Huelva

Centenario del nacimiento del poeta Francisco Garfias

  • Una de las grandes figuras del panorama literario español de la segunda mitad del pasado siglo

  • En 1971 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su poemario 'La Duda'

Francisco Grafias en su casa de Moguer.

Francisco Grafias en su casa de Moguer. / HUELVA INFORMACION

El 6 de diciembre de 2020 se cumplía el centenario del nacimiento del poeta moguereño Francisco Garfias López, una de las grandes figuras del panorama literario español de la segunda mitad del pasado siglo, galardonado con el Premio Nacional de Literatura que le fue concedido en diciembre del año 1971 por su poemario La Duda.

La extraordinaria capacidad literaria del entrañable Curro Garfias -como todos le conocían- le permitió desarrollar una dilatada trayectoria como poeta que le valió el reconocimiento unánime de la crítica y le otorgó un lugar de privilegio entre los grandes poetas españoles, contando en su haber con decenas de galardones y reconocimientos, entre los que destaca sin duda ese Premio Nacional de Literatura, siendo el único autor onubense que hasta el momento ha logrado este reconocimiento.

Cuando Francisco Garfias remite al genio Juan Ramón Jiménez su primer libro Caminos Interiores publicado en 1942, el autor de Platero responde al joven poeta con una emotiva carta en la que destaca “la calidad interior que tienen los versos de su libro“, un elogio que, dado lo reacio que era Juan Ramón a cualquier tipo de halago, supuso sin duda una gran alegría para Curro, y un estímulo para continuar la senda literaria que acababa de iniciar.

Casi una treintena de libros editados componen la obra poética de Garfias, aunque el moguereño sería también autor de otros muchos trabajos, ensayos, antologías o biografías sobre personajes como el gran pintor de Nerva, Vázquez Díaz, del que fue amigo personal.

En total, sin contar sus ediciones sobre Juan Ramón, Garfias tiene en su haber más de 60 libros en todos los cuales se encuentra, al margen de su temática, el rigor, la brillantez y la honda emoción de la palabra de uno de los grandes de nuestras letras, Porque como comentaba el también Premio Nacional de Literatura, Carlos Murciano “la poesía de Garfias es limpia y delicada desde su arranque, y su palabra tiene siempre precisión, pulcritud y peso específico”, unos mimbres con los que el moguereño construye desde la sencillez y la humildad que siempre lo caracterizaron un universo poético tremendamente fecundo y emotivo.Los libros más destacados que componen la trayectoria poética de Francisco Garfias son, además del ya citado Caminos Interiores, El horizonte recogido (1949), Magnificat (1951), Ciudad mía (1961), Cerro del Tío Pío (1964), Poemas de Italia (1964), Aunque es de noche (1969), Entretiempo (1970), La duda (1971), Escribo Soledad (1974), Desde entonces (1982), Doble elegía (1982), Jazmín inacabado (1986), Pájaros de la cañada (1989), Libro de los homenajes (1993), La nieve encendida (1999), Canción a tres voces (1999), Testigos de la pasión (2004) y Vendimia en la sangre (2006).

La calidad y fecundidad de su obra le hacen acreedor a innumerables galardones como el Premio de Ensayo del Instituto de Cultura Hispánica, los premios de poesía Santo Domingo de Silos, Alcaraván o Fernán González o el de Acción Cultural que concede el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.Además, le fue concedida una pensión de Literatura de la Fundación Juan March, era miembro de la Institución Duque de Alba de Ávila, Académico de la Academia Belga-Española de la Historia, Primer Numerario de la Academia Iberoamericana de la Rábida, Caballero de las Órdenes de Yuste y la Merced, Socio de la Sociedad Mejicana de Geografía o Hijo Adoptivo de Fontiveros, entre otros muchos reconocimientos y distinciones.

Y por su extraordinaria contribución a la edición y proyección de la obra del Nobel Juan Ramón Jiménez, también ostentaba el Perejil de Plata y era miembro de honor de la Fundación Juan Ramón Jiménez, no en vano durante más de 30 años de trabajo en el CSIC fue el principal biógrafo, editor e investigador juanramoniano, contribuyendo decisivamente a que la poesía del Nobel fuese conocida y reconocida en todos los países de habla hispana.

Quizás ese desvelo profesional por difundir la figura de Juan Ramón fue contraproducente para que su propia obra poética fuese más conocida y valorada por sus propios paisanos, ya que con la humildad siempre por bandera, Garfias puso siempre por delante de su proyección personal, su contribución a la causa juanramoniana.

Como pregonero y exaltador cantó las fiestas, Semana Santay romerías no sólo de su pueblo sino de numerosas localidades y capitales de la geografía provincial, regional o nacional, siendo considerado uno de los mejores oradores de este género en el que el poeta conjugaba una excepcional calidad artística con su exquisita voz.

También fue el autor de letras de himnos tan importantes como los de los congresos Mariológico y Mariano celebrados en Huelva en 1992, el de la coronación de la Virgen de Montemayor, o los himnos oficiales de su Moguer natal pero también de otras ciudades como Huelva o Palos la Frontera, entre otros muchos trabajos que nos legó el genial poeta, una persona entrañable de una altura humana y moral difícilmente superable.

De haber nacido en otra ciudad, la figura de Francisco Garfias hubiese tenido quizás más reconocimientos y homenajes, pero ser poeta en Moguer, con la inmensa sombra del Nobel ocupando casi todo el espacio literario de la ciudad, supone un gran reto para cualquier autor y lo fue también para Garfias cuya gran valía queda quizás un poco eclipsada por el genio poético del autor de Platero.

Pero por encima de ese inmenso bagaje personal y profesional hay que destacar sin duda un aspecto de su personalidad que le valió el cariño y la admiración de todos sus paisanos, su encendido amor a Moguer, ese moguereñismo militante del que hizo gala toda su vida y que sin duda sus paisanos le agradeceremos siempre.

Buena prueba de esa devoción por su pueblo fue el legado que tras su fallecimiento realizó a Moguer, un legado compuesto por su magnífica biblioteca personal con más de 3.000 volúmenes y muchos ejemplares con firmas y dedicatorias de los grandes poetas que lo conocieron, interesantes documentos y fotografías, y una magnífica selección de piezas artísticas, cuadros, muebles y otros muchos enseres y objetos personales que conservaba en su casa de la calle del Caño, verdadero museo para los amantes del arte, y que ahora pueden admirarse en la Sala Garfias que ocupa una de las alas del piso superior de la casa natal de Juan Ramón.

Toda esa trayectoria vital y profesional, y sobre todo su profundo compromiso con su pueblo natal, le fueron reconocidos por el Ayuntamiento que le nombró primero Hijo Predilecto de Moguer, dedicándole también una calle en el casco histórico, dándole su nombre a un instituto de enseñanza secundaria y, más tarde, concediéndole el más alto galardón local, la Medalla de Oro de la Ciudad.

Por eso ahora, entre el centenario de su muerte (diciembre de 2020) y el 50 aniversario de la concesión del Premio Nacional de Literatura (diciembre de 2021) Moguer se presenta con la obligación de reivindicar la figura de este excepcional poeta, moguereño ejemplar, que tanto quiso y tanto entregó a su pueblo, organizando un programa de actividades que permita recuperar la figura de Curro Garfias y proyectarla a todos los rincones como uno de los grandes hombres de la historia de Moguer.

En torno al Día del Libro se desarrollaron varias iniciativas en homenaje al poeta, y en los próximos meses se organizarán otros actos culturales y literarios en honor a Garfias, como la publicación de su biografía, la organización de un certamen de arte que llevará su nombre, lecturas poéticas, la edición de una antología poética sobre toda su obra, o la creación de un apartado especial en la revista cultural MonteMayor.

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