Historia de la Noria de Palmarate (I)
Historia menuda


ESTA Noria, famosa y legendaria, arrullo de la villa de Huelva, numen que ha inspirado al pueblo de Huelva en su Peña Cultural Carnavalera La Noria con sus muchas coplas lozanas y, en la actual Asociación que ostenta el mismo nombre que tan buena labor está realizando al frente de la barriada José Antonio y Vicente Mortes, se vuelve espejo donde se miraban tierras pródigas y sonrientes.
Su modesto nombre (palmeral o palmas) expresión era de la modestia de esta zona silenciosa y recogida. En este sentido, no se perdía su origen en las penumbras de la leyenda romántica ni intervinieron en su denominación sucesos heroicos y fantásticos. Otra posible procedencia del término palmarate es el vocablo onubense palmaratil, que es posible se transformara, con el transcurrir de los siglos, en Palmarate. En este sentido, existía un sitio o paraje con esta denominación. Así, en la escritura de venta a favor de Vicente Lorenzo, otorgada el 17 de octubre de 1765 ante Antonio González Valiente, Folio 227, número 306, el historiador Diego Díaz Hierro nos dice:
"… Otorgamos y conocemos (¡) por esta presente carta… que damos en venta real a Visente Lorenso (¡) vezino de ella, a saber dos fanegas y media de tierra al citio (¡) de Santa Cruz donde mismo estava (¡) la Hermita linde los dos caminos que el uno va a La Jara y el otro a el Palmaratil…".
No obstante, lo que si podemos demostrar es que la existencia de esta Noria se pierde en la noche de la historia de los tiempos onubenses. Así, en las Actas Capitulares de 1756, nos viene la coletilla que textualmente dice: "… igual obra que sea ejecutada en la Noria de Palmarate, distante un cuarto de legua de la villa en el término de donde se da de beber a los ganados de estos vecinos, cuya partida consta por menos ejecutado y libranza que se pone por 3.156 reales sobre una cubierta en la Noria del Palmarate…".
La Huelva que encontraron los franceses era una villa pequeña y con delgadez de adolescente. Pero a pesar de ello guapota de cara, con esa alegría que sólo tienen las poblaciones que tienen a su vera el mar, simpaticona de hechos y graciosa de dichos. Su abastecimiento de aguas estaba bien asegurado por los seculares viajes a la Fuente Vieja, Noria Faría, Noria de Palmarate, Pozos La Reja, Regaza o Dulce y, sobre todo, los numerosos pozos que poseían la mayor parte de sus casas, bajas, con corral y trascorral y algunas de ellas, en tiempos de marea alta, bañadas por las aguas.
Algunas tierras de los alrededores de la Noria de Palmarate pertenecieron a la Iglesia. Así, fueron puestas a la venta en pública subasta tras la Desamortización de Mendizábal. En 1844 era dueño de las tierras de la Noria de Palmarate, Francisco Garrido, y como este debiese una cantidad por no pagar la contribución, el alcalde de Huelva le remitía el siguiente escrito al Intendente de los Bienes Nacionales (Oficios y Minutas de 1844):
"Paso a manos de Vd. el expediente formado en orden de su oficio de 9 del presente que va por cabeza, por el que resulta la obligación en que se constituye don Francisco Garrido y fiador don Manuel Garrido a pagar a la Administración de Bienes Nacionales en esta capital, cuarenta reales por extinguirse el débito que contra aquel resulta en un tributo que sobre tierras tiene en la Noria de Palmarate. Dios… Huelva, 14 de septiembre de 1844…".
En 1847, a la penuria de pan se unió la escasez de agua. El acueducto romano o Fuente Vieja o (situado en las proximidades de la actual Plaza de Toros de la Merced) no la suministraba (muy posiblemente porque estaban sus conducciones atoradas) y se tiene que tomar el agua de la Noria de Palmarate. Miguel Tenorio, jefe superior político o gobernador de esta provincia se dirige al alcalde en tales términos (Oficios y Minutas de junio de 1847):
"Gobierno Político de Huelva. Son infinitas las quejas de los vecinos de esta capital por la grande escasez de agua que se experimenta en la población a consecuencia de que el depósito de ella, conocido con el nombre de La Fuente Vieja, no da ni con mucho para abastecer lo preciso, teniendo los aguadores que buscarla en el pozo llamado La Noria de Palmarate que es el destinado para el ganado de labor, resultando por consiguiente un aumento de precio en la carga de agua que afecta los intereses del pueblo que se afectado de otra nueva calamidad cuando aún experimenta la que se ve proporcionamos en el día del alto precio del pan. Esta circunstancia que no ha debido Vd. ignorar es un conflicto que se prepara a esta población si no se toman algunas medidas que puedan evitar la falta de agua que se notan en el día y que probable sea mayor, cuando aún no ha llegado el estío. Por tanto, he dispuesto órdenes de que me informen lo que haga en este interesante asunto, así como de las determinaciones que adopte para atender el remedio de esta calamidad. Dios… Huelva, 4 de junio de 1847. Miguel Tenorio…".
En las Actas Capitulares del 2 de diciembre de 1859, los munícipes onubenses estaban todos de acuerdo en que la Noria debía ser reparada:
"… También se determinó en la misma comisión se pase informe para el mismo orden sobre la reparación de la Noria de Palmarate…".
Casi siete años más tarde, sesión municipal de 9 de septiembre de 1866, el Cabildo onubense opinaba la urgente necesidad de reparar la embocadura del camino a la Noria de Palmarate:
"… También se expuso por el Sr. síndico y otros varios señores concejales la necesidad y conveniencia pública de construir un pozo con su pila al sitio de Montija - situado poco antes de llegar al Puente de la Anicoba, añadimos nosotros- que sirva de abrevadero al mucho ganado que en la época actual acostumbra a pastar en todo aquel terreno donde no se encuentra agua, teniendo que conducirse los ganados a larga distancia para surtirse de tan urgente necesidad y que se componga la embocadura de la madre que hay en el camino de La Noria de Palmarate que se encuentra deteriorada por las corrientes de las aguas fines de quedar como hoy se halla, se obstruirá al tránsito por dicho camino que ofrece un servicio público, acogida la idea como utilísima y arquitecto don Salvador Fabeiro se forme el oportuno presupuesto para que del capítulo de imprevisto se conceda la cantidad…".
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