Huelva

La Cinta: Una fiesta memorable para evocar siempre

  • La Virgen Chiquita sale a la puerta del santuario para presidir aquí por vez primera la función del día 8

  • La Hermandad de la Patrona recupera la tradicional procesión de los marineros

La Virgen presidió la palza de su mirador.

La Virgen presidió la palza de su mirador. / JOSUÉ CORREA

Cuando se inició el proyecto de reforma del mirador de la Cinta nunca pensamos que en el transcurso del mismo tuviéramos que padecer esta pandemia. Sin embargo desde el primer momento sí sabíamos que era una obra que se ofrecía a la Virgen de la Cinta en la exaltación y engrandecimiento a Ella, en lo que es mostrarle todo lo mejor. Y entendimos desde entonces que el colofón a todo era su presencia presidiendo lo que con tanto esfuerzo se llevaría a cabo, desde el Ayuntamiento y la propia Hermandad de la Cinta. Muchas reuniones iniciales, con el alcalde Gabriel Cruz Santana, con nuestro recordado presidente de la gestora y luego hermano mayor Bienvenido González Roldán, y este que escribe que tuvo el honor de ser designado por su hermandad coordinador para las mismas.

Momento en el que salía la Virgen de la Cinta por su puerta principal. Momento en el que salía la Virgen de la Cinta por su puerta principal.

Momento en el que salía la Virgen de la Cinta por su puerta principal. / JOSUÉ CORREA

A la vez que se iban poniendo uno a uno los mármoles del suelo soñábamos con ese momento, que la Reina del Conquero pudiera recorrer el itinerario de la antigua procesión de los marineros.

No fue posible entonces concluidas las obras, que se debieron adaptar a alguna pequeña demora por el confinamiento de la ciudad.

Las obras promovidas por el Ayuntamiento quedan inauguradas con su presencia

Ahora la Virgen de la Cinta nos ha regalado que este deseo acunado en los corazones cinteros tuviera lugar en el día de su festividad. Qué mejor ocasión para esta ofrenda que le ha hecho la ciudad a su Patrona. Quedará enmarcado en los anales de la historia de su devoción.

A pesar de tantos deseos compartidos pensando en este momento, las situaciones adversas de la pandemia llevó a que se tuviera que celebrar con determinadas restricciones que por coherencia y respeto a la situación sanitaria se ha llevado a cabo con toda rigurosidad, para velar por lo más importante que es la salud.

Sin olvidar esas limitaciones se vivió una jornada no solo inédita sino histórica. La Virgen de la Cinta en el día de su fiesta a las puertas de su santuario y que pudiera recorrer sus alrededores siguiendo los parámetros que podían seguirse de aquella procesión tan íntimamente vinculada a los marineros. Allí, el secretario de la hermandad, Manuel Jesús Rodríguez Redondo, en voz dirigida a los hermanos y abierta a la ciudad, dio lectura a la profesión de fe.

Durante estos días se vivió una auténtica romería entorno al santuario, un ir y venir de personas a las plantas de la Virgen de la Cinta, que dará mucho que pensar para el futuro.

Se fueron engarzando momentos, unos tras otros de un especial rosario de devoción desde que la Virgen Chiquita, con todas sus galas de este día con la medalla de la ciudad y la vara de alcaldesa; el Niño con la medalla del Consejo de Cofradías como devoción filial de todas las hermandades onubenses. Alzada en su capilla, el mayordomo, Jesús Flichi, y el santero José Antonio Ceada la entregaban al hermano mayor, Esteban Brito López, y al teniente hermano mayor, Antonio Colchero, para recorrer en intimidad las naves de la ermita y llegar a las puertas de su patio entre el repicar de campanas. Allí el mayordomo, como se hacía en antaño y aprendimos de las fotografías amarillentas de la historia, la entronizaba en su paso. ¡Cuánta alegría al ver reflejado en este momento lo que otros nos inculcaron antes!

Hermosa como ninguna, entre nardos y rosas blancas que delicadamente le ofrecieron las manos del florista Antonio Rivera. De celestiales reflejos en su carabela de plata. Una plegaria encendida por el Grupo Onuba traía hasta el patio la devoción del pueblo choquero.

La procesión de entrada enmarcaba sobre el arco de su puerta a la Cruz de los Ángeles, en un cielo azul iluminado de rayos de la tarde. Todo es posible con los esfuerzos humanos y la ayuda de Dios y de la Virgen.

Bajaba una pequeña rampa, ya no hay escalones que impidan que nadie pueda acercarse a la Virgen, no hay barreras arquitectónicas. Será esta la puerta por donde siempre habrá de presentarse la Virgen de la Cinta ante su pueblo. Y suena la marcha real. Huelva se disloca con aplausos y vivas, con repicar de campanas. Es la alegría misma que desborda los corazones.

