Ence renueva el doble certificado de Cadena de Custodia de la madera
Estos marchamos de calidad garantizan su origen controlado y su gestión conforme a las exigencias ambientales
Ence ha renovado este año los dos certificados de Cadena de Custodia que garantizan que la madera empleada para fabricar celulosa en Huelva procede de orígenes controlados y ha sido gestionada conforme a las normas medioambientales más exigentes.
Tras superar las correspondientes auditorías, Ence cuenta con las certificaciones PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification) y FSC (Forest Stewardship Council) de Cadena de Custodia, tanto de sus procesos forestales como de los industriales, garantizando así la sostenibilidad de los mismos desde que se cosecha la madera hasta que se convierte en pasta de papel.
La compañía, conocedora de que la producción y aprovechamiento de la madera suscita un gran interés social por sus implicaciones ambientales y socioeconómicas, considera prioritario garantizar el origen de la materia prima que consume.
Es la razón por la que Ence certifica desde 2005 la Cadena de Custodia del proceso de aprovisionamiento, desde el monte hasta que llega a la fábrica, así como la trazabilidad del proceso de producción de celulosa hasta el cliente.
Esta práctica anticipa los requisitos normativos recientemente impuestos por la Unión Europea a través de una Due Diligence, procedimiento destinado a garantizar que la madera y los productos derivados que se comercialicen por primera vez en la Unión Europea cumplen con toda la normativa legal.
La Cadena de Custodia es un procedimiento de trazabilidad industrial. Certificarla garantiza que los productos que llegan al consumidor están elaborados bien con materia prima producida de acuerdo a estándares de gestión forestal sostenible internacionalmente reconocidos, o mediante prácticas que garantizan orígenes adecuados.
Con sus sellos de Cadena de Custodia, Ence evita el aprovechamiento ilegal de madera y asegura que ésta no procede de transformaciones ilegales de bosques naturales, de árboles genéticamente modificados, o de prácticas de gestión no autorizadas. También excluye explícitamente de su proceso productivo la madera que provenga de zonas en las cuales se vulneran los derechos humanos.
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