales de agosto, y ahora en septiembre, entre Huelva y la Virgen de la Cinta. Por eso la salida de ayer dejó un regusto a tradición cercana en todos los sentidos; como marca de barrio, el de La Merced, que acoge orgulloso en su catedral a la Virgen Chiquita.

Y los vecinos se acercan a la plaza. Y les da igual que haya un fin de semana por delante o que el fresco de la tarde invite a sentarse en la terraza de un bar para departir entre amigos. Los que sienten cerca cada día a la Patrona, ahora que la tienen al lado de casa, no pierden la oportunidad de mostrarle su respeto y su devoción. Su alegría por el reencuentro anual.

La Merced se echaba a la calle. Los mayores, al fresco nocturno de septiembre, y los niños, hijos y nietos, a esa vuelta al cole particular que es el de las tradiciones choqueras en torno a la Patrona. Así se vieron miradas de curiosidad, asombro y fascinación cuando el paso plateado atravesaba el dintel de la catedral entre vítores y aplausos, entre los sones de Corazones cinteros en la Banda Sinfónica Municipal de Huelva, que cerraba la comitiva.

Banderas vaticanas en la puerta de la iglesia, guirnaldas blancas y banderolas celestes en ese mismo lateral de la plaza. La Virgen de la Cinta salió a la calle vestida del inmaculado blanco de los nardos y rosas que formaron un exorno tan espectacular como sencillo. Para recordar era el olor de esas sensacionales varas de nardos que creaban a su paso por las calles una atmósfera única.

La procesión la abría la Agrupación Musical del Santísimo Cristo del Amor. Tras ella, la representación institucional de hermandades y asociaciones religiosas, y de autoridades militares y civiles, que tuvieron como alto representante el alcalde, Gabriel Cruz, y distintos miembros de su equipo de gobierno y de la Corporación municipal.

La Virgen Chiquita, como alcaldesa perpetua y Patrona, lució un año más la medalla de oro de la ciudad y el bastón de mando, así como la cruz del mérito naval, coronados, la Virgen y el Niño, con las piezas que salieron de los talleres de Ripoll, y la ráfaga y la media luna de Marmolejo.

La acompañaban en sus primeros pasos por el barrio mercedario la música de Encarnación Coronada y de Esperanza de Huelva, con la que terminó de completar su ascenso por la calle Ginés Martín. Enfilaba el centro accediendo por Ciudad de Aracena cuando una gran petalada sorprendió el paso de la Patrona. Fue el soplo que dio brios al paso, con Esperanza por Huelva Coronada, adentrándose en los dominios de la Iglesia Parroquial de la Concepción.

Ese era el destino, en plena calle Méndez Núñez, en cuya puerta se presentó la Virgen rodeada de fieles, con la junta gestora presidida por Bienvenido González, y el obispo José Vilaplana, que acompañaba el paso, detrás, con discreción. Ese momento no dejó la escena multitudinaria que acompaña cada estación de penitencia en la Huelva cofrade. Tampoco hacía falta. La de ayer era la Huelva de la Patrona, la de las fiestas en su honor, la de las celebraciones cercanas y familiares. También la que deja en pleno centro un sabor a barrio que arropa en todo momento el paso procesional por las calles.

Fueron esos mismos choqueros los que hicieron el camino de vuelta a la catedral. Llevaron a la Virgen, esta vez por la parte baja, siguiendo el guión de otros años. Y pasaron por esa calle San José que tanto significa en esta ciudad y en sus tradiciones, marcadas con petaladas y con la fidelidad de sus vecinos, que nunca faltan cuando la noche se hace más noche en este inicio de mes aún de calles medio vacías.

Será así como hoy, en tarde de sábado, la Virgen Chiquita saldrá de nuevo con alegría hoy a la calle. Porque siempre encontrará la compañía de su Huelva. La que vive de cerca sus tradiciones.

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