Un altar a las puertas de su casa. La Virgen de la Cinta quiere abrazar a los suyos en este tiempo de pandemia. Es un halo de esperanza, una rogativa más a la Señora de Huelva para que la pandemia remita.El obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra, preside la eucaristía concelebrando con el rector del santuario, Andrés Vázquez; el vicario de la ciudad, Joaquín Sierra, y los sacerdotes Baldomero Rodríguez, Longinos Abengozar, Manuel Salazar, Sebastián Martín y Jesús Azcárate; los diáconos Manuel Díaz, José Antonio García e Isabelo Larios.

Santiago Gómez habló de esperanza, de la Virgen como modelo para la sociedad.

Una celebración medida en todo, hasta en la separación de sillas para respetar las medidas sanitarias, cada asistente con su mascarilla. Un ejemplo de organización. Juan Manuel Caballero pendiente de todo como responsable de cultos.

La Coral de la Merced de Huelva, dirigida por Sergio Lazo, ofreció el acompañamiento musical. Sonaba a catedral inmensa con bóveda que era el cielo azul de Huelva.

La Virgen de la Cinta enmarcada sobre un arco de flores, la primavera misma en un jardín en el que no le faltaron ni las granadas de sus atributos. Superado todo por el escudo de Huelva sostenido por angelotes. Una estampa para recordar siempre. Muchos trabajaron aquí junto al mayordomo Jesús Flichi, como Manuel Gómez Beltrán.

La luz de la tarde, adornaba de oro la imagen de la Virgen de la Cinta. Ese beso de los rayos del sol se completaba en el horizonte con una sinfonía de colores, con una puesta inigualable desde El Conquero para desbordarse en las marismas en plenitud. Una luna fina creciente.

La tarde ofrecía todos los contrastes, cientos de pájaros revoloteaban sobre la plaza del mirador; elevamos la mirada al cielo de este Conquero eterno. La pajarera del pinar del convento de las Oblatas era una sinfonía del último cantar del día. Sobre la cruz remate de su iglesia, una tórtola.

La eucaristía dio paso a la bendición del pueblo.

La parihuela de la Virgen se levantaba a la vez que sonaba ‘Corazones cinteros’ de Abel Moreno; de nuevo los vivas y la mayor euforia de los corazones encendidos.

Portada por su cuadrilla de hermanos, cambiado sus costales blancos por riguroso traje negro mandados por el capataz José Ramón Romero.

Los asistentes en sus asientos, siguiendo las recomendaciones de la hermandad que anunció el diputado mayor de gobierno, Fernando Suárez, a los presentes. La Virgen recorrería la plaza, tras la cruz alzada y los ciriales solo el acompañamiento de su junta de gobierno, presidida por Esteban Brito López y acompañados por el presidente del Consejo, Antonio González García. Les seguía el cuerpo de acólitos y el obispo de preste, asistido por el rector del santuario.

Todos esperaban que la Virgen pasara por su vera; miradas únicas, recorriendo lágrimas sobre las mejillas. Los aplausos se pudieron escuchar bien lejos. Como esos cohetes espontáneos de alguien que fuera del recinto lanzaba como salvas, de que la nave de la capitana de Huelva navegaba entre los corazones de la gente.

Bendición de la ciudad ante la presencia de la Virgen de la Cinta. Bendición de la ciudad ante la presencia de la Virgen de la Cinta.

Bendición de la ciudad ante la presencia de la Virgen de la Cinta. / JOSUÉ CORREA

Ante el mirador el obispo Santiago Gómez tuvo una oración pidiendo a la Virgen de la Cinta que bendiga a la ciudad y le libre cuanto antes de esta pandemia.

Cuando la Virgen de la Cinta viró por la Cruz de los Ángeles vino un viento marinero que lo inundó todo a sal y a nardos abiertos en esta noche única.

El obispo bendice a la ciudad desde el mirador ante el paso de la Virgen de la Cinta

Embriagados de este perfume fue caminando la Virgen de la Cinta. La racha de viento no dejó al inicio encender los cirios, pero Ella iba iluminada por los corazones onubenses.

Y quedó enmarcada entre los dos arcos centinelas de su plaza mirador, esperando al próximo tercer domingo de agosto en el que todo haya acabado.

Se abrazaba a Huelva, a esas personas que aguardaron tras las vallas al no poder estar en el recinto, participando de esta forma en la celebración, porque sabía que algo grande iba a suceder. El paso se acercó a ellos, vivas, emociones… alegría de este singular encuentro de la Virgen en la calle que aunque fuese solo a las puertas de su casa quería llevar el aliento de la esperanza a tantos que sufren por la pandemia.

Continuaría por el paseo de la tradicional procesión de los marineros, recorriendo este entorno remozado para dirigirse a sus jardines en la recogida.

Se evocaba así la historia cintera grabada en los corazones de los onubenses como portadores de una historia que estaban reviviendo.

Un comportamiento ciudadano exquisito para que este transitar de la Virgen de la Cinta se hiciera como marcan las medidas de la Covid-19. Nadie por el trayecto y respetando que en este 8 de septiembre, nadie se podía agolpar junto a su carabela de plata, pero sí se sucedían los vivas como en esos momentos de eclosión cuando de regreso del centro de la ciudad sube a su casa. Gracias a la labor de la Policía Local que estuvo en todo momento colaborando activamente en la organización.

El presidente del Consejo, Antonio González, no solo elogiaba la organización, sino veía que esta salida y transitar de la Virgen marcará mucho los próximos pasos a dar por otras hermandades.

Estampas únicas. Momentos espirituales vividos ante la casa del convento de las Madres Oblatas que desde las rejas miraban entusiasmadas a la Virgen de la Cinta. Ellas también están sufriendo mucho por la pérdida de algunas hermanas debido a la pandemia. La alegría hacía dislocar su campanil, como en cada fiesta de su natividad al regreso, al igual que ocurre cada vez que la Virgen de la Cinta sale a la calle a verlas.

La Virgen de la Cinta recorrió en parihuelas el itinerario de la antigua procesión de los marineros. La Virgen de la Cinta recorrió en parihuelas el itinerario de la antigua procesión de los marineros.

La Virgen de la Cinta recorrió en parihuelas el itinerario de la antigua procesión de los marineros. / JOSUÉ CORREA

Junto al almendral ahora plantado, un recuerdo a los hermanos mayores fallecidos en este tiempo. A Julio Buendía, José Luis Gallardo a Manuel Roméu y al teniente hermano mayor Manuel Silván.

El aire de nuevo marinero refrescaba la noche, seguía sonando los sones de la Banda Sinfónica Municipal, dirigida por Francisco de la Poza, desde el patio del santuario, sin procesionar tras el paso.

En la rampa de acceso desde la cuesta, que también quedó acotada, algunos devotos veían el paso por donde deseamos pueda acceder a su casa el próximo año, rodeada por mucha más personas de las que ya disfrutaban quienes se habían situado alrededor del murete del mirador y las escalinatas.

Antes del giro hacia su santuario mirando al olivo centenario ahora plantado, como tantos otros que habían en los olivares de este entorno, sonó ‘Esperanza por Huelva coronada’, miramos al cielo y recordamos a Bienvenido González Roldán.

Visita al cinerario y oración por los fallecidos en la pandemia de la Covid

Se abrieron las puertas de sus jardines para recogerse en la intimidad de la visita al cinerario; se escuchó la marcha ‘Nuestro Padre Jesús’. El obispo Santiago Gómez tuvo un responso por los fallecidos de la Covid-19 y por aquellos otros cuyas cenizas también reposan aquí.

Recorrió la Virgen de la Cinta por vez primera este jardín del paraíso. Ante el ajimez mudéjar el coro de Emigrantes le dedicó una sentida plegaria; las monjas de la Casa de Ejercicios se asomaban por la barandilla.

Descendida de su paso fue entregada nuevamente por el mayordomo al hermano mayor y teniente hermano mayor para ser depositada ante el monumento que 85 años después recuerda que en estos cabezos de El Conquero la ocultaron en 1936 para salvarla del asalto al santuario. Memoria cintera que hoy convierte este monumento en lugar de reencuentro para los onubenses, pues el corazón de la Virgen es el de una madre que acoge a todos sus hijos. Se le rezó la Salve y hubo muchas peticiones íntimas.

La imagen vuelve 85 años después al lugar donde fue ocultada en julio de 1936

Regresó a su casa, entrando por la puerta principal y de nuevo todo volvía al principio. A su capilla, donde recogerá los rezos y plegarias durante un año.

En el altar mayor, ante la icona mural de la Virgen de la Cinta, el padre Andrés Vázquez tuvo unas últimas palabras, dando gracias a la Virgen por lo vivido.

El pueblo le rezó la Salve de los marineros y no faltaron al final los ¡Viva la Virgen de la Cinta!, ¡Viva la Virgen de la Cinta!, ¡Viva la Virgen de la Cinta!

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios