Francia cae rendida a sus diseños
El onubense Pepe Jiménez, conocido por su marca El Ajolí, es el diseñador que más trajes aporta a una exposición sobre el flamenco y el textil recién inaugurada en Husseren-Wesserling (Francia)l al frente La muestra está organizada por Artepatchwork, empresa onubense que dirige la artista Mirvia Aranda, y permite una novedosa aproximación al flamenco desde el punto de vista de la artesanía y la industria textil.
Tan humanitario como internacional. Por todos es conocida su faceta solidaria. El diseñador onubense Pepe Jiménez ha colaborado en multitud de ocasiones en actos benéficos, llevando a la pasarela sus creaciones. La más reciente ha sido la de moda flamenca organizada por la Hermandad del Rocío de Huelva. Pero, al mismo tiempo, el diseñador onubense ejerce un importante papel como embajador de su tierra. Precisamente, el dueño de la marca El Ajolí es el diseñador que más trajes expone en una muestra sobre el flamenco y el textil que se acaba de inaugurar en Husseren-Wesserling, localidad de la Alsacia francesa, una de las cunas de la industria textil europea. Suyos son 24 vestidos que permiten hacer un recorrido por la historia de la moda flamenca del siglo XX. Suyas son también las muñecas Barbie vestidas de flamenca que se pueden ver en la exposición como una muestra de la enorme popularidad que el traje andaluz tiene en el mundo entero.
La exposición se llama Colores del flamenco y está organizada por la empresa onubense Artepatchwork, cuya directora, Mirvia Aranda, es, además de comisaria de la muestra, una de las artistas que participan con sus obras en la exposición.
Colores del flamenco está compuesta por más de 120 piezas, entre las que hay trajes de flamenca, batas de cola, mantones de Manila, guitarras, mobiliario, además de complementos como abanicos, castañuelas, zapatos, flores, peinetas o pendientes. La muestra, que tiene también un gran valor didáctico, se completa con varios montajes audiovisuales, entre los que destaca el documental con que el Instituto Andaluz del Flamenco promocionó la candidatura para que la Unesco declarara al flamenco patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
La exposición aborda el fenómeno del flamenco desde una perspectiva novedosa, la del textil. Con una cuidada escenografía y unas piezas de gran belleza y diversidad, y pone en valor la artesanía y la industria textil flamencas, un sector de la economía andaluza que sigue creando puestos de trabajo pese a la crisis económica global.
Otros diseñadores cuyos trabajos se pueden ver son Victorio&Lucchino, Juana Martín, Aurora Gaviño, Loli Vera, Melisa Lozano, Carmen Raimundo y Esperanza Romero. La exposición es también lugar para la mezcla y el encuentro de la moda flamenca de estos grandes diseñadores con el arte textil y el patchwork que aportan las artistas textiles Curra Márquez, Mirvia Aranda y Gema Muñoz.
Participan también los artesanos Valeriano Bernal, fabricante de guitarras; los hermanos José y Juan Vela, constructores de castañuelas; Margaret de Arcos, artesana textil que aporta abanicos de seda pintada; Manuel Mora y José Luis Macías, propietarios de Almoradux, empresa artesana de zapatos flamencos; Florsali, empresa andaluza que fabrica todo tipo de complementos para la moda flamenca; y Abanicos Gedart, primera empresa española fabricante de abanicos y pericones de baile.
Etienne López es el escenógrafo de la exposición. Javier López y José Luis González son los responsables técnicos del montaje y Juan Miguel León Moriche ha escrito los textos que ilustran la muestra. El Instituto Andaluz del Flamenco, con sede en Sevilla, y el Centro Andaluz del Flamenco, con sede en Jerez, también colaboran con la exposición, pues han cedido varios audiovisuales y numerosas fotografías y pusieron a disposición de los organizadores sus amplios fondos documentales y bibliográficos.
Las autoridades locales y regionales de este rincón de La Alsacia, que hace frontera con Suiza y Alemania, esperan la visita de unas 100.000 personas a lo largo del año en que la muestra va a estar abierta al público. La exposición ocupa la segunda planta de una antigua fábrica textil hoy reconvertida en museo ecológico y cultural, el Parc-Wesserling, centro de una zona con gran auge en el turismo rural.
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