La Guardia Civil hace memoria

Ha llovido mucho desde que el Duque de Ahumada organizara el Instituto Armado en 1844, pero el Cuerpo sigue manteniendo su disciplina, la capacidad de sacrificio de sus hombres y su espíritu benemérito y leal. Ahora echa la vista atrás para rememorar sus orígenes y su evolución en la provincia de Huelva y compartirlos con la ciudadanía en el salón de actos de la Comandancia de la Benemérita en la capital, que abre sus puertas para ofrecer retales inéditos de la historia en una amplia exposición que estará abierta hasta el próximo viernes. Y todo cuando queda menos de una semana para celebrar el día de su Patrona, la Virgen del Pilar, el próximo 12 de octubre.

El primero en visitarla fue el subdelegado del Gobierno en Huelva, Manuel Bago, que acompañado por el comandante jefe accidental de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, Javier Moscoso, y por el responsable de prensa de la Benemérita en Huelva, Antonio Castilla, inauguró la muestra indicando que "pocas veces se ha reunido una colección tan amplia de objetos del Instituto". Seguidamente, se presentó a los medios el reportaje 'Memorias de la Guardia Civil', diez minutos de viaje audiovisual desde el siglo XIX hasta el nuevo milenio en el que destacaban las imágenes de los acuartelamientos provinciales desde antaño hasta hoy y la faceta más humana de una institución abierta al mundo que cuenta en Huelva con 1.461 agentes y que "a finales del año que viene contará con 1.545 efectivos", señaló Bago.

Sumergidos de lleno en la exposición, encontramos uniformes de todas las épocas. Pesadas capas de fieltro, tricornios y la llamativa indumentaria de los motoristas guardan en la sala con celo las decenas de objetos expuestos, salidos en buena parte de fondos particulares.

En pleno centro del salón de actos, llama la atención la vitrina en la que lucen con gracia los uniformes de la Benemérita desde 1844 hasta 1990, un total de 230 soldaditos de plomo con el Duque de Ahumada al frente. Esta colección, aportada por el periodista leonés Andrés León, se completa con la figuración también en plomo de un desfile de la Guardia Civil, presidido por una estatuílla de plomo del Rey Don Juan Carlos I, y por una serie de recortables de modo de 'mariquitinas' de los agentes. La fotografía también tiene su espacio en la muestra. Decenas de instantáneas captan estampas de otra época, con los cuarteles de la Benemérita en la provincia como telón de fondo, muchos de ellos suplidos ya por edificaciones más modernas.

Pronto recalamos en la sección de armamento, que luces armas que datan incluso de 1920. Entre ellas, destaca sin duda el subfusil 'naranjero' (Schmeisser MP28 II), un arma muy inestable que carecía de seguro y con la que se dice que murió el anarquista Buenaventura Durruti al disparársele en 1936 cuando viajaba en su propio coche. Por su volumen y en perfecto estado de conservación, la vista se ve atraída por la FAO, una ametralladora 'escupe-fuego' que ya ha sido descatalogada.

La comunicación ha sido otro pilar importante dentro de la institución en todos estos años. Allí, el telégrafo cobra protagonismo histórico para dejar paso a otros aparatos de transmisión, como el más moderno de los walkies, que además de teléfono incorpora un acceso a la base de datos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que permite comprobar de inmediato si, por ejemplo, un individuo tiene antecedentes penales o un vehículo ha sido robado. Otro de los objetos más curiosos es un maletín de 1911 con el que los agentes tomaban las huellas dactilares, así como una amplia retahíla de condecoraciones, entre ellas la Cruz Militar con distintivo rojo, que se otorgaba a heridos en combate, o la Encomienda con distintivo rojo, que se entrega al superviviente de un atentado terrorista. Esto y mucho más, en la Comandancia.