Cae una banda tras el alijo de 750 kilos de hachís en el muelle pesquero

La Policía Nacional detiene a 9 personas, de las que cinco permanecen en prisión · El cabecilla es un pescador parado de 56 años · El desembarco se produjo en la madrugada del día 30, con la Lonja abierta

Pesquero 'López Santana', con base en Lepe, amarrado en el Muelle de Levante tras su intervención en el alijo del pasado 30 de agosto.
Pesquero 'López Santana', con base en Lepe, amarrado en el Muelle de Levante tras su intervención en el alijo del pasado 30 de agosto.

Nueve detenidos, una banda desarticulada y 750 kilos de hachís intervenidos en un singular alijo producido en la madrugada del pasado 30 de agosto en el muelle pesquero de Huelva, a escasos metros de la Lonja. Más de un millón de euros hubiera alcanzado la droga en el mercado, a cargo de un pescador parado de 56 años, que reclutó a un patrón de Lepe acuciado por las deudas para que pusiera su embarcación en el operativo.

No es de las mayores intervenciones realizadas en Huelva, pero sí destaca por significar la desarticulación de una banda organizada dedicada al tráfico de estupefacientes. Y por el marco en el que se ha desarrollado: casi a la vista de cualquiera, en plena actividad nocturna del Muelle de Levante.

La Policía Nacional aún no sale de su asombro. No imaginaban que el desembarco que esperaban hace meses se produjera con total descaro, sin disimulo alguno, a escasos metros de los puestos de vigilancia de la Guardia Civil y la Policía Portuaria. Con la misma Comisaría casi a la vuelta de la esquina.

Ahora, el arrojo no les ha servido más que para acabar en prisión al cabecilla de la banda y su hijo, dos miembros más de Huelva y el patrón de la embarcación de Lepe. Los tres tripulantes y una mujer están en libertad con cargos. Sólo el jefe tenía antecedentes por tráfico de drogas, aunque se sospechaba que el resto estaba involucrado en actividades ilegales.

La investigación, a cargo del Grupo II de la Brigada de Estupefacientes, en estrecha colaboración con la Fiscalía Antidroga de Huelva, trata de comprobar la conexión del grupo con algunos de los alijos de los últimos meses.

La Operación Caña comenzó en febrero pasado, a raíz de las escuchas de la Operación Mecánico, para investigar los contactos de una banda de Huelva con Marruecos para introducir droga en el país. Tras varios intentos fallidos, el 28 de agosto se tuvo conocimiento de la preparación de un desembarco, por lo que se activó un operativo con la colaboración de la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera, y la supervisión del Juzgado de Instrucción nº3 de Huelva. Así se siguió al pesquero lepero desde su salida del puerto de la capital hasta el caladero de Cádiz donde faenó con normalidad. Posteriormente, el día 29 recibió indicaciones para reunirse con una embarcación marroquí para el trasbordo de la droga en unas coordenadas prefijadas.

En todo momento se tuvo controlado al barco lepero, ya con la droga, desde su acceso a la barra de Mazagón hasta su llegada al muelle pesquero de Huelva. Al mismo tiempo, se vigilaba a los miembros de la banda en tierra.

A las 03:45, descargado ya el pescado en la Lonja, abierta, los agentes de Policía observaron que el barco cambiaba de posición y el coche para el transporte aparcaba a sólo 5 metros. Sobre las 04:10 se comenzaban a descargar los fardos de hachís, a escasos 50 metros de la entrada de la Lonja, aprovechando el movimiento de vehículos en la zona y la carencia de vigilancia. Fue cuando los policías intervinieron en el lugar, deteniendo a los tres tripulantes del barco y su patrón, así como al cabecilla de la organización, que había acudido para controlar el traslado de la mercancía hasta la guardería, la vivienda destinada para su almacenaje.

En el interior de la misma, y cuando ya se disponía a abandonarla a toda prisa, fue detenida la persona que custodiaba el lugar a la espera de la llegada de la droga. Tres arrestos más se produjeron varias horas después, cuando se iban a reunir en el domicilio de uno de ellos.

La última detención practicada fue la de una mujer que trabajaba en una tienda de telefonía móvil y tenía amistad con los miembros de la banda, a los que proporcionó terminales con datos falsificados para ser utilizados esa misma noche.

En total fueron intervenidos 26 fardos de arpillera con hachís, con un peso aproximado de 750 kilos, que hubieran alcanzado en el mercado un valor de 1.095.000 euros.

El responsable de la organización -P.R.G., de 56 años- llevaba una vida normal en el Polígono de San Sebastián de la capital, donde residía. Es pescador en paro y cobra la prestación por desempleo, llevando una vida acorde con su posición. No obstante, era el único con antedentes policiales por tráfico de droga y la Policía cree que ya había prestado su ayuda a otras organizaciones para proporcionar embarcaciones en distintos alijos.

Su hijo -P.R.B., de 32 años- usó sus contactos directos en Marruecos para negociar con distribuidores de la droga. Mientras se cerraban las operaciones, vendieron pequeñas cantidades de hachís (de 5 a 15 kilos), que les sirvieron para financiar la operación.

El resto de la banda -J.M.F.R. y G.E.V.C., de 36 y 33 años respectivamente- tenía funciones específicas, como el alquiler de viviendas para su uso como almacén o la compra de los teléfonos móviles.

El adosado utilizado para este alijo fue alquilado hace dos meses en la urbanización Santa María del Pilar de Verdeluz, por el que se pagaban 800 euros al mes.

El patrón del barco, de 53 años, y sus tres tripulantes, de 55, 54 y 52, naturales de Lepe, fueron reclutados por la banda para esta operación. El primero, según fuentes de la investigación, tenía numerosas deudas, crecientes con el paso de los meses, por lo que cayó ante la oferta de dinero fácil y rápido que le podía sacar de su difícil situación.

La banda intentó alijar en varias ocasiones antes del 30 de agosto, pero sufrieron en repetidas ocasiones diversos problemas, como la avería de la embarcación o un contratiempo con los contactos marroquíes. El dispositivo policial, sin embargo, acabó después con sus aspiraciones.

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