No es una ocurrencia, ni una casualidad. Se asemeja a una versión de Bienvenido Mister Marshall, aunque todos sus actores esperan que tenga un final bien distinto. En cualquier caso, Villar del Río tiene varios candidatos: Barcelona, Cartagena, Sagunto y Huelva que quiere apuntarse a ser el escenario de una operación comercial que puede situarle a la cabeza del transporte gasístico por vía marítima en todo el sistema portuario español. El caso es que la extensión de una práctica más que cuestionada desde un punto de vista medioambiental (fracking) ha puesto a Estados Unidos en el mapa del Gas Natural Licuado (GNL) mundial que, al menos hasta el momento, se exportaba vía México o Canadá, a través de gasoductos.

Según el informe del Centro de Estudios del BBVA, Exportaciones estadounidenses de gas natural: un suministro fiable de energía para el resto del mundo, señaló este mismo mes de agosto que el país norteamericano "se convertirá en exportador neto de GNL. Este cambio, que se espera tenga lugar entre 2017 y 2018". En la actualidad las exportaciones de gas "todavía suponen una pequeña parte del total que se vende en el extranjero", y se explica en parte porque en la actualidad "únicamente existen dos instalaciones de exportación de GNL que operan a pleno rendimiento en el país", especialmente importante la de Cheniere en Sabine, Lousiana, la única que lo hace a través del Golfo de México, de donde partió para su travesía de casi dos semanas el buque gasero Rioja Knutsen que llegó hasta Huelva.

El estudio añade que "Europa se ve como una alternativa viable, dado el tamaño de su mercado, su interés en la diversificación en materia de combustible y su relativamente bien distribuido sistema de terminales de importación. En la actualidad existen 23 que apenas absorben el 25% de todo el gas que Estados Unidos puede llegar a exportar, lo que sugiere que existe margen para mejorarlo". Es aquí donde entra la alternativa, nada descabellada del Puerto de Huelva. A su favor, las instalaciones de la empresa líder de la distribución (Enagás) y su conectividad con la red nacional de distribución de GNL. La llegada del buque de bandera española es una buena prueba del interés empresarial del proyecto y de lo preparadas que están sus instalaciones. También juega a su favor su posición estratégica; en una línea marítima con Estados Unidos, el primer puerto que permite una escala es el onubense, más cercano que los de Barcelona, Cartagena o Sagunto que hasta ahora han recibido alguno de estos envíos. De nuevo el portugués de Sines surge como principal competidor, aunque la disponibilidad de instalaciones y espacio para los buques le coloca en desventaja.

Valga como dato que el atraque de esta semana, le ha supuesto al Puerto de Huelva unos ingresos de 80.000 euros, del abono por parte de la naviera de las tasas del buque, de ayudas a la navegación, de la mercancía y de la retirada de residuos. Sólo basta multiplicar por el número de escalas para hacerse una idea de lo que puede suponer, amén de la entrada en un mercado hasta ahora inexplorado, de ingresos para las instalaciones portuarias.

El GNL es el factor que va a revolucionar el transporte marítimo en los próximos años. La conversión de los motores de los barcos de gasóleo a gas natural, es uno de los cambios más radicales a los que se enfrentará la manera de mover las mercancías por el mundo. De hecho, hay lugares por los que se impide la navegación de buques que no estén propulsados por este combustible más respetuoso con el medio ambiente. Nuevamente Huelva puede convertirse en el punto de aprovisionamiento para este tipo de embarcaciones; las instalaciones están listas para poder adaptarse a estas nuevas necesidades y el mercado del bunkering (sin el riesgo que supone el actual sistema de suministro de gasóleo y los peligros medioambientales que conlleva) pueden suponer una nueva etapa en la historia de los muelles onubenses.