Huelva

"La Chanca tiene memoria y una gran nobleza de ritmos, huecos y volumen"

  • El actor cree que si se hubiera conservado parte del caso antiguo, se habría mantenido una alta dosis de reminiscencia y una arquitectura andaluza y ciudadana de valor

-¿Qué siente cada vez que regresa a Huelva? ¿Qué es lo que más valora?

-Lo que más valoro de la Huelva que conocí y que ahora no veo tanto es la natural llaneza y la modestia, lejos de la pretenciosidad que se ve en otras ciudades andaluzas. Aunque ahora incluso aflora cierta pretenciosidad respecto a otras ciudades más grandes como Sevilla, lo que es vano porque Sevilla es universal y Huelva no. Pero Huelva tiene sus propias cualidades que son más recónditas pero valiosísimas y entrañables; en parte, esa falta de pretenciosidad, la consistente modestia y la llaneza.

-¿Qué echa de menos?

-Lo que echo de menos en esta ciudad ahora es una dosis más alta de memoria. Las ciudades cambian y, sin embargo, hay cosas que constituyen la memoria. En los 70, cuando me hice una casa en Punta Umbría a la que regreso regularmente, el Colegio de Arquitectos publicó un hermoso libro de edificios singulares de Huelva. Ahora la mayoría están derruidos.

-¿Hay que preservar el patrimonio urbano aunque sus funciones originales cambien según las necesidades de cada época?

-Naturalmente es imposible mantener los mismos edificios pero sí se podrían haber mantenido sectores, zonas de memoria. Muchas de las casas que se han derruido no serían muy especiales, pero configuraban una arquitectura del Sur de España que hoy es rehabilitada en ciudades y capitales latinoamericanas desde Bogotá, pasando por Lima hasta La Habana, donde casas iguales que las que se han tirado de Huelva son rehabilitadas y forman un núcleo. No se puede mantener una ciudad pero, con gusto y sentido común, zonas grandes o medianas se podrían haber conservado. Un estilo sensible e instruido hubiera aportado una dosis más alta de memoria y hubiera dado otra nobleza a la ciudad.

-El Colegio de Arquitectos trata de que el Ayuntamiento blinde los edificios contemporáneos de valor incluyéndolos en el catálogo de edificios protegidos, formado actualmente por 200 construcciones en base a criterios historicistas.

-No tengo elementos de juicio y no puedo juzgar lo que no conozco, pero sí puedo decir que es posible. Acabo de ver el casco antiguo de Avilés, una ciudad de 80.000 habitantes, y es asombroso cómo lo han recuperado. Aquí sería distinto porque es menos pintoresco pero si se hubiera conservado una parte del casco antiguo se habría mantenido una noble dosis de memoria y una arquitectura andaluza y ciudadana de valor. El Ayuntamiento o las instituciones competentes deben esmerar sus criterios para proteger una arquitectura contemporánea de valor pero los criterios deben ser suficientemente formados.

-Hablemos de otra memoria, la histórica. Los impulsores de su recuperación temen que el cambio de Gobierno que se pronostica acabe de un plumazo con los logros obtenidos. ¿Qué opina al respecto?

-Sí, la natural alternancia política, que es normal que ocurra en cualquier país y ahora en España. La asignatura de la Memoria Histórica es ineludible. Hay que hacer al menos ese tipo de compensación de honor y de justicia a los que han sido injustamente perseguidos, privados de la vida en circunstancias infamantes. Para mi no cabe discusión, y desde el punto de vista moral, desde luego ninguna.

-En toda entrevista que se precie siempre aluden a sus inicios en la hostelería y a las similitudes que puede haber entre este ámbito y el teatro. ¿Puede contar algo nuevo?

-Lo único que puedo decir es que el sitio donde nací, me crié y aprendí cosas de la vida útiles y buenas (mis padres eran gente sencilla, noble y muy trabajadora) fue la Casa de la Chanca. La mitad de este edifico era la Pensión de Extremadura. El edificio tenía nobleza. Evidentemente, si hablamos del valor arquitectónico, no es un palacio significativo pero tiene memoria y una extraordinaria nobleza de ritmos, de huecos y de volumen. Tiene un valor en si mismo y, sobre todo, en una ciudad que casi no tiene edificios de esta naturaleza.

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