Historia de la barriada 'José Antonio' (y II)

Historia de la barriada 'José Antonio' (y II)
Historia de la barriada 'José Antonio' (y II)

POCO después, se empieza a construir el colegio. Así, el día 21 de agosto de 1948 los maestros solicitan el concepto de casa-habitación. Y, casi llegando las fiestas navideñas de este año, 15 de diciembre, se produce una escena que, afortunadamente, quedó en el olvido y que deja a las claras la humilde situación de muchos de sus vecinos:

En nombre y representación del gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, presidente del Patronato del Grupo Escolar 'José Antonio', la delegada provincial de la Sección Femenina ha repartido en la escuela 'José Antonio' un lote de prendas a los alumnos de la misma.

Ayer, a las 11 de la mañana, en la barriada 'José Antonio' la delegada provincial de la S. F., Inspector de 1ª Enseñanza, regidora local de Divulgación y delegado del Distrito, hicieron entrega de un lote de prendas que han sido confeccionadas en el taller de la S. Femenina de los fondos creados por el Ministerio de Educación Nacional con destino a los niños necesitados de la Escuela de dicha barriada.

El acto, dentro de la sencillez que admite la ejecución de esta obra, transcurrió con la alegría franca y espontánea de los críos y principalmente de las madres.

Cada uno de los asistentes hizo entrega de determinados lotes.

El inspector dirigió unas cariñosas y paternales palabras, exaltando la generosidad del Jefe del Estado, que no olvida ningún rincón de España ni a ningún niño de cualquier hogar español.

El acto terminó cantándose el 'Cara al Sol'.

En abril de 1949, la barriada constaba con una cantina escolar y el colegio estaba a punto de que se terminara su construcción.

El intenso tráfico que existía en la carretera de Sevilla y sobre todo dada la proximidad del colegio José Antonio, hizo necesario, a fin de evitar posibles accidentes, que la Delegación de Policía Municipal y Tráfico instalara varios pasos de peatones.

En 1954, cristaliza un viejo anhelo de los vecinos de la barriada que historiamos: que llegue hasta ellos en su recorrido el autobús de recién creada E. M T. U. S. A. Así, esta empresa comenzó su andadura histórica con seis autobuses que cubrían tres líneas o recorridos (La número 1, Gravina-Las Colonias; la número 2, Gravina-Barriada José Antonio, y la número 3, Gravina-Tres Ventanas).

Con el transcurrir del tiempo, se inició un nuevo trayecto: Las Colonias-José Antonio directo, que se realizaba al precio de 1.40 pesetas y que se suprimió poco tiempo después, ya que el número de usuarios de este trayecto no alcanzaba ni el 4 % de los viajeros.

En abril de 1972, se procedió al cerramiento de todo el espacio destinado al patio de recreo del colegio, lo que repercutió en que la calle limítrofe se quedara reducida.

En mayo de 1972 los problemas de la barriada se reducían fundamentalmente a dos: La calle Juan J. Cerrejón, calle que todavía no tenía acera, tenía un grave inconveniente en lo que refería al desagüe de sus viviendas, ya que las aguas sucias eran vertidas al exterior. Es decir, en plena calle, ya que las amas de casa no tenían otro sitio donde poderlas arrojar; el otro consistía en que en la citada calle, la circulación de vehículos era en doble dirección.

Finalizando el año, todos estos problemas llevaban camino de solucionarse, siéndoles adjudicadas las obras al contratista Rafael Morales Peña.

Llega la Democracia a nuestro país. Y el nuevo Ayuntamiento arremete con bríos a los numerosos problemas que existían en nuestra ciudad, principalmente la escasa iluminación artificial de sus barrios. Así, en la sesión municipal del día 8 de enero de 1976, el Cabildo huelvano destina una gran suma (8.934.493 pesetas a renovar la citada iluminación lo que representaría mejora de la existente y nueva instalación donde no la hubiera.

La barriada que historiamos estaba pésimamente iluminada. El proyecto de mejora comprenderá a las calles Manuel María Carrasco, José Moreno, Fernando Castillo, García Ramos, José Luque, Juan J. Cerrejón, Montiel Pichardo y Jaime Beneyto. Su presupuesto alcanzaba la importante cifra en aquella época de 1.080.000 pesetas. En diciembre de 1976, ya estaba realizada la mejora.

