proyecto puerto-ciudad

El Crustamar empieza a pasar a la historia

  • La demolición comenzó el pasado 10 de marzo y la empresa Erri Berri tenía previsto finalizar de manera completa su derribo antes de seis semanas

Apenas le quedan tres semanas. El edificio de Crustamar, destinado a instalaciones frigoríficas que llevaba años abandonado y que impedía con su sola presencia la apertura que la ciudad busca al frente marítimo y en el que tanto Ayuntamiento como la propia Autoridad Portuaria se postulan desde hace tiempo. El pasado día 10 de marzo, los representantes de ambas instituciones junto a trabajadores y directivos de la empresa navarra Erri Berri, daban el pistoletazo de salida al derribo de unas naves sin posible reciclaje. Se ha cumplido ya la mitad del plazo de seis semanas que se dieron antes de dejar libre el solar a una iniciativa popular que, junto a los planes que tiene el Puerto de Huelva, deberán marcar el futuro del Muelle de Levante.

El derribo del Crustamar empezó con su parte menos visible; los operarios encargados de llevarla a cabo, empezaron a desmantelar su interior de todas las instalaciones destinadas años atrás a la cadena del frío. Una semana después, el edificio comenzaba a perder jirones de ladrillos, cemento y acero, para mostrar lo que hasta hace poco permanecía oculto. También liberaba poco a poco un espacio que es el verdadero tesoro de esta operación urbanística en las márgenes de la ría del Odiel.

El presupuesto de la adjudicación alcanzó los 318.371 euros y afectará a una superficie de 14.000 metros cuadrados de superficie. El edificio tiene -o tenía- una altura de 15 metros y medio y ocupaba un espacio que la ciudad precisa para continuar el rediseño de esa fachada marítima que deberá ser completada con las nuevas instalaciones de la lonja pesquera y la futura ciudad del marisco que deben completar un rediseño de la apertura al mar, en el que se mezcle la visión profesional y empresarial, junto con la lúdica y de aprovechamiento de ocio para la ciudad y sus habitantes. El proyecto Puerto-Ciudad tiene en este espacio su segunda prueba de fuego después de la que vivió nueve meses atrás con la inauguración del Paseo de la Ría que, poco a poco y con el horizonte de arreglar todas las deficiencias que se han detectado (falta de espacio en los kioscos para el almacenamiento, ausencia de salvavidas ante una posible caída al mar y, últimamente la colocación de paneles informativos que informan a los visitantes de lo que contemplan) se ha convertido en uno de sus referentes. "Los onubenses tendrán otra mirada hacia ese monumento tan simbólico como es el embarcadero del Tinto". Son palabras de hace un mes del presidente de la Autoridad Portuaria que espera que la liberación del espacio que ocupa el edificio, sirva para dar continuidad, por un lado al diseño del Paseo de la Ría y por otro, comenzar a llevar a cabo la regeneración del cargadero de mineral y de todo su entorno.

Para ello, la Autoridad Portuaria ha abierto en su página web una consulta ciudadana para analizar las opiniones de los onubenses sobre un espacio que quedará para la ciudad. Una vez concluida, se dará inicio a una serie de estudios "que se encuentran en un estado muy avanzado" según explicó el jefe de la División de Proyectos y Obras de la Autoridad Portuaria de Huelva, Abelardo Budia Quesada, que supondrán la conexión entre las dos partes del muelle, es decir, la de Levante y del Paseo de la Ría, para lo que será preciso levantar la valla que en la actualidad los separa" y que impedía el acceso a las instalaciones que se encuentran en pleno proceso de derribo. Entre estas mejoras está la unión de las dos partes del propio cargadero que fueron separadas en 1974 para facilitar el tránsito de camiones bajo una estructura que recientemente ha licitado el proceso de sustitución de sus tablas. El frente marítimo estará entonces un poco más cerca. Le queda poco menos de un mes.

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