Domínguez resalta la robustez de los 500 años de fe en San Sebastián

El decano de los abogados onubenses pronunció el XVIII Pregón del Patrón de la capital · El orador reconstruyó a través de su experiencia personal, la celebración del día del Santo en 1940

Juan José Domínguez sacó de sus vivencias personales buena parte del desarrollo de su pregón.
Enrique Morán / Huelva

21 de enero 2010 - 01:00

El decano de los abogados onubenses, Juan José Domínguez, evidenció anoche la robustez de la devoción que el pueblo de Huelva mantiene a su Patrón, San Sebastián tras 500 años de devoción y pese a los altibajos experimentados.

Domínguez fue el encargado de pronunciar el XVIII Pregón de San Sebastián. Para escucharlo se dio cita en el Gran Teatro, un buen número de representantes institucionales, del mundo cofrade así como de onubenses en general que revivieron en compañía del letrado, sus vivencias más personales en relación a la festividad del Patrón, que sin duda es "una tradición y una seña de identidad gestada por los onubenses".

El pregonero -que fue presentado por el concejal de Cultura Manuel Remesal- hizo algunas reseñas históricas, calculando de la mano de la obra que sobre la devoción de San Sebastián realizó el periodista e investigador Eduardo Sugrañes, que la fe de los onubenses hacia el Santo francés se remonta como mínimo, 500 años atrás -"cuando Huelva era un pueblecito"- y cómo ésta pasó a las descubiertas tierras americanas.

En un estilo directo y llano, Juan José Domínguez se detuvo de manera especial en un día 20 de enero de hace 70 años. Como si el tiempo ni hubiera pasado, el pregonero consiguió introducirnos en ese día de San Sebastián de 1940, cuando él era un chiquillo, es decir, cuando las cosas se viven con más intensidad.

El decano de los abogados de Huelva llamó la atención sobre la explosión de alegría que suponía la celebración festiva del Santo Patrón, lo que contrastaba ferozmente con una época triste marcada por el hambre y las enfermedades. Pese a las carencias, la miseria y el tifus, el día de San Sebastián conseguía llenar las calles del Barrio Alto de alegría y devoción. Las fachadas engalanadas, la alfombra de palmitos y los fandangos que salían desde las tabernas eran un paréntesis en unos años de vida dura y sombría dada a muy pocas alegrías.

De 1940, Domínguez llevó a los presentes al momento en que el desarrollo demográfico de la capital arrinconó la devoción por el Santo. En ese momento, surge un hecho que para el pregonero sería crucial para el futuro: el traslado de la Hermandad de Estudiantes desde el Sagrado Corazón a la recién construida parroquia de San Sebastián y el traslado de la imagen del mártir desde la sala de autopsias del antiguo cementerio, al templo nuevo.

De este modo y tras unos años de incertidumbre, la fe en el Patrón comenzó a resurgir para lo que también se contó con la implicación del Ayuntamiento: "La Hermandad y el Ayuntamiento consiguieron sacar otra vez al Santo y reanimar su devoción cuando el día 20 de enero, había quedado tan sólo como una conmemoración litúrgica".

Juan José Domínguez acabó su pregón con una oración al Patrón de los onubenses, pidiéndole que "a todos les alcance la misericordia de Dios sean cuales sean sus creencias", aunque se detuvo de manera especial en "la época de tribulación que afecta a la Iglesia".

En su presentación, Manuel Remesal hizo una detallada descripción de todos los méritos del pregonero, entre los que destacan, la posesión de la cruz de San Raimundo de Peñafort, su compromiso con el recreativo, sus 55 años de ejercicio profesional en la abogacía. Además hizo mención de otras facetas suyas como el hecho de haber sido hermano mayor de Estudiantes o pregonero de la Semana Santa. Pero por encima de todo, el concejal de Cultura lo definió como un gran apasionado de Huelva.

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