Las llamas que han afectado esta madrugada a la antigua estación de trenes, son una muestra más del estado de abandono que sufren algunos edificios otrora históricos, pero que han perdido su función y languidecen en medio de la dejadez pública. Hay que recordar que las dependencias ahora pasto de las llamas pertenecen al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y que desde el Consistorio onubense, se reclama su titularidad municipal, un proceso que, tal y como ha ocurrido con otras dependencias similares en otras provincias, puede durar años.

También la antigua prisión provincial sufrió varios incendios hasta que se acometió su rehabilitación como Lugar de Memoria Histórica una vez puesta bajo la titularidad municipal. Se trata en este caso de un edificio de 3.624 metros cuadrados que fue diseñado en 1930 por el arquitecto Pérez Carasa y que está incluido en el Catalogo de Edificios y Elementos de Interés con un grado de protección integral monumental.

Las dependencias arrastraban problemas burocráticos e incluso judiciales que obligaron a aprobar partidas extraordinarias para hacer frente a sentencias por el incumplimiento de permutas.

La última información relativa a su destino, fue de enero de este mismo año, cuando el alcalde de Huelva apuntó a la posibilidad de que fueran los fondos Next Generation los que permitieran la financiación para su restauración integral. Hasta ahora, únicamente se han producido labores de mantenimiento y saneamiento de un edificio que amenazaba ruina.

También el cuartel de Santa Fe ,ahora en plenos trabajos de rehabilitación bajo el paraguas del Programa 1’5% Cultural del Ministerio de Fomento, sufrió el abandono durante años, especialmente grave en un inmueble situado en pleno centro de la capital. El objetivo es devolver a la edificación, ejemplo de la denominada Arquitectura del Hierro de finales del siglo XIX, a su estado original, potenciando el gran espacio diáfano interior, a la vez que se conserva la estructura metálica de la cubierta.

Un caso parecido fue la recuperación del viejo edificio de La Casona, en la Alameda Sundheim, que también sufrió varios incendios antes de que se rehabilitara. La víspera de  la pasada Nochebuena reabrió al público el edificio principal como nuevo proyecto de hostelería en la ciudad, en lo que es la primera fase de la restauración de todo el complejo, que incluye la nave trasera donde en el primer tercio del siglo XX se ubicó la antigua imprenta de Viuda e hijos de Muñoz, de donde salía cada día el periódico La Provincia.

En proceso de rehabilitación se encuentran también el Muelle de Tharsis o la escuela de Artes León Ortega y están pendientes todavía estructuras como el depósito de Agua (1879), situado en la Avenida Italia, junto a las vías férreas de la ciudad; e Cementerio Inglés que cuenta con numerosas tumbas del siglo XIX y comienzos del siglo XX o la locomotora de vapor de la plaza Niña, que fue construida en 1889 y comprada a Bélgica.