Cuestión de sexo

NO pudo esconder su emoción y con mucho esfuerzo contuvo las lágrimas. Lágrimas de alegría, pero también de desahogo por todo lo que había pasado. "Gracias, Huelva me ha devuelto la vida". Fueron las únicas palabras que pudo pronunciar una de las alumnas (mayor de 25 años) cuando se acercó esta semana a recoger el diploma que acreditaba su formación en uno de los talleres de empleo que impulsa el Ayuntamiento junto a la Junta de Andalucía. Su reacción era la imagen real del desempleo. La imagen de la tragedia que esconde cada unidad que compone esa escalofriante cifra de los 42.419 parados que ya hay en Huelva. A ellos no se les pueden hacer promesas que no llegan o que llegarán cuando además del empleo hayan perdido sus pertenencias porque no tienen para pagarlas, ni decirles que se está trabajando para frenar el desempleo. A ellos, sólo se les puede consolar devolviéndoles la vida.

Su rostro era el de la crudeza que empuja de un puesto de trabajo a una mujer que con hijos a su cargo se ve en plena calle, con serias dificultades para volver a recibir una nómina porque supera los 35 años y porque además es mujer.

Las listas del desempleo cuentan con casi 42.500 parados y entre ellos hay un 15% más de hombres que de mujeres, cuando entre los asalariados de la provincia la diferencia se multiplica para que ellos supongan un 32% más de lo que representan ellas, lo que evidencia que el paro azota especialmente a la mujer.

Quizá haya que empezar a olvidase de esa costumbre adquirida en los últimos tiempos de hacer uso de la @ para referirse a ellos y ellas, en cualquier ámbito, como ejemplo de esa (ridícula) intención de hacer ver que la paridad es lo políticamente correcto y lo más justo. Lo justo es dar a cada uno lo que se merece, independientemente de todo lo demás.

Siempre se ha dicho, pero los últimos datos publicados por el Instituto de Estadística de Andalucía lo corroboran: la mujer recibe un sueldo muy inferior al del hombre. El salario medio anual de las onubenses se cifra en los 9.861 euros, un 40% menos de lo que cobran los onubenses, que reciben un sueldo medio de 16.316 euros al año. La diferencia es abismal y más de uno lo achaca a la reducción de horas que solicitan las mujeres. Pero el argumento va más allá, porque quizá habría que plantearse que son ellas las que piden la reducción de la jornada porque son las que están realmente dispuestas a cuidar de familiares o porque son las que reciben una nómina inferior y compensa reducir la de ellas ante que la de ellos. Cada vez hay más mujeres que demandan un empleo (las mujeres suponen el 61,46% de los demandantes en la provincia) y cada vez están más formadas (el 7,75% de las mujeres que solicitan un empleo tiene estudios universitarios, frente al 4,8% de los hombres), pero aún así ellas firman menos contratos (una media de 3.000 menos al año). No hay otra razón sino la de sexo.