En esas fechas, el monumento en honor a José Antonio Primo de Rivera es desmontado y, poco después, el colegio cambia el nombre de José Antonio por el de Juvenal de Vega y Relea, pedagogo que había realizado su labor de inspector de Educación en nuestra provincia.

En la segunda quincena de enero de 1981, la barriada José Antonio sufrió una gran modificación, ya que se plantaron árboles.

En 1992, se derriba una fila de casas situadas en la avenida Federico Molina, después que el Ayuntamiento las expropiara para un proyecto de desdoble de la carretera que discurría por la citada avenida y la habilitación del acerado. La demolición de las viviendas trajo consigo grietas en las vigas, techos y paredes, humedades y filtraciones de aguas fecales en la cocina de las viviendas adosadas a las derribadas y situadas en la calle García Ramos. A consecuencia de este proyecto de desdoble aprobado por la Gerencia Municipal de Urbanismo de nuestro Ayuntamiento, la guardería Santa Teresa, número 1 que comenzó su actividad docente en los años finales de los cincuenta, tuvo que trasladarse, una vez finalizado el curso escolar 2000-01. Las obras de derribo de este centro infantil se acometieron a finales de 2001.

Aunque en una futura Historia Menuda nos ocuparemos de los hechos del colegio y de la guardería, añadamos, como anécdota, que existía un árbol de morera en el colegio de Preescolar. Los pequeños, no tenían el menor inconveniente de subirse al pretil que daba acceso al patio de juegos de los párvulos para, desde él, recolectar las hojas, alimento de sus gusanos de seda, en el árbol cercano al mismo.

Transcurrió una década y, por fin, se levantó un muro, coronado por una vistosa reja de hierro galvanizado con una pérgola de construcción a la cual le daría verde y exuberante belleza diversas enredaderas. Una buena solución que varios mozalbetes de la zona han impedido al derribar las plantas que debían de haber ascendido y formado una bella galería vegetal.

A partir de los últimos destellos del siglo pasado y primeros latidos del que va corriendo la barriada José Antonio ha ido avanzado hacia el cielo, transformando algunas de sus humildes, pero simpáticas viviendas, en casas altivas por su doble altura y por su belleza.

El destino quiso que en este barrio nacieran o residieran durante años varias personas relacionadas con el Arte. Así, Juan Castro (cuya exquisitez artística en la realización de las figuras de las cabalgatas de los Reyes Magos, algunas que otras para las Fiestas Colombinas y diversos menesteres relacionados con la técnica que practicaba valió para que su nombre figure en el nomenclátor huelvano) fue vecino del barrio. Y en éste tuvo su infancia su hijo Juan Carlos Castro Crespo, con diversas exposiciones como pintor y que jugaba con José Martín Sánchez, pintor, escultor… También fue vecino de esta barriada, Juan Manuel Ruiz Bueno, melillense y padre del balonmano onubense; Alfonso Garrido… y, a unos metros de la barriada, vivió el malogrado novillero Rafael Carbonell. Y vive allí, nuestro buen amigo Juan López Cerezo, que fuera elegido en 1995 presidente de la Federación Onubense de Peñas y Agrupaciones Carnavaleras, fue el modelo masculino que ostentaba el traje típico de nuestra capital, ese año ha sido uno de los Reyes Magos en nuestra magna Cabalgata…

Llegamos al fin de la historia de una barriada en la que la vida ha dejado numerosas huellas, en la que todavía vibra el espíritu de las casas bajitas y uniformes, en su atavío artístico, que se desvanecieron en el recuerdo para dar paso al donaire de las viviendas más elevadas, un barrio de calles dormidas a determinadas horas, pero que, a la salida de los niños del colegio, se transforman en bulliciosas y plenas de vida, en las que retumba el son de la campana de la iglesia del Rocío, de un núcleo habitado del que queda cercana la antigua Prisión Provincial, las barriadas de Fuentepiña y Los Rosales y a un tiro de piedra, por el Sur, con el polideportivo Las Américas y, por el Norte, con la Universidad que arroja madrigales a la nueva Huelva que, día a día, crece con la etiqueta de las grandes ciudades.

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