La empresa Fertiberia aclaró a lo largo del día de ayer que el acuerdo para su venta, perteneciente al Grupo Villar Mir, al fondo de inversiones Triton, “no afectará en absoluto” a los planes de la compañía de fertilizantes para la restauración de las balsas de fosfoyesos en la ciudad de Huelva.

Según Fertiberia, la operación es estrictamente financiera y “no afectará en absoluto” al plan de la compañía para las recuperación de las balsas, ya que tienen previsto retomarlo a lo largo del mes que viene, cuando previsiblemente se haya hecho pública la Declaración de Impacto Ambiental sobre el mismo.

Fue el pasado mes de junio la empresa ya anunció que el proyecto final de recuperación de las balsas de fosfoyesos de Huelva será presentado públicamente el próximo mes de septiembre y su diseño ha sido realizado a cargo de la empresa estadounidense Ardaman & Associates, “la compañía número uno del mundo en este ámbito y que ha clausurado con éxito más de 60 balsas de yeso en todo el mundo similares a las de Huelva”.

Fertiberia, responsable de la regeneración de esas balsas, apuntó que el proyecto consiste, esencialmente, en el encapsulamiento de los fosfoyesos para evitar cualquier contacto con el exterior y la restauración y revegetación de los terrenos para integrarlos en la marisma, una vez drenada el agua interna del fosfoyeso y el agua infiltrada por las lluvias.

Su venta, al menos eso fue lo que fuentes de la empresa recordaron tan pronto como comunicaron la misma a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, no va a afectar a los compromisos adquiridos por la misma.

A esa idea se apuntó, tal y como adelantó Huelva Información, el sindicato UGT, quien a través de su responsable Luciano Gómez, reconoció que, a pesar de que observarán los acontecimientos con “atenta calma” ya que la misma no les había sido adelantada debido a la necesidad de evitar movimientos especulativos, consideró que “no va a afectar a ninguno de los 200 trabajadores que tiene contratados en Palos de la Frontera, ni a los 60 que se encuentran en las dependencias de Francisco Montenegro, puesto que el cambio de la titularidad de una empresa, obliga a mantener los compromisos asumidos con anterioridad por parte de la misma, lo que supone que la plantilla gozará de una cierta estabilidad en los próximos tres años de vigencia de los actuales contratos firmados por parte de la misma; además nadie compra una empresa para desmantelarla”, algo que chocaría con los antecedentes del fondo de inversión.