Historia del Monumento al Marinero
Historia menuda
Tras la tragedia del Trincher, en aguas portuguesas, el gobernador civil, alcalde y obispo coinciden en levantar un monumento a los hombres de la mar l Se acordó ceder unos terrenos en el cementerio



EN febrero de 1965, era imposible comprender cómo en nuestra ciudad no existía un monumento "al hombre de mar". Y la desgracia del barco pesquero Trincher, acaecida en Faceta (Portugal) el 26 de enero del citado año fue un gran revulsivo en el ánimo de todos. Días después, 1 de febrero, el pueblo onubense dictó unánimemente con su presencia total, a la hora de dar sepultura a los infortunados náufragos del Trincher, de que debía erigirse un Monumento-Panteón a los Hombres del Mar.
El gobernador civil, Sr. Pérez Cubillas; el obispo, Sr. Lahiguera y el alcalde, Sr. López Rebollo coincidían en Radio Popular, en la necesidad de levantar un monumento que testimoniara el heroísmo, la abnegación y la renuncia del sufrido hombre de mar y el panteón que diera albergue eterno a estos héroes que diariamente, en silencio, se adentran en los dominios del dios Neptuno para arrancarles sus tesoros.
El Municipio, como primera aportación, acordó la concesión gratuita de los terrenos necesarios en el cementerio de esta capital, para que en ellos se levantase el monumento-panteón con el que soñaban un gran número de huelvanos. Así, se leía en el diario Odiel del 14 de febrero de 1965, el acuerdo municipal tomado en la sesión del día anterior:
"…Se acordó, en principio, proporcionar gratuitamente a Stella Maris, terrenos en el cementerio municipal para la construcción del Monumento-Panteón al Hombre del Mar…".
El terreno donde iría ubicado el monumento estaba ya conseguido. El capital para levantar el conjunto artístico se lograría mediante una Campaña Pro-Monumento-Panteón al Hombre del Mar. El día 13 de junio de ese mismo año Odiel aportaba nuevo dato
"El presidente del Club Stalla Maris, don Ignacio Palacios, nos dice haber recibido carta del secretario de S. E. el Jefe del Estado manifestándole que el Caudillo ha tenido a bien aceptar la presidencia de Honor de la Campaña Pro-Monumento al Mausoleo al Hombre del Mar, que será erigido en esta capital…".
Las hojas del calendario fueron cayendo a pesar de que había voces que se alzaban de la multitud para que se saldara la deuda contraída con los hombres del mar.
En junio de 1995, toma las riendas del Ayuntamiento un hombre que va a transformar positivamente la estatuaria de Huelva, Pedro Rodríguez, y como continuaran demandando las voces de los ciudadanos, entre ellas las de Manuel Andivia y Martínez Navarro, el Monumento al Hombre del Mar, el viernes 10 de diciembre de 2004 el concejal de Urbanismo, Francisco Moro, anunciaba que el Plan de Monumentalización proseguiría durante el año siguiente con tres nuevas estatuas: las dedicadas a Alonso Sánchez y Juan Ramón Jiménez, y la del Marinero, que estaría ubicada en una rotonda que se construiría frente al Centro Comercial Aqualón, ya encargada a un escultor sevillano y que se haría hermosa realidad en los tres primeros meses de 2006.
El miércoles 14 de diciembre de 2006, los amantes de lo bello estaban de enhorabuena, pues en aquella jornada se rendía culto al sacrificio de los nautas choqueros, y los onubenses nos enorgullecíamos con tener un nuevo conjunto escultórico junto a la Ría creado para rendir homenaje a los marineros huelvanos. Hacia la rotonda del Aqualón encaminaron sus pasos numerosos vecinos y muchos de los alumnos del colegio Moliére que dieron una pequeña tregua a sus clases para conocer y ser testigos del acto de inauguración del nuevo monumento que tendrían frente a su centro educativo.
El autor, José Luis Rosado Torres, que ya había besado las mieles del triunfo, junto con Javier Diez y P. Vallejo, al levantar el Monumento a Zenobia Camprubí en Moguer, inaugurado el 5 de junio de 1999, en el solemne acto de dar a conocer su nueva obra se encargaba de explicar su significado:
"… La interpretación que tiene mi obra es muy abierta. El conjunto se compone de una figura, la del marinero universal, a través del cual he intentado representar a todos los hombres que trabajan en el mar, en cualquier puesto, y en cualquier tipo de embarcación. Y es que los maderos sobre los que se mantiene en pie el marinero onubense, bien podría ser los restos de una barca, trabajada por el mar, o el esqueleto de un gran buque que comienza a construirse.
El conjunto sitúa al oeste la figura de este marinero, pero como lo importante es el regreso, es su vuelta, frente al hombre de mar hay una pieza, alegoría de la ciudad de Huelva que lo espera (la llama del calor del hogar, un faro y la silueta de una mujer que bien podría ser una madre, una novia o una esposa que aguarda su vuelta).
Se trata de una obra, concebida para el espacio en el que ha sido ubicada; de hecho, si la figura del marinero puede considerarse algo pequeña dentro de la gran rotonda es para trasladar esa idea de la pequeñez del hombre en medio de la inmensidad del mar.
Deseo que la ciudad sepa cuidar mi escultura, que ya forma parte de su patrimonio…".
El alcalde de Huelva, por su parte, indicaba que Huelva con este conjunto monumental saldaba la deuda histórica que mantenía con su vocación marinera.
"Por fin tiene su estatua el marinero onubense, que ha brotado de un deseo del corazón de honrar a estos héroes anónimos en el lugar de sus nacimientos…".
La figura monolítica de bronce y el resto del conjunto escultórico fueron financiados por el centro comercial Aqualón cuyo presidente, Rafael Sánchez, también estuvo presente en el acto.
La base donde se sustenta el marinero está realizada, como todos los elementos de madera de la instalación, de traviesas del ferrocarril de Pino Negro, contribuyendo en su elaboración Antonio Abad Díaz Ortega.
Frente al hombre de mar hay una pieza que simboliza la antigua Puerta de Mar que solían tener todas las poblaciones con puerto y que mostraba la entrada a la ciudad. Esta pieza está realizada en madera y acero utilizándose, en ambos casos, material reciclable.
En definitiva, monumento dedicado no a los grandes descubridores, sino al hombre humilde de la mar.
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