Eduardo Fernández Jurado da un visión del Rocío desde el inconsciente colectivo

El médico onubense participa en los desayunos de la Fundación Caja Rural del Sur

Eduardo Fernández Jurado, Guillermo Téllez y Antonio Mancheño.
Eduardo Fernández Jurado, Guillermo Téllez y Antonio Mancheño.

La Fundación Caja Rural del Sur celebró ayer una nueva entrega de sus desayunos, protagonizada por el médico onubense Eduardo Fernández Jurado, que ofreció sus "visiones del Rocío" desde una óptica del inconsciente colectivo. Durante su disertación, analizó el fenómeno del Rocío desde un punto de vista sociológico y más profano, ya que aseguró, "es imposible abordarlo desde una única perspectiva".

Según Fernández Jurado, el fenómeno del Rocío hay que estudiarlo desde sus motivaciones más profundas, desde el inconsciente colectivo que lleva a la romería. "Hay que entender a los pueblos, estudiando sus costumbres". Realizó un recorrido desde los orígenes de la historia del Rocío, cuando Alfonso X el Sabio decide levantar una ermita a Santa María, "y pone la imagen del gótico final en la Rocina, para cristianizar el Condado de Niebla". Según el conferenciante, como todo acontecimiento debe verse desde la razón y el sentimiento, sin separar uno de otro, la Virgen y la marisma forman un conjunto y uno no tiene sentido sin el otro.

Afirmó Fernández Jurado que el Rocío no se puede enseñar: "lo sagrado es algo que se vive y se experimenta". Señaló que con la salida de la Virgen el lunes, se siente de forma unánime un escalofrío, "que algunos han confundido con histeria colectiva". "Por eso -siguió explicando- los rocieros quieren ver a la Virgen en la calle, no en la iglesia donde pueden verla todo el año".

Como signo diferenciador del Rocío, respecto a otras manifestaciones religiosas similares, Fernández Jurado sostiene que al Rocío no se va de penitencia, "no hay mortificación, sino manifestación de alegría, todo es símbolo de vida incluso las penurias y la fatiga del camino se vive con alegría".

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