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Carreras contra el cáncer infantil en Valverde del Camino

  • El Colegio María Auxiliadora de Valverde del Camino celebra la cuarta edición en la que participan los alumnos y profesores del centro

Jóvenes participantes en la carrera.

Jóvenes participantes en la carrera. / J. Monterroso

No hay rivales, pero es una carrera. No hay ganadores, pero es una carrera. Y no hay competición, pero es una carrera. Lo que sí hay es un premio, inmenso, como es el de colaborar con la investigación del cáncer infantil. Con este loable objetivo han participado todos los alumnos del Colegio María Auxiliadora de Valverde del Camino en una nueva edición de La vuelta al cole.

Por localización geográfica del centro, la iniciativa se ha trasladado por cuarto año al Parque Huerta Arturo. Allí se han marcado recorridos diferentes para cada rango de edad. Desde los más pequeños de Infantil hasta los mayores de Educación Secundaria Obligatoria. Lo del trayecto también ha sido simbólico.Lo recaudado en esta jornada irá destinado a la Fundación Uno entre cien mil. Se trata de la única ONG española comprometida con dedicar todos los beneficios de terceros a un proyecto de investigación contra la Leucemia infantil. Una enfermedad que supone el 30 por ciento del cáncer entre los más pequeños con más de 300 casos diagnosticados al año sólo en España.

Lamentablemente, dos de cada diez niños siguen sin tener ninguna esperanza al no haber avances clínicos desde hace años. Pasos hacia adelante que sólo pueden llegar mediante la indagación. Y ahí está el espíritu de esta carrera. Cada niño aporta un euro por dorsal, aunque hay familias que amplían la donación. Incluso, uno de los alumnos ha comprado un número para su nuevo perro. La conciencia como medio natural de vida.

Las zancadas por el parque del ‘Manani’ sólo significan el broche de oro a semanas de aprendizaje didáctico en clase. El centro se afana por que los menores conozcan la enfermedad, su tratamiento y su prevención a través de charlas especializadas en las aulas. Las carreras son únicamente un homenaje a esos compañeros que no pueden realizarlas.

Los docentes también participan. A su ritmo. Entre todos, el año pasado lograron acercarse a un botín de 500 euros y esta edición el fin es repetir el éxito, aunque la actividad en sí ya es un hito. La felicidad, la diversión y la convivencia que hilvana los minutos de esta iniciativa ya merecen catalogarla como una conquista.

Así lo remarca la directora del centro, Toñi Muñoz, quien evidencia su orgullo: “Está disfrutando toda la comunidad. Se trata de una causa preciosa como es la investigación del cáncer infantil. El gesto es precioso y estamos muy orgullosos de hacerla. Es un gesto de gratuidad, de solidaridad, de seguir trabajando y hacer las cosas bien”.

Más allá de un diploma para los primeros, no hay galardones para nadie. Los niños lo saben y, por ello, algunos esperan en la meta y entran cogidos de la mano. Algunos padres y algunas madres son testigos de excepción de este logro de humanidad. Y como es una carrera, aunque no lo parezca, hay arco de salida, puestos de agua, señalización, cronómetro y un speaker como maestro de ceremonias.

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