Huelva

TAU tiene tuteladas a 250 personas con discapacidad intelectual, 32 en Huelva

  • Más de 35 de los tutelados tienen contrato laboral y llevan una vida autónoma

Trabajadores y usuarios de la Fundación TAU.

Trabajadores y usuarios de la Fundación TAU. / Cedida por TAU (Huelva)

Por la Fundación Tutelar TAU han pasado desde su fundación 427 personas con discapacidad intelectual. Actualmente tiene tuteladas a 250 en Andalucía, 32 en Huelva, de las cuales más de treinta y cinco tienen contrato laboral y llevan una vida autónoma. Así lo ha manifestado Rafael Pozo, presidente de la entidad, que ha destacado que el trabajo de la Fundación es acompañarlos, “trabajar con lo que tienen, la parte sana, que la gente se sienta a gusto con nosotros”.

Ha incidido en que desde la fundación intentan que sus tutelados “se sientan a gusto con nosotros, somos su familia, amistades y el entorno social que no tienen, que sientan todo el apoyo afectivo de la Fundación, aparte de darle todo aquello que necesitan para que se sientan plenamente integrados”.

El presidente de la Fundación TAU ha comentado que han podido sacar a chavales de la cárcel. Ha señalado que estos “pasan por los centros siquiátricos penitenciarios y salen peor”, a lo que ha añadido que “TAU es garantía, apoyo, tenemos el teléfono abierto las veinticuatro horas para que lo que necesiten tenga una respuesta, somos su garantía de una calidad de vida”.

Ha recalcado que desde hace veintisiete años la Fundación Tutelar TAU está presente “en toda la provincia de Huelva ayudando a estas personas a su plena inclusión en la sociedad”. Han firmado convenios de colaboración con Freshueva y Atlantic Copper y tienen previsto firmarlo con la Federación Onubense de Empresarios (FOE), “queremos que se una el tejido social, económico y político porque tenemos un reto muy importante, tenemos leyes y hace falta que todos unidos intentemos que toda persona esté atendida y apoyada en todo lo que necesita”.

La Fundación Tutelar TAU y la Fundación Atlantic Copper suscribieron un primer convenio marco de colaboración, que tendrá vigencia hasta diciembre de 2022, para promover acciones de cooperación mutuas dirigidas principalmente al apoyo de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y cuya capacidad jurídica ha sido modificada o revisada, encontrándose en situación de vulnerabilidad.

El convenio de colaboración firmado con la Asociación Onubense de Productores y Exportadores de Fresa, Freshuelva, posibilitará la formación específica y la integración laboral de las personas con discapacidad intelectual entre los asociados de la entidad hortofrutícola.

Según el presidente de la fundación, “muchas veces los peores enemigos son las familias porque prefieren 400 euros de limosna, una simple pensión, a que su hijo o hija se integren en un puesto de trabajo, y lo que se está haciendo muchas veces es marginando, por eso pedimos a los jueces, a los notarios y a las instituciones públicas que estemos muy atentos para que cada persona reciba el apoyo que necesite y no hipotequemos su futuro, porque sentado en un sofá y viendo la televisión todo el día no es el camino adecuado para que una persona crezca en responsabilidad, en compromiso, autonomía, y para que se sienta pleno ciudadano”.

Respecto a la infraestructura de la Fundación Tutelar TAU, ésta cuenta con el centro ocupacional, unidad de día y casa de respiro de Galaroza; la residencia para personas adultas con discapacidad El Chanza de Cortegana y el complejo turístico Sierra Luz, ubicado en este mismo municipio; el centro para menores tutelados por la Junta de Andalucía La Dehesa, en Corteconcepción, y el centro ocupacional y unidad de día para personas con discapacidad, en Mina de Las Herrerías, perteneciente al municipio de Puebla de Guzmán. “Estamos muy presentes en toda la provincia de Huelva y estamos en los sitios a los que ninguna institución de Huelva quería ir porque son los sitios más pobres”.

Rafael Pozo se remontó al origen de la Fundación Tutelar TAU. Ha recordado que en el año 1976, en Sevilla, en el Convento de los Capuchinos, un grupo de madres le entregó una carta titulada Nuestro gran dolor, en la que transmitían su preocupación por el futuro de sus hijos cuando ellas fallecieran. Fue a partir de ahí cuando un grupo de personas iniciaron un proyecto, a través de la Asociación Paz y Bien, que fue el germen de la Fundación Tutelar TAU.

Al principio se encontraron “con una realidad dura y amarga”. Ha apuntado que las personas con discapacidad intelectual eran “como los antiguos leprosos”, unas estaban en sus casas,” algunas amarradas en las camas, y otros eran tratados con pastillas, cuando no están enfermos, sólo tienen una limitación”.

Cuando los padres fallecían y los hijos se quedaban solos, “los alcaldes de los pueblos tenían que buscarles una solución y los mandaban a los siquiátricos, y si estos presentaban un problema de conducta, automáticamente se le aplicaba electroshock y los dejaban listos para toda la vida”.

Ha subrayado que en 1990 “se empezó la gran reforma siquiátrica, y nosotros, a través de la asociación Paz y Bien y después de la Fundación Tutelar TAU nos encontramos que había muchos jóvenes que no existían, no tenían ni carné de identidad, es más, la familia los ignoraba. Sabían que tenían un hermano o una hermana cuando tenían que vender el piso, la casita o el campito de lo padres, entonces el notario les exigía que descubriesen dónde estaba ese familiar”.

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