Huelva paranormal

Fenómenos paranormales en el Castillo de Cortegana

  • Este enclave, cuya función era controlar la estratégica vía que atraviesa la sierra y comunica el valle del Guadalquivir con el Alentejo portugués, es un lugar lleno de misterio

Castillo de Cortegana.

Castillo de Cortegana. / M.G.

Su origen se pierde en la bruma de la historia, aunque se cree que su construcción data de los siglos XIII al XVI. A lo largo de los siglos, ha sido testigo de batallas, conquistas y momentos de paz. Su principal función era controlar la estratégica vía que atraviesa la sierra y comunica el valle del Guadalquivir con el Alentejo portugués, actuando como línea defensiva junto a otras fortalezas de la serranía.

En sus inicios, el castillo acogió al primitivo poblado dentro de sus murallas. Tras el traslado de los habitantes al exterior en el siglo XV, el castillo se dedicó a tareas militares de control fronterizo y como refugio para la población en tiempos de crisis.

El conjunto fortificado está compuesto por el alcázar o palacio, la cerca o barbacana y la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, que conserva el recuerdo de la antigua ermita de la población original.

En la década de 1970, el castillo fue cuidadosamente rehabilitado y convertido en museo. Hoy en día, además de ser un museo, es el epicentro de las Jornadas Medievales de Cortegana, un evento que nos transporta a la época de caballeros, princesas y juglares.

Recorrer sus murallas, adentrarse en sus torres y contemplar las vistas desde lo alto es una experiencia única que nos permite conectar con el pasado y sentir la magia de la historia. El Castillo de Cortegana es un lugar lleno de leyendas y misterios que espera ser descubierto por aquellos que buscan una aventura inolvidable.

El primitivo castillo era un simple reducto fortificado, probablemente construido sobre una población musulmana preexistente. Su diseño, siguiendo el modelo de fortaleza de colonato, respondía a las necesidades de un refugio seguro para la población en caso de ataque.

A lo largo del siglo XIV, las sucesivas guerras y escaramuzas fronterizas impulsaron la ampliación y mejora del castillo. Se elevaron sus muros, se reforzaron las torres y se construyeron bóvedas para mejorar su resistencia.

El castillo de Cortegana jugó un papel crucial en la defensa de la frontera, repeliendo incursiones portuguesas y protegiendo a los habitantes de la sierra. Su importancia estratégica se mantuvo hasta el siglo XV, cuando la firma del Tratado de Alcañices fijó definitivamente la frontera entre ambos reinos.

Más allá de su función militar, el castillo también fue un centro de poder y administración. En su interior se encontraba la residencia del alcaide, responsable de la defensa del territorio y la administración de justicia.

A partir del siglo XV, la paz reinante en la región llevó a los habitantes a abandonar la protección del castillo y mudarse al valle en busca de mejores tierras y agua. Sin embargo, la Guerra de Sucesión Castellana devolvió al castillo su protagonismo como base militar permanente.

Aunque nunca fue un feudo feudal, sino más bien una fortificación de apoyo a la Reconquista o para estabilizar las fronteras, el castillo se convirtió en una especie de cuartel. Entre finales del siglo XV y principios del XVI, se llevaron a cabo importantes reformas, incluyendo la construcción de la poderosa torre del homenaje y las estancias del Alcázar.

La unión de España y Portugal bajo Felipe II en 1580 relegó al olvido la vieja plaza militar. Este abandono duraría hasta la Guerra de Restauración Portuguesa en 1640, cuando se realizaron obras de urgencia y se proyectaron reformas para adaptarlo a las nuevas técnicas defensivas, aunque estas no se materializaron.

Un nuevo proyecto de fortificación abaluartada en 1738 tampoco llegó a ejecutarse. El castillo continuó su declive, y el terremoto de Lisboa de 1755 lo dejó en estado de semirruina.

No fue hasta 1918 que se iniciaron obras de consolidación, y posteriormente, en 1935, se remodeló la iglesia de la Virgen de la Piedad. Finalmente, entre 1969 y 1972, se llevó a cabo una restauración integral del Alcázar y parte de la barbacana, dándole al castillo el aspecto que hoy conocemos.

El Castillo de Cortegana es un testigo de piedra de la historia militar de la región. Sus muros narran las historias de guerras y conquistas, de paz y abandono. Hoy en día, restaurado y convertido en museo, es un lugar fascinante para descubrir el pasado y disfrutar de las impresionantes vistas de la Sierra de Aroche.

Pero más allá de su historia también nos encontramos otras vivencias oscuras, como la de una sombra misteriosa deambula por los pasillos del castillo, dejando a su paso un rastro de miedo y desconcierto. Los relatos de quienes han tenido el infortunio de cruzarse con esta figura sin rostro son tan antiguos como las piedras mismas de la fortaleza.

La historia de la sombra de Cortegana se remonta a siglos atrás, a épocas de conflictos y traiciones que marcaron para siempre la historia del castillo. Se cuenta, a modo de leyenda, que un noble caballero, enloquecido por los celos, condenó a su amada al ostracismo en las mazmorras del castillo, donde murió en soledad y desesperación. Desde entonces, su espíritu atormentado vaga por los pasillos en busca de redención, condenado a repetir una y otra vez su trágico destino.

Algunos investigadores han intentado realizar prácticas de transcomunicación en este lugar pero sus intentos han sido en vano; la sombra no responde, no emite sonido alguno, solo se desvanece en la oscuridad como si nunca hubiera estado allí.

