Frases tópicas que nos acercan a la Responsabilidad Social Corporativa

Respons(H)abilidades

Evitemos nuestros prejuicios cuando oigamos frases magistrales o palabras contundentes que están ya muy manidas, porque habrán perdido su eficacia comunicativa, pero no su mensaje

Frases tópicas que nos acercan a la Responsabilidad Social Corporativa
Lola Pelayo

21 de octubre 2018 - 01:33

Sí, a mí también me generan resistencias algunas palabras o frases machaconas que tenemos asociadas al crecimiento personal, a la gestión de recursos humanos o a la gestión de organizaciones desde la ética o la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). "Empoderar", "salir de la zona de confort", "pensar en positivo"… A base de oír o ver escritas esas palabras tantas veces, y no siempre en los mejores contextos, pierden su fuerza. Pues hoy quiero aprovechar para volver a dignificar algunas, porque por muy manidas que estén encierran poderosas conclusiones que orientan bien las conductas de las organizaciones que quieren, de verdad de las buenas, ser socialmente responsables. Y también de las personas.

Dice la Real Academia Española que un tópico es, referido especialmente a las expresiones: algo trivial o muy empleado. Y ahí parece radicar el primer problema: todo lo que se emplea mucho no tiene por qué ser trivial, que es un adjetivo definido por la misma RAE como "vulgarizado, común o sabido por todos".

Por eso quiero dedicar su espacio aquí a cuatro frases manidas, al menos para mí, que nada tienen de triviales, que no todo el mundo entiende igual y que bien haríamos en atender por muchas suspicacias, resquemores o resistencias que nos generen.

Salir de la zona de confort

Esta frase, repetida donde las haya, fue la primera en empezar a rebotarme a mí en los oídos. "Hay que salir de la zona de confort" ha sido, durante un tiempo, casi una muletilla de muchos profesionales. Y supongo que me rebotaba más, como a todos, cuanto más reflejada me veía en ella, quiero decir, cuanto más sentía que me tocaba hacerlo. Porque no nos engañemos: cuando algo que leemos o nos dicen nos toca dentro, es porque de alguna forma nos sentimos involucrados.

Y claro, oímos la dichosa frase y pensamos por dentro: ¡qué fácil decirlo! Pero no es nada fácil. Nos gusta estar seguros, tranquilos y cómodos en eso que sabemos hacer, en eso que dominamos y en eso que, aparentemente, nos va bien o no nos va peor. Sin embargo, es absolutamente cierto que todo el crecimiento, toda la mejora y todas las posibilidades están un paso más allá de esa comodidad, sobre todo cuando en lo que estamos acomodados es en lo malo, y mira que nos gusta acomodarnos ahí porque "no vaya a ser peor..."

Sin embargo es así: salir de la zona de confort es imprescindible para crecer, para mejorar y para ver todas las posibilidades. Arriesgarse es la condición, tolerar la incertidumbre y confiar en uno mismo, las habilidades más necesarias. Y eso me lleva a la segunda de las frases manidas que incluso evito decir hoy en día.

Hay que pensar en positivo

Venimos del párrafo anterior comentando las veces que no cambiamos ni cuando estamos mal no vaya a ser que después sea peor. Y precisamente ese suele ser el momento en el que alguien nos invita a arriesgarnos y nos dice: piensa en positivo. ¡Ea! Ya tenemos servida esa cara de ofensa escéptica desde la que nos defendemos y soltamos esa sentencia que seguro han oído tantas veces o más que yo: no soy negativo, soy realista.

Y la verdad es que no, no podemos ser realistas a futuro. Somos prudentes, previsores, cuidadosos, pero ante un cambio de futuro no conocemos la realidad que nos espera, y tanto podemos pensar que nos va a ir bien como que nos va a ir mal. Por eso, una vez preparados desde la prudencia y el sentido común -que es casi para lo único que sirve el miedo-: ¿para qué seguir temiendo lo peor? Es mejor pensar en positivo y generar así un estado de ánimo y una actitud más provechosa para poner en marcha las acciones que hayamos decidido para salir de nuestra zona cómoda.

Si siempre haces lo mismo, siempre obtienes el mismo resultado

Si yo no cambio, nada cambia, y si siempre emprendo las mismas acciones, siempre voy a cosechar las mismas consecuencias. Es lógica en estado puro, pero la frasecita así enunciada "si siempre haces lo mismo…" también empezó en algún momento a levantar mis recelos. Supongo que por oírla demasiadas veces en situaciones descontextualizadas, o porque yo misma me atrapaba en ese bucle de pretender la locura, que así dicen que lo decía Einstein, de pretender conseguir resultados diferentes sin cambiar lo que hago.

Ser parte del problema o parte de la solución

Todo se puede mirar desde muchas perspectivas, y esos resultados que pretendo conseguir dependen mucho del punto de vista desde el que miro. Los conflictos, ¿son frenos u oportunidades de crecimiento? La escasez de recursos, ¿es un castigo o un potenciador de la creatividad? En todas las situaciones que nos toca vivir, tanto si son deseadas como si no, siempre podemos actuar pensando en ser parte del problema o en ser parte de la solución. La resignación, el conformismo, la comodidad en la incomodidad y las quejas emanan de pensar que somos parte del problema.

Y todo esto llevado a la Responsabilidad Social Corporativa nos acerca a organizaciones sin miedo a salir de sus zonas de confort y cambiar su cultura corporativa y sus procesos de trabajo. Empresas sin temor a transformar su actividad para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y a las crecientes demandas sociales pensando en positivo. Estructuras que potencian la innovación y la creatividad en todos sus equipos, porque saben que si siempre hacen lo mismo, siempre obtendrán el mismo resultado. Organizaciones, en definitiva, que quieran ser parte de la solución global siendo a la vez muy conscientes del problema.

Ni se imaginan la potencia de estas frases para empoderar a las personas. Me faltaba ese tópico, pero la verdad es que ya todo me suena mejor.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último