Han pasado más de 100 años desde que la Real Sociedad Colombina de Huelva organizara por primera vez las Fiestas Colombinas, celebraciones atípicas en Andalucía, porque como ocurre en la mayoría de las festividades principales de cada localidad española, no poseen una raíz religiosa, tal y como recordaba el alcalde hace más de 20 años. Nuestras fiestas siempre han conmemorado el Descubrimiento del América. 

Aunque las celebraciones religiosas y diferentes actos dedicados a la Virgen de la Cinta en la ciudad se remontan hacia el siglo XVII, a finales del siglo XIX surgió el deseo de que la provincia onubense fuera reconocida en el mundo como lo que es, la cuna de la Gesta Colombina. Con este deseo surgen las primeras celebraciones de las fiestas, concretamente en el año 1880. 

Tuvieron un éxito inmediato en la ciudad, y pese a su competencia con las ya tradicionales Fiestas de la Cinta, las Colombinas se asentaron rápidamente entre nosotros. En 1925 ya se celebraban de manera masiva en el muelle de la ciudad y ya habían comenzado a aparecer los elementos clásicos que caracterizan una buena feria: casetas, atracciones, tómbolas y numerosos espectáculos y actividades. Las Fiestas fueron declaradas de Interés Turístico Nacional. 

En el año 2002, entre las páginas del periódico Huelva Información, un plano del recinto ferial mostraba cómo las fiestas ya habían cogido su característica forma hace 21 años. A simple vista, el cambio más notable con respecto a las Fiestas Colombinas 2023 es la distribución del recinto, mucho más concentrado y con menos calles y espacios. Además, se contabilizaban ese año la mitad de módulos y de casetas. No obstante, a pesar de los diferentes traslados que ha sufrido el recinto ferial a lo largo de los años, la incorporación progresiva de nuevos elementos y actividades destinados a la diversión- y la desaparición de otros tantos- las Fiestas Colombinas no han perdido su esencia. 

58 cacharritos, 32 dedicados a los niños y 26 a los adultos estuvieron funcionando en el recinto ferial en el año 2002. Precisamente ese año la zona de atracciones había sufrido una ampliación. La famosa calle del Infierno, cuyo nombre no ha llegado hasta las generaciones actuales, era la segunda de las tres calles que dividían el recinto. En ella estaba situada una de los grandes reclamos de las Colombinas hace 21 años, la Torre de Caída Libre, una de las atracciones favoritas de los más atrevidos, que también ha acabado desapareciendo con el tiempo. 

Hay cosas sin embargo que nunca cambian: Los Extremeños o El Navajazo, que ya animaban las fiestas ese año, continúan haciendo acto de presencia desde entonces, acompañándonos año tras año durante la semana colombina y sintiéndose prácticamente casa. Los Puestos de Servicio y Seguridad ya se ubicaban tras la Portada, que cada año se dedicaba a un monumento o institución onubense, al igual que hoy en día.

Ese año las fiestas se hermanaron con la ciudad de Madrid, llevándose a cabo en su honor, La Fiesta folklórica, en la que actuó el grupo madrileño Villa de Madrid. En los Conciertos junto a la Ría, Carlos Baute cautivó el corazón de los onubenses, que acudieron en masa a disfrutar de su música, que fue completada con la tradicional programación de la Caseta Municipal.

Además, el espectáculo de Fuegos Artificiales cerró las Colombinas en el paseo de la Ría, prometiendo que las fiestas volverían al año siguiente- y tanto que lo hicieron.

Actualmente Las Fiestas Colombinas continúan dando guerra y se han convertido en una de las celebraciones más importantes de Andalucía, con una afluencia de más de 600.000 personas al año.