Emilio Silvera Vázquez, por el cosmos de la ciencia (y II)
Historia menuda
Como estudiante, llamaba la atención por su rigurosa austeridad l Tras superar a Asimov, fue avanzando en la divulgación científica hasta escribir 'El Universo y la Mente', que regala por internet
LOS primeros meses fueron difíciles para él: había salido del colegio a los 9 años y en la clase sólo hablaban de activo, de pasivo y de otras materias de las que no tenía ni idea que existieran. Pidió libros prestados de 1º y de 2º de Comercio y comenzó a estudiar por su cuenta con un horario muy especial: A las ocho de la mañana entraba a trabajar en la zapatería donde permanecía hasta las seis de la tarde. Corría velozmente a su casa, se cambiaba de atuendo y se iba a las siete a la academia donde estudiaba hasta las ocho y cuando salía de ella estudiaba en aquellos libros prestados. A partir de este momento empezó a destacar entre sus compañeros como un estudiante excepcional. Llamaba la atención por su rigurosa austeridad. Parecía que sólo le interesaba el estudio. Su materia preferida era la que tenía relación con números y cifras, pues desde el principio le entusiasmaron las matemáticas, si bien se interesó también por las cuestiones económicas y financieras. En definitiva, que a los dos años el maestro de la academia se fue y, tras unas pruebas del director de la academia, él se quedó de maestro de un grupo que se preparaba para la Banca al que le impartió Matemáticas Comerciales. A renglón seguido, don Manuel Domínguez lo empleó en su oficina, Ofiteme, especializada en asesoramiento de empresas, gestiones con Hacienda, Seguros Sociales… y tenía tantos deseos de aprender, se mostraba tan severo para sí mismo, que era el primero en entrar y el último en salir de la oficina. Y ocurrió que cuando llegó a Ofiteme había catorce empleados y cuando salió de la misma sólo eran cuatro, tres que le ayudaban a desarrollar todos los asuntos y es que cuando uno se marchaba de la oficina él se hacía cargo de su tema.
Se independiza de la Empresa y como no ganaba lo suficiente, hizo las oposiciones para gestor administrativo, se tituló en agente de la propiedad, se hizo administrador de fincas, obtuvo la diplomatura en Derecho Tributario en la Escuela Superior de Derecho Empresariales en Barcelona. No cesó en su empeño de aprender y en la actualidad posee otros títulos y abrió una gestoría en la Gran Vía, Gestoría Silvera, que más tarde trasladó a la calle Palos, número 21, en la que actualmente dedica medio día al trabajo a una clientela escogida y el otro medio a su gran pasión: la Astronomía y la Física.
Un bosquejo biográfico no está completo si no se aborda la parcela sentimental. En este sentido, tras separarse de su primera señora a los veintitantos años contrajo segundas nupcias con Juana Mª Toscano Rodríguez. De esta feliz unión, han nacido Isaac, que tiene 22 años y está terminando Derecho y Empresariales en la Universidad Carlos III; María, que estudia en el Conservatorio Superior Clave, porque ya es pianista profesional, y está terminando Pedagogía. Los otros dos, Alicia, de 14 años y Emilio, de 15 estudian en el Funcadia.
Siempre le había gustado leer, pero un día descubrió que el hombre, inerme ante las fuerzas cósmicas, encuentra en las ciencias un redentor heroico y un poderoso instrumento de control y previsión, y a partir de entonces se dedicó a la Física y Astronomía. Un día cayó en sus manos un libro de divulgación científica de Isaac Asimov y quedó subyugado. Comenzó a leer todo lo que encontró del citado autor y descubrió que era un literato de ciencia ficción. Tras superar a Asimov dedicó su entusiasmo a otro científico y fue avanzando cada vez más en el tema hasta el punto de escribir un libro titulado El Universo y la Mente, tratado de Astronomía, Física y de la Mente Humana. Tras intentar en vano que se lo publicaran, regaló el libro a través de Internet, con tal éxito que superan los 30.000 ejemplares que han retirado y siguen llevándoselo. En estos instantes, está finalizando un segundo libro de Física y Astronomía que se titulará Desde los Quarks hasta el Universo. Va a ser un volumen copiosísimo, ya que si con cuatro libretas de 200 páginas cada una compone un libro de 600 páginas, en la actualidad tiene escritas más de ochenta.
Hace años, se asoció a la Real Sociedad Española de Física, a través de la cual muchos de sus trabajos han sido divulgados y con la que colabora. Al mismo tiempo, está adscrito al grupo especializado de Física Teórica y al de Astrofísica. Es tal su categoría que cuando se celebró la inauguración del Año Internacional de la Astronomía, fue el único huelvano que recibió invitación. Como consecuencia de ello, le hicieron varias entrevistas en los periódicos y revistas, estuvo en la cima de la Astronomía en España, colaboró en el Año Internacional de la Astronomía…
Uno de los mayores valores de Silvera Vázquez como escritor científico, es la capacidad que tiene de comunicar con el lector. En seguida, en cuestión de pocas páginas e incluso líneas, Silvera sabe captar el interés de quien lo lee, y así, como cogido de la mano, le conduce a lo largo de toda la obra hasta el final, al que se llega por lo general de añoranza, de "querer más" (por suerte que en su producción siempre hay más). En este sentido, ha escrito numerosísimos escritos y en su página de Internet ha recibido más de seiscientas mil visitas.
Como conferenciante en institutos, su verbo cálido y entusiasta hace que divulgue con claridad temas de ciencia (cómo se forman las estrellas, cómo nacen, cómo es su vida, qué es un agujero negro…) o de cultura, ya que considera que la exposición clara no está reñida con la rigurosidad científica ni con la exactitud histórica.
Y así sigue escribiendo a diario para Internet, ora tema de Astronomía, ora de Física, ora de la Mente, en Observatorio Imfo (Imagen Astronómica del Día, de la NASA); divulgando la ciencia ante el público en general, terminando una trilogía de ciencia ficción científica, ya que Emilio Silvera Vázquez es, en definitiva, ante todo un estudioso y un erudito que ama profundamente el saber y detesta la ignorancia.
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