Huelva

Huelva no olvida a José Luis García Palacios, gran mecenas de la ciudad

  • La Academia de Ciencias, Artes y Letras recuerda a uno de los onubenses más ilustres en la sede de la Fundación Caja Rural del Sur

“Filántropo y mecenas” se convirtieron ayer en los sustantivos más empleados por los miembros de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva para calificar al académico José Luis García Palacios en el marco del homenaje realizado tras cumplirse un año de su repentino fallecimiento.

La sede de la Fundación Caja Rural del Sur, de cuya creación fue clave la figura de García Palacios, rememoró a uno de los hombres que ha hecho Huelva. Del homenaje fueron partícipes el que fuera gerente de Freshuelva durante casi 20 años, Manuel Verdier, el presidente del Banco Cooperativo Español Ignacio Arrieta del Valle, su asesor en la Presidencia de la Caja Rural del Sur, Jaime de Vicente y el presidente de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva, Emilio Pascual, quiénes esbozaron la calidad humana de una persona que “siempre tenía la puerta abierta para quién necesitara de su ayuda”.

La preocupación de García Palacios por la vida empresarial, social y cultural de los onubenses se hacía palpable con cada acción. Su mirada de esperanza a una ciudad que le enamoraba le hizo convertirse en un trabajador infatigable y en un gran mecenas de la ciudad, erigiéndose como una de las figuras más ilustres que ha pisado Huelva.

Hace un año, José Luis García Palacios vistió de luto los campos de la provincia. Precisamente, esos mismos campos fueron resucitados por el académico después de que se empleara para ubicar a Huelva como la máxima exportadora de frutos rojos a nivel mundial. En lo que a su relación con el campo se refiere, Verdier, visiblemente emocionado en varios momentos de su discurso, destacó “el gran servicio” que dedicó a los agricultores. La mejora de las infraestructuras y la implementación de la innovación en el sector le valieron para contribuir a que Huelva se abriera al exterior alzarse como potencia agrícola. No obstante “no fue su única preocupación”, pues García Palacios le tendió su mano a Huelva para regalarle todo aquello cuanto estaba a su alcance, traduciéndose en “obras sociales, actividades culturales y decisiones políticas”.Manuel Verdier tampoco quiso olvidarse de “la modélica” familia que le acompañó durante su vida para “darle el aliento necesario para gestionar toda su obra”.

Con las diversas cooperativas que apoyaban el sector agrario en marcha, García Palacios se cercioró de que la falta de confianza de las entidades bancarias derivaba en un lastre para sus ideas relativas al campo onubense. Lejos de ver su deseo resentido por los obstáculos encontrados, pasa a ser indispensable para la creación de la Caja Rural, en la que entra como presidente en 1972 hasta que en el año 2000 se fusiona con la de Sevilla para ostentar la presidencia de la actual Caja Rural del Sur hasta mayo de 2017. En este sentido, el académico sentó las bases para que las cajas rurales adquirieran un carácter competitivo, al tiempo que realizaban su función de “protección” del colectivo agrícola, según reflejo Arrieta.

El presidente del Banco Cooperativo Español relató sus vivencias con García Palacios, a quien conociera en 1979. Del mismo, sostenía su capacidad para “buscar soluciones a los problemas sin provocar disidencias entre la gente”.

Tras realizar un repaso en torno a las dificultades que presentaba la creación de entidades que impulsaran la agricultura, Arrieta se detuvo en el apellido de García Palacios para advertir del “antes y el después” que supuso su figura para el campo onubense. Con esta asociación como prisma, creó la Fundación Caja Rural del Sur con objeto de satisfacer su inquietud por la cultura. Aquí se enmarca su labor como gran mecenas, pues ha apoyado cuantiosas iniciativas culturales, científicas y artísticas sin conocer una remuneración. La retribución se torna íntima, pues la satisfacción reside en contemplar como Huelva atraviesa un desarrollo en las diversas facetas que García Palacios tocaba.

Jaime de Vicente quiso recordar el carácter de “vidente” que tuvo el ilustre onubense cuando lo conoció, pues García Palacios predijo “el potente desarrollo del campo onubense”, antes que se produjera movimiento alguno para impulsarlo.

Otra de las cualidades que se resaltaron en el homenaje fue la “extraña” accesibilidad que tenía “un directivo con tantas ocupaciones”. Este reconocimiento obedece a la empatía que siempre presentaba cuando “alguien le pedía su colaboración, independientemente de quien se tratara”.

Cerró la intervención Emilio Pascual, con un retrato de lo que significó el empresario para la ciudad, la cual “gracias a García Palacios, se abrió al mundo para buscar soluciones a sus problemas”, cuando anteriormente trataba de resolverlos, no sin algún que otro fracaso, por sí misma. Además, quiso centrarse en las aportaciones que realizó su figura a la propia Academia, a la que “le permitió crecer a nivel cultural en la ciudad y en la provincia”.

José Luis García Palacios confirmó con sus acciones que Huelva puede construir el futuro que desee, por lo que para todos los onubenses se presume como un “ejemplo que debemos seguir para crecer como ciudad”, finalizó su hijo José Luis García-Palacios Álvarez.

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