Bond/Craig ataca de nuevo
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En la crítica que el pasado lunes publicábamos aquí en torno a la película 007 Quantum of solace, argumentábamos sobre los cambios que el protagonismo del actor británico, Daniel Craig, ha traído a la saga -ya con 22 películas- del famoso agente creado por Iam Fleming. Y es que curiosamente en estas últimas entregas parece potenciarse la personalidad del personaje, que parece dotado de autonomía propia, sobre la entidad de la trama que, últimamente, se considera ha venido a menos.
Dos años después del éxito de la segunda versión de Casino Royale (2006), el más taquillero de la serie, según dicen, los artífices de esta continuación recuperan el final y ponen en marcha una narrativa alucinante que empieza con una persecución por una carretera de enorme peligro y tráfico intenso a la que siguen, tras los títulos de crédito con las referencias más singulares del personaje y su mundo íntimo, diversos lances arriesgados, nuevas persecuciones, continuos golpes de efectos, cuando no de teatro y las incontables ocasiones de inseguridad que corre el personaje y de las que sale siempre indemne aunque maltrecho, dada su habitual incombustibilidad.
Sucede a Martin Campbell, director de su inmediato precedente, Marc Forster, autor de películas tan estimables como Monsters Ball (2002) y Cometas en el cielo (2007), que ha mantenido a los tres guionistas del último Casino Royale, entre ellos el prestigioso Paul Haggis, del que no hace mucho veíamos otra aplaudida y polémica película En el valle de Elah (2007).
No es precisamente el guión de Quantum of solace lo más notable ni mucho menos de esta película, si bien los diálogos son algo de lo poco que podemos festejar, que sin duda se deben a Haggis. Puede que el film resista determinados análisis, pero la trama es una vuelta de tuerca más a lo que nos tiene acostumbrados, el argumento ofrece variaciones mínimas al tema de siempre y los hechos y situaciones que presenta a estas alturas de la serie no contienen novedades dignas de mención. Dicho lo cual lo más destacado son los cuantiosos medios desplegados y la batería de efectos especiales utilizados, lo que demuestran los veinte primeros minutos de la historia donde se producen cuatro largas secuencias de acción al máximo donde se prodigan distintos enfrentamientos, persecuciones, entre ellas una sobre los tejados de la antigua Siena durante la famosa Carrera del Palio, explosiones, saltos inverosímiles, tiroteos y demás situaciones violentas y espectaculares, a los que la habilidad de las cámaras y el montaje dan rienda suelta para su mayor lucimiento.
La novedad más destacable, incluida la presencia de la bella Olga Kurylenko, cumpliendo fugazmente el capítulo erótico imprescindible en la serie, es la peculiar entidad del protagonista, Daniel Craig, con ese nuevo "look" que el actor británico ha impuesto al personaje.
Si hacemos caso de las últimas tendencias críticas de los espectadores, aseguran que ha hecho olvidar a sus famosos predecesores, incluido el propio Sean Connery.
Parece un tipo más duro, más inflexible, más vengativo y ejecutor. Y sobre todo porque según esta versión tiene a todo el mundo en contra. Esto garantiza acción y espectáculo, lo que, sin duda, quieren los adictos a esta saga.
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