España y Portugal pactan mantener el peaje con un nuevo sistema de cobro

xxv cumbre hispano-lusa Los países vecinos debaten sobre sus comunicaciones

La reunión de Oporto se cierra con el compromiso de coordinar el abono electrónico de las tasas por circular en toda la Península · Ninguna referencia pública a la eliminación del pago que reclaman los usuarios

Uno de los carteles del peaje del Algarve.
Uno de los carteles del peaje del Algarve.
Raquel Montenegro / Huelva

11 de mayo 2012 - 01:00

Portugal no retirará el polémico peaje de sus autovías, sino que pondrá en marcha nuevos medios de pago para facilitar el mismo a los ciudadanos españoles. Ese es el acuerdo alcanzado en la XXV Cumbre Hispano-Portuguesa de Oporto, el encuentro en el que España y Portugal debaten las cuestiones de interés común en diferentes materias. Entre ellas, "los sistemas de pago de peajes en las autovías de los dos países", para los que se prevé unificar criterios de forma que se habilite un sistema de pago electrónico válido a los dos lados de la frontera. Ambos acuerdos quedan lejos de la pretensión de los colectivos antipeaje, que reclamaban una zona transfronteriza de exención de pago.

Los países vecinos pusieron esas soluciones sobre la mesa para el polémico cobro por circular que el pasado año se extendió a todas las autovías de Portugal, entre ellas la A-22, que cruza el Algarve. Con quejas de usuarios, comerciantes y empresarios de ambos países por el freno que supone para las relaciones transfronterizas, España y Portugal llegaban a la Cumbre con la casi obligación de debatir y alcanzar un acuerdo sobre los peajes; de ahí que en el comunicado conjunto redactado por ambos gobiernos, estos se feliciten por la firma de dos memorandos de entendimiento para dar solución a los problemas con el pago.

En el primero de ellos, se da cuenta de los nuevos medios de pago "a disposición de los ciudadanos españoles". El medio para el abono de las tasas por circular generó su propia polémica inmersa en el rechazo generalizado al peaje en Portugal: si en un principio se habló de un sistema de prepago que obligaba a abonar una elevada cantidad, hasta el día en que se puso en marcha el peaje los ciudadanos españoles desconocían las fórmulas de pago. La falta de información y la obligatoriedad de salir de la carretera para pagar no han dejado de generar críticas, como también las diferencias de bonificaciones según nacionalidad. Los obstáculos y el rechazo se traducen en cifras: el tráfico por la Via do Infante, la autovía del Algarve, ha caído a la mitad en el primer trimestre del año respecto al mismo periodo del año anterior.

El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, reconocía el jueves las "dificultades" de los españoles para acostumbrarse al nuevo sistema de peaje. De ahí que sólo un día antes de la Cumbre de Oporto la empresa Estradas de Portugal, la encargada de las vías de peaje lusas, anunciase la puesta en marcha de dos nuevos sistemas de pago: una tarjeta prepago que podrá venderse incluso en establecimientos españoles y el abono con tarjetas de crédito. Los dos sistemas que luego serían vendidos por España y Portugal como solución a los problemas del peaje.

El segundo acuerdo trata de poner en marcha un sistema de cobro electrónico que sea interoperable, es decir, que sirva en ambos países. La idea no es ni mucho menos reciente: parte de una directiva europea del año 2004 en la que ya se insta la interoperabilidad de los sistemas de peaje en las carreteras de la Unión Europea para facilitar la circulación y el transporte de mercancías entre países. La coordinación de sistemas entre España y Portugal comenzará en junio por el Norte de ambos países, con un proyecto piloto entre Portugal y Galicia, para después extenderse al resto del país: la idea es que en el tercer trimestre de 2012 empiece a funcionar el cobro electrónico unificado.

Hasta ahí llegan los acuerdos adoptados en Portugal, al menos los hechos públicos. De la posibilidad de eliminar los peajes, ni una línea en el comunicado conjunto. Ello a pesar de que el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, envió hace dos semanas una carta al comisario de Transportes de la Comisión Europea comunicándole los "graves daños económicos y sociales" causados por los peajes portugueses y reclamando que "pueda arbitrarse algún tipo de solución". Soria ponía hasta cifras a esos daños: en las áreas de influencia de las autovías A-25 y A-23 (que conectan con Salamanca), se han producido pérdidas de un 25% en la hostelería y el comercio o del 40% en las pernoctaciones hoteleras.

¿Por qué ese acuerdo en Oporto, entonces? Según el diputado nacional del PP, Juan Carlos Lagares, "no podemos olvidar que Portugal es un país soberano", pero aún así, asevera el popular, "se está trabajando en la Unión Europea para que sus decisiones no afecten a los ciudadanos españoles". Gestiones criticadas por el PSOE, que denuncia el rechazo del PP a una iniciativa socialista para pedir en Europa un freno al peaje. "El PP no va a hacer nada por resolver el problema, porque lo que quieren para España es lo mismo que está ocurriendo en Portugal", aseveraba la portavoz socialista Elena Ruiz. Lagares defiende que el Gobierno español ya está trabajando sobre el asunto y critica que el PSOE "no actuase cuando el Gobierno portugués tomó la decisión". Y reitera: "No hay planteado un peaje para la A-49".

Ese mensaje no convence a los transportistas. Con un debate abierto sobre la posibilidad de que el Gobierno central autorice peajes blandos (de escasa cuantía) en las autopistas y autovías de su titularidad, el acuerdo para garantizar la interoperabilidad de los sistemas de cobro entre España y Portugal es visto con desconfianza. "Nos sentimos con una espada de Damocles sobre la cabeza", asegura el secretario general de Fenadismer, el socialista Juan Antonio Millán, para a continuación asegurar que "confiamos en el apoyo del Ministerio de Fomento para evitar el pago, pero sabemos que hay muchas presiones". Millán teme que esta interoperabilidad sea el primer paso de la euroviñeta, la tasa europea al transporte por sus costes ambientales. Y muestra su descontento con la decisión adoptada en la Cumbre sobre los peajes portugueses: "Ha sido una burla", afirma, porque se ha centrado en los sistemas de pago en lugar de pedir la eliminación del peaje al menos en una zona transfronteriza.

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