Un grupo de investigadores del mundo paranormal decidió adentrarse en el misterio de la sombra de Cortegana. Equipados con cámaras de visión nocturna y grabadoras de audio, se dispusieron a registrar cualquier evidencia que pudiera arrojar luz sobre el enigma. Durante semanas, se adentraron en los rincones más oscuros y olvidados del castillo en busca de la presencia invisible que allí se dice que habita.

Fue en una fría noche de otoño cuando lograron captar algo extraordinario. Mientras revisaban las grabaciones de audio recogidas en una de las salas del castillo, descubrieron voces susurrantes, psicofonías inquietantes que no correspondían a ninguno de los presentes. Las voces parecían provenir de un tiempo y un lugar que ya no existían, llenando el ambiente con un aura de misterio.

Entre los fragmentos de psicofonías capturadas, una voz femenina se destacaba por encima de las demás. Sus palabras eran apenas audibles, pero transmitían una profunda tristeza, era como un lamento, suspiros y pena. Los investigadores sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos al escuchar el mensaje implícito en esas voces del más allá, como si la propia historia del castillo se estuviera revelando a través de ellas.

Después del descubrimiento de las psicofonías, el equipo de investigadores decidió intensificar sus esfuerzos para desentrañar el misterio que rodeaba al Castillo de Cortegana. Noches tras noche, armados con sus dispositivos de grabación y cámaras de visión nocturna, en un intento por captar más evidencia de la presencia paranormal que habitaba en el antiguo edificio.

En una de esas noches, mientras exploraban una de las torres más antiguas del castillo, se toparon con la sombra en movimiento. Una figura oscura y etérea se deslizaba por los muros de piedra, sin emitir sonido alguno, como un espectro de un pasado olvidado que se resistía a desaparecer. Los investigadores contuvieron el aliento, maravillados y aterrados por igual ante la presencia de lo inexplicable.

“Era como si la sombra estuviera atrapada en un eterno lamento silencioso, condenada a vagar por los pasillos del castillo sin encontrar consuelo ni liberación” nos decía Javier. “Por desgracia en el vídeo se aprecia mal, pero nuestros ojos si lo vieron con nitidez” afirmaba.

A medida que las investigaciones continuaban, los fenómenos paranormales en el Castillo de Cortegana se intensificaban. Otras presencias comenzaron a manifestarse en forma de sombras fugaces, luces inexplicables y fríos repentinos que helaban el aire. Los miembros del equipo experimentaban “acompañamiento” perturbador y sensaciones de ser observados constantemente, como si el propio castillo estuviera vivo y reaccionando a su presencia intrusa.

En un intento desesperado por comprender la naturaleza de los sucesos paranormales que acontecían en el castillo, los investigadores decidieron realizar una sesión de comunicación vía ouija. Durante la sesión, las respuestas que recibieron a través del tablero de ouija eran confusas y enigmáticas, mezclando fragmentos de palabras y letras que parecían formar mensajes ocultos. La presencia de la sombra se hizo sentir de manera más intensa que nunca.

De repente, la atmósfera se volvió aún más cargada cuando una voz susurrante, proveniente de ninguna parte y de todos lados a la vez, se hizo eco en la sala. Una voz pronunció un mensaje que heló la sangre de los investigadores: "¡Libérenme...!". Pero, “¿de qué la tenemos que liberar?” se preguntaban los investigadores.

También se dice que es la “Marimanta”, quizás con un origen más mundano. Antiguamente, los hombres de Cortegana que buscaban aventuras amorosas sin que sus parejas lo supieran, se disfrazaban y salían a altas horas de la noche. Esta práctica dio origen a la leyenda de los "fantasmas" que se llevaban a los vivos, alimentando el misterio y la superstición entre los habitantes del pueblo.

Un caso reciente ilustra cómo la tradición se mezcla con la realidad. Fernando Martínez, un conductor que transitaba por las cercanías de Cortegana, vio una silueta blanquecina junto al arcén de la carretera. La imagen fantasmal, similar a la de la "marimanta" de la leyenda, lo dejó perplejo.

Tres estructuras principales conforman este complejo: la cerca, el alcázar y los antemurales. La cerca, con sus muros de mampostería y torres cuadradas, era la primera línea de defensa. El alcázar, corazón del castillo, es un edificio de reducidas dimensiones pero de gran complejidad. En su interior encontramos el patio de armas, el aljibe y el palacio, con su singular fachada lisa y friso de ladrillos en esquinilla. Los antemurales, ya desaparecidos, protegían la puerta del alcázar y el flanco nordeste.

El alcázar se organiza en dos sectores: el patio de armas y el palacio. El patio, el espacio abierto más amplio del castillo, esconde un aljibe excavado en la roca caliza. El palacio, con su sobria fachada, alberga las estancias residenciales.

Lo que más llama la atención del alcázar es su originalidad. A diferencia de otros castillos de la región, aquí predomina el espacio habitable sobre los espacios abiertos. Esta peculiaridad nos habla de la importancia que se le daba a la vida en el interior del castillo, quizás como refugio en tiempos turbulentos.

El Castillo de Cortegana es un lugar lleno de misterio. Sus muros encierran historias de batallas, conquistas y asedios. Sus rincones oscuros y pasadizos secretos invitan a la imaginación.

La sombra sigue su eterno vagar por los pasillos del castillo, un recordatorio sombrío de los secretos y tragedias que yacen sepultados bajo sus piedras. Mientras tanto, los investigadores paranormales que se atrevieron a desafiar al enigma de la fortaleza continúan analizando las grabaciones en busca de respuestas a este enigma.

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