Berrocal y sus cruces, un atractivo para estos días

La localidad acoge desde hoy y hasta el domingo la 'fiesta grande', que tiene como protagonistas a dos hermandadesl día solemne de la cruz El domingo, tras la celebración de la Santa Misa, ambas hermandades salen en procesión por el pueblo acompañadas por vecinos, visitantes y las respectivas bandas de música.

Las Hermandades de la Cruz del Berrocal, delante de su iglesia.
Las Hermandades de la Cruz del Berrocal, delante de su iglesia.
José Miguel Jiménez / Berrocal

27 de abril 2012 - 01:00

Berrocal acoge desde hoy y hasta el domingo sus tradicionales fiestas de la Santa Cruz, que constituyen el principal atractivo turístico y cultural de esta localidad. Se trata de una fiesta que ha suscitado el interés tanto de estudiosos como de visitantes, que se acercan hasta este pequeño municipio para ser testigos de la rivalidad existente entre la Cruz de Arriba y la Cruz de Abajo, que hunde sus raíces en los siglos XV-XVI.

La fiesta consiste fundamentalmente en una concelebración de ritos paganos y católicos. Varias semanas antes, los berrocaleños comienzan a acicalar sus casas y a preparar las comidas que ofrecerán a los amigos, vecinos e invitados a la fiesta grande. Los habitantes de Berrocal sacan las mejores chacinas de la matanza y preparan el costo o comida típica berrocaleña. Mientras, las dos Hermandades, en un respetuoso pique y por separado, buscan las mejores bestias y preparan los jatos o monturas y aparejos enjaezados con bordes y filigranas de origen árabe con que vestirlas. Además, unos y otros se dedican a decorar las cruces. Jóvenes y mayores participan y ponen todo su empeño en los preparativos. Se trata, en definitiva, de hacerlo mejor y más bonito que los miembros de la otra hermandad.

Este concepto de pique, que nunca va más allá de pequeños roces entre vecinos, forma parte de la gracia que los berrocaleños dan a la festividad, jugando un papel trascendental en el mantenimiento de las fiestas. El afán de superación se hace patente año tras año y desemboca en un mayor atractivo y emoción para todos los participantes del acontecimiento.

Hoy, el día de San Felipe, los vecinos van a cortar el romero para ofrecerlo a la Cruz, sin que falten las típicas coplas de pique. En la jornada de mañana, Día del romero, se preparan dos bestias ataviadas con aparejos de terciopelo bordado en oro con las jáquimas y el rabo engalanados para el ancestral rito y se cargan los haces de romero en las bestias. A continuación, se procede a la salida de los mozos de la Bandera, que serán los protagonistas de los rituales paganos a celebrar en el día, entre vítores y clamores de las mujeres. El mozo subido a una mula clava la bandera en el haz de romero que porta el animal y al llegar a su ermita la desclava y ofrece el romero a la Santa Cruz.

Ambas hermandades realizan los mismos actos de forma sucesiva y llevan luego las cruces a la iglesia, donde permanecen hasta el día siguiente.

El domingo es el día solemne de la Cruz, en el que, tras la celebración de la santa misa, ambas hermandades salen en procesión por el pueblo acompañadas por vecinos, visitantes y las respectivas bandas de música.

Como es usual en este tipo de fiestas, la rivalidad entre ambas hermandades es grande, reflejándose en las coplas de pique, en las que pregonan las carencias de la otra o ensalzan la belleza de la suya propia.

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