XXVII Exaltación a la Saeta de Huelva

El arte de emocionar con la devoción

  • Beatriz Romero regala su excepcional voz en la XXVII Exaltación a la Saeta organizada por ‘Huelva Información y El Corte Inglés

  • Cinta Ortega pone los versos, y la Humildad, la música

Beatriz Romero canta una saeta al Señor de la Humildad.

Beatriz Romero canta una saeta al Señor de la Humildad. / Alberto Domínguez

La flor del naranjo ya inunda de aroma la capital en estos días de Cuaresma. Un perfume inconfundible que se mezcla con la fragancia de la marisma, algo que sólo ocurre en Huelva. Son estas tardes las que invitan a pasear para contagiarse de esta seña de identidad onubense que se envuelve en un marco de incienso bajo el paraguas cofrade. En este contexto, se ha celebrado una multitudinaria cita que cumple 27 años. Un evento marcado en rojo en estos días preparatorios de la Semana Grande de la ciudad. Huelva Información y El Corte Inglés celebraron de nuevo la ya afamada Exaltación a la Saeta. Cada año más esperada. Cada cita en busca de una vuelta de tuerca a la novedad, a lo original, y a lo sorpresivo. Siempre, con el corazón en la mano, gracias a la participación de los protagonistas.

En esta ocasión, el foco cofrade iluminó a la Hermandad de la Victoria, en la parroquia del Corazón de Jesús, con la presencia central de la sagrada imagen del Señor de la Humildad. Los rezos cantados, en forma de saetas, corrieron a cargo de la inconfundible voz de Beatriz Romero, premio nacional de saeta de La Unión; mientras que la intervención literaria, contó con las emocionales palabras de Cinta Ortega, prestigiosa abogada, reconocida cofrade y exaltadora de la cita. Los sones musicales corrieron a cargo de los instrumentos de la Banda de Cornetas y Tambores Jesús de la Humildad, dirigida por Joaquín González. Participaron también el guitarrista Joaquín Brito, y a manos del violonchelo, José Carlos Roca. El asesoramiento en el cante fue de Camilo Gómez Cruz.

Con este cartel y en este escenario la excelencia estaba asegurada. La música, la exaltación y las saetas se intercalaron durante todo un acto donde primó el dinamismo, las emociones y las devociones. De pie, delante del Señor, durante el desarrollo de la cita, la banda de cornetas y tambores quiso rendir un homenaje a las estampas de la antigua usanza. A ese sabor cofrade añejo que se hilvanó con tres marchas clásicas intercaladas en el acto. Sonaron Cristo del Amor –que abrió el evento–, La Sentencia y La Expiración para el deleite de la abarrotada parroquia. El hermano mayor de la Victoria, Luis Parrales, fue el encargado de dar la bienvenida a los presentes; mientras que el diácono de la parroquia, Sebastián Arcos, puso la despedida.

Recorrió Cinta Ortega en su introducción literaria sus emociones al enterarse de su designación como exaltadora, así como el lugar y la presencia cercana del Señor de la Humildad. Exaltó a la saeta de una manera sencilla, dulce, poética. Dejando todo el sabor de la palabras en la atención de los presentes. Homenajeó a Machado, quien hizo “la mayor exaltación” a la saeta. “Y es que la saeta/es el rezo con poderío/es la fuerza, la pujanza/y el desgarro más sentío./Y un quejío/y un quebranto/y un requiebro de tarantos”.

Cinta Ortega durante la exaltación. Cinta Ortega durante la exaltación.

Cinta Ortega durante la exaltación. / Alberto Domínguez

La voz de Beatriz Romero sonó en una primera saeta al Señor de la Humildad. Una emocionante interpretación hizo vibrar a los presentes a través de su dulzura en forma de canto. Cinta Ortega prosiguió con una íntima conversación con el Señor de la Humildad donde desgranó un desarrollo social en la cautividad de mucha gente en nuestros días. “Y veo tu cautiverio/en la familia desalojada/que a sus niños quiere salvar/ de las fatigas que han pasado/ y de aquellas que vendrán”. Y personificó a su vez el comportamiento de la sociedad como un Herodes más: “Sí, lo hacemos cuando despreciamos al inmigrante. Sí, a aquel de piel morena, o de cabello ondulado y piel canela, o, a aquel de ojos rasgados”. Y terminó esta parte de la exaltación con un Padre Nuestro de puño y letra de la exaltadora. Una delicia de oración.

Bajo la música de la guitarra y el violonchelo, Beatriz Romero interpretó la marcha Lágrimas de sangre con una suprema delicadeza en cada frase que engarzó con un sentimiento propio. La originalidad marcó el compás de las palabras de Cinta Ortega hacia María Santísima de la Victoria. Describió de manera soberbia la creación de la imagen –que Álvarez Duarte tallara– a través de los elementos de la naturaleza: tierra, fuego, aire y agua. “Y de esos cuatro elementos que en la naturaleza dormitaban, naciste tú, como adalid soberana, para convertirte en ese quinto elemento que en la naturaleza faltaba. El éter, Madre. El éter glorioso”. Y continuó con bellos piropos a la Victoria en su recorrido bajo palio. “Y de nuevo los empujones que van y vienen en danza, ya no ando, sino floto, cangrejeando frente a tu cara”.

A la Virgen de la Victoria fue la siguiente saeta. Beatriz Romero prosiguió cantando de una manera excepcional para el deleite de los cofrades que se reunieron en la parroquia. “Es en este mismo instante Madre, cuando yo ya no sé, si sigo rezando en Huelva o si estoy tocando el cielo”. Así concluyó Cinta Ortega su exaltación. Con la cofradía de la Victoria una vez recogida en su parroquia. Antes abordó las saetas de aquellos que no tienen voz para cantar. La de los silencios, el respeto o las trabajaderas. Hizo también un guiño al resto de hermandades que guardan su devoción en el templo. La Cena, Tres Caídas y Montemayor. El Ave María cantado por Beatriz Romero puso el broche de oro a la cita.

Entre los presentes se encontraron el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz; la directora de Huelva Información, Ana Vives Casas; la directora regional de Andalucía Occidental de El Corte Inglés, Carmen Moreno; el director de El Corte Inglés de Huelva, Manuel Vargas; la delegada del Gobierno en Huelva, Bella Verano; el vicepresidente de la Diputación, José Fernández; la gerente de Huelva Información, Adelaida Mellado; el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Antonio González, el pregonero de la Semana Santa de Huelva y jefe de sección de este periódico, Eduardo J. Sugrañes; el vicario para la Celebración de la Fe, Emilio Rodríguez; así como representes cofrades, representantes políticos del Ayuntamiento, y autoridades militares, entre muchos otros.

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