De cuando Calvario se revistió de Calvario

Antonio Frochoso Gil

Huelva, 31 de octubre 2022 - 06:00

Tras algunos años retirado de escribir sobre cofradías, hoy me vuelvo a vestir de aguaó porque hay momentos en los cuales es necesario salir del retiro voluntario cuando así la ocasión, al menos para mí, lo requiere. Y dentro de esa opinión, creo que lo vivido, sentido y visto, el pasado sábado día 22 con la procesión extraordinaria de María Santísima del Rocío y Esperanza de la hermandad del Calvario, bien me ha valido de nuevo a animarme a escribir sobre las cofradías.

Y cuando estaba pensando cómo titular el artículo, recordando la puesta en escena –si se me permite la expresión– con la que la Hermandad de Calvario nos mostró durante toda la procesión, creo que no podía titular el artículo de otra manera que como lo he hecho. Y es que desde que Calvario decidió allá por 1972 hacer estación de penitencia en la Semana Santa de Huelva, una manera bien distinta de hacer muchas cosas –y muy bien, por cierto– nos han hecho cambiar el pensamiento de lo que es y debe ser una hermandad de las llamada de negro, aunque Calvario vista de marrón franciscano.

Desde que salió la Cruz del Monasterio de La Rábida desde la capilla, continuando con la gratificante visión de ver a muchos y muchas hermanos y hermanas participando en el cortejo con una actitud típicamente calvarista durante todo el recorrido o con el detalle de otras hermandades que se sumaron a la efemérides o el Consejo, alcalde y otras autoridades, se pudo ver lo que para Calvario siempre ha sido un alfa y omega en su discurrir penitencial de cada año: compostura, elegancia y saber estar porque así desde hace 50 años nos lo viene demostrando.

Y qué decir de esa joya de orfebrería, floral o de bordados en lo que se ha convertido su excelso paso de palio. Pero Ella, la Virgen del Rocío y Esperanza, iba más que bella. Iba esplendorosa, radiante, con luz y vida del Rocío y dándonos Esperanza en lo que la vida nos depare y muy luminosa porque para eso, los servidores de que la candelería estuviese siempre encendida, estaban prestos para que eso ocurriese. Como siempre ellos saben hacerlo cada Lunes Santo. Pero faltaba la guida. ¡ Y qué guinda ¡ Nada más y nada menos que la Banda del Maestro Tejera detrás de la Virgen. No seré yo quien hable excelencias de ella porque todos la conocemos. Con solo nombrarla, ya nos ponemos firmes. Marchas muy bien escogidas y tocadas como solo ellos saben hacerlo. Y con detalles grandes como el tenido con el onubense Juan Mora Caro que sabiendo la ilusión que le hacía tocar con ellos, la dirección de la banda no tuvo inconveniente en incorporarlo al cortejo durante todo el recorrido. Y es que Juan es un consumado saxofonista, un calvarista de nacimiento y para demostrarlo portó en su cuello la medalla de su abuelo Juan Mora, otro calvarista de siempre, y que seguro que desde el cielo disfrutó como su nieto lo hizo el sábado. Y es que hay regalos de Reyes que se adelantan.

Felicidades a la Hermandad del Calvario por estos primeros 50 años de vida y que sean muchos años más los que nos sigan dando ejemplo de su saber cofrade, no solamente los Lunes Santos, sino en el día a día porque solo así se consiguen logros como los conseguidos hasta ahora. Y a fe que desde que decidieron hacerse Hermandad de Penitencia allá en la Parroquia de los Dolores hasta desde su actual capilla en la calle Jesús del Calvario, Calvario no ha hecho otra cosa que revestirse de Calvario en cada ocasión o momento que así lo requería.

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