Beatriz Romero: “Desde fuera saben que Huelva canta de forma diferente”
Entrevista
La cantaora pondrá su voz a la tradicional Exaltación a la Saeta que organizan ‘Huelva Información’ y El Corte Inglés el 5 de marzo en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús
Una voz laína y vibrante rezará en la 27 Exaltación a la Saeta de Huelva Información del próximo 5 de marzo. La cantaora Beatriz Romero transmitirá con su particular tono melódico su devoción a las imágenes del Cristo de la Humildad y la Virgen de la Victoria. Afronta su segunda exaltación con emoción y compromiso, en tanto que esta vez la responsabilidad del cante recae únicamente en ella. La artista es una de las voces más necesarias en la provincia y, pese a su juventud, se alza como una de las cantaoras con más proyección.
–Su segunda Exaltación a la Saeta con Huelva Información.
–Y con mucha ilusión. Ya estuve en la de 2014, pero este año será un poco diferente porque ahora me enfrento sola al espectáculo de cante, después de que en 2014 lo hiciera junto a dos compañeras. De este modo, si la última vez cantábamos una saeta cada una de nosotras, esta vez la responsabilidad recae entera sobre mí. Por ello, aunque el nerviosismo siempre está –pese a que no es mi primera vez–, aumenta cuando la faceta de cante depende de ti porque no puedes camuflarte.
–¿Quién o quiénes han puesto las letras de las saetas que cantarás en la Exaltación?
–El flamencólogo, Camilo Gómez, ha compuesto la saeta al Cristo de la Humildad, mientras que la que canto a la Virgen de la Victoria es de mi abuela. Básicamente, ambas hablan de lo que siente Huelva cuando presencia las dos imágenes. Además, haremos también un Ave María y una marcha cantada al Cristo.
–Una marcha junto a la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús de la Humildad. ¿Es un reto complejo?
–Diría que sí. Realmente teníamos todo planeado con otra banda de música, pero ahora el cante es con una de cornetas y tambores. Es más difícil, en tanto que la banda no tenía ninguna marcha adaptada al cante o a mi voz. Sin embargo, estoy segura de que todo irá genial y, además, contaremos con violonchelo y guitarra si no hay cambio de última hora, lo cual me ayudaría bastante también.
–Cuando se es devota, la participación en estos actos se vive diferente.
–Totalmente. Yo me considero muy devota y me encanta la Semana Santa y todo lo que rodea a ella. Por ello, que me den la posibilidad de reflejar tanta pasión a través del cante siempre es un privilegio y un honor.
–¿Qué tiene de especial la saeta respecto a otras ramas que puede albergar el flamenco?
–No sabría decirte una única característica. Yo la defino como un tipo de cante muy complejo y muy sentido porque hay que controlar muchos los sentimientos que transmites cuando cantas. Por ejemplo, si tú eres devota de un cristo en concreto y tienes que cantarle una letra directa, hay que cuidar mucho los sentimientos, por lo que es muy difícil. Además, la complejidad aumenta, en tanto que no se dispone de acompañamiento musical que te aporte un tono por el que guiarte, por lo que es posible que empieces en un tono alto y no sepas como cerrar la saeta. Pese a ello, el sentimentalismo que la invade me encanta y es un estilo que hay que reivindicar por ello.
–No es la primera vez que canta a una imagen importante de Huelva.
–La lista es muy larga y seguro que alguna hermandad me dejo, pero he cantado a las imágenes de El Perdón, Cautivo, Calvario, Nazareno, Esperanza o Pasión, entre otras.
–¿Que palos del flamenco le atraen más?
–Desde siempre he tirado mucho por Huelva y me considero una enamorada de los fandangos de aquí. De hecho, eso explica que me empezase a introducir en este mundo con ellos. Además, como tengo una voz laína y melódica me gustan otros palos que se adaptan muy bien a mí, como las granaínas y media, las guajiras, las soleás o las seguidillas.
–¿Es importante esa educación en el flamenco desde una edad temprana para dedicarte a ello?
–Depende, pero creo que es muy importante haber vivido el flamenco desde pequeña porque es mucho más sencilla la comprensión del compás y el sentimiento que se impone en cada uno de los palos. Por tanto, considero que una persona que desconozca totalmente el flamenco y lo quiera practicar de mayor, tiene ante sí una gran dificultad.
–¿Nace su pasión por el flamenco desde pequeña por lo que ve en su hogar y en su entorno?
–Realmente no, porque aunque a mis abuelos les gustaba el flamenco, no eran unos aficionados acérrimos del género, por lo que no iban ni a peñas ni recitales. Mi abuela sí que estaba en un coro, pero tampoco ha mostrado demasiada pasión por el flamenco. Yo me introduje porque, cuando estaba apuntada en baile flamenco, siempre me ponían a cantar alguna letra. Es en este momento cuando mi profesora me animó a apuntarme a clases de cante y empecé en ello con Amparo Correa.
–¿Ha pensado en la faceta como docente?
–Ahora mismo es algo que no me planteo. Creo que actualmente hay mucho desconocimiento y hay personas que son profesores sin tener los suficientes. Por ello, aunque yo conozca muchas cosas del género, no me veo capacitada para dar clases porque no creo que se pueda enseñar sin haber reunido previamente todos los conocimientos necesarios.
–Habla de la importancia del estudio del flamenco y se palpa con los estudios superiores de este género en las universidades.
–Es vital que se estudie porque el flamenco es parte de la cultura andaluza y narra muchas cosas que se han producido en el país. Quizá esa sea la diferencia con otros géneros. Por ejemplo, los cantes mineros derivan de los mineros que, camino a las minas, contaban sus penas a través del cante, o los gaditanos que irradiaban felicidad con sus bulerías y sus tanguillos. Otro ejemplo serían los fandangos de Huelva que cuentan la cultura de aquí. Al final, con tantos estilos es normal que se potencia su estudio porque es historia de Andalucía.
–En los concursos ya se le ve menos. ¿Le da una mayor importancia ahora a su