Huelva de ayer a hoy

De la Casa del Diablo a la sede de los boticarios de Huelva

  • Los desperfectos sufrido en 1755 obligan a una reforma en la casa, que le ofrece su aspecto barroco y es cuando se colocan los medallones de los ‘diablos’

Hay casas que se mantuvieron en el paisaje urbano con historias y leyendas. Este es el caso de la vivienda que se levantó en el lugar que hoy ocupa el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Huelva. La llamada Casa del Diablo, de la que Diego Díaz Hierro se ocupó en su Historia de la Farmacia de Huelva para la que contó con la estrecha colaboración de Francisco Vázquez Carrasco, que fuera presidente del Colegio de Farmacéuticos.

Se publicó en 1972 y recogía la historia de la farmacia en Huelva, que remonta su estudio al siglo XVI con el primer boticario de la villa que se conoce y que reclama el cabildo secular en 1563. Este adquiere una casa en 1593 en la calle Ariza, donde instala botica y cuya calle pasará a llamarse como de la Botica, como se le conoce aún a la que en la actualidad está rotulada del alcalde Mora Claros. Una botica que hasta hace muy poco conservaba todo su sabor de antaño, pero que ahora las estanterías modernas han colonizado en ella un dudoso gusto. Una pena pues se salvó el azulejo exterior de la farmacia y se dejó escapar su fascinante interior.

Volviendo a la Casa del Diablo, se trataba en sus orígenes de una edificación palaciega, de alguna familia distinguida que necesitó ser reformada tras el terremoto de 1755. Se le pusieron entonces como adornos barrocos en el frontis, a ambos lados de la fachada, unos medallones con unas cabecillas que al tener un parecido con diablillos la gente pasó a llamarla como la Casa del Diablo. Pero no estuvo endiablada nunca y es curioso, junto a ella estaba la Casa de la Cruz.

El Colegio de Farmacéuticos está celebrando desde el pasado mes de marzo su primer centenario. En 1914 los boticarios de Hueva se reunieron en el Círculo Mercantil para tratar de la institución del colegio provincial, se nombró una junta provincial que presidió Casimiro Caballero, de la que se dio conocimiento a la Unión Farmacéutica Nacional. Diego Díaz Hierro plantea la duda de si aquellos esfuerzos iniciales no cristalizaran y es Francisco Vázquez Carrasco quien apunta al año 1919 como indican los libros de actas que informan de una aparente fundación en ese año. Así se reconoció en 1969, cuando se celebró el cincuenta aniversario de la institución.

Ahora el Colegio de Farmacéuticos de Huelva celebra su centenario, manteniendo esa vinculación con la ciudad, como un espacio de cercanía con los ciudadanos, como ese intermediario entre el paciente y su médico.

Dos cabezas en barroco cocido

La fachada barroca de nota una singular belleza en una casa que conforma esa lista de tantas desaparecidas en nuestra ciudad. Es un trazado clásico y elegante situando en el frontis dos cabezas que se miran, personajes que no se sabe el sentido que tenían en la fachada de la vivienda. Sin embargo para los vecinos que por allí pasaban eran dos diablos y de ahí el sobrenombre.

La calle de los palos en las epidemias

Si singular es el sobrenombre de la casa, lo es también el de la calle donde se levantaba.En la actualidad es la llamada Palos de la Frontera, en honor a la localidad descubridora. A pesar de ello, hay que señalar que desde un principio a esta calle se le llama de los palos, pues en este punto en épocas de epidemias se colocaban palos o estacas a modo de valla que impedían el acceso a la zona por personas que vinieran desde fuera.

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