Estudiar y vivir en el Polo Norte

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Estudiar y vivir en el Polo Norte
Estudiar y vivir en el Polo Norte

El curso 2011/12 siempre quedará en la memoria de Rocío Salvador, una onubense de 21 años que, como muchos otros estudiantes, decidió solicitar una beca Erasmus para estudiar durante un curso en otra universidad europea. La diferencia es que Rocío huyó de los destinos habituales -Francia, Italia o Reino Unido- y se decidió por un destino más lejano. En agosto recogió sus pertenencias más personales y aterrizó en la ciudad noruega de Tromsø, denominada "la capital del Polo Norte", lo que ya de entrada es "impactante para cualquier persona" en opinión de Rocío, que comenta, además, que lo más destacable de su estancia en la fría ciudad es la mezcla cultural que ha podido disfrutar, no en vano, Tromsø registra entre sus habitantes más de 100 nacionalidades distintas. Respecto a lo peor de su estancia no duda en afirmar que fue el frío "inaguantable y doloroso" como lo define.

Si por algo destaca Tromsø es por los acontecimientos climáticos que ocurren en la ciudad. En ella se pueden observar dos de los que más llaman la atención de millones de personas en todo el mundo: las auroras boreales, Rocío define el momento en que vio una de ellas por primera vez como "una de las mejores experiencias" de su vida, y la noche polar, aquella en la que las noches duran 24 horas, así como otros meses, en los que el día era el que duraba 24 horas. Algo impresionante de vivir según Rocío, pero que también ocasiona algunos problemas para los no habituados. Así, durante los largos días ella se sentía "muy hiperactiva", sobre todo por la imposibilidad de descansar, pues en la ciudad no es costumbre instalar persianas en las ventanas por lo que, gracias a su madre, ingenió una curiosa forma de ocultar la luminosidad: una tela negra, con velcro, a medida de la ventana que ocultaba totalmente la entrada de luz.

A pesar de estas pequeñas dificultades, junto con otras como el andar por el hielo, que también provocaba el caos circulatorio de la ciudad, vuelve encantada con Noruega, un país "con unas costumbres fabulosas y unos paisajes espectaculares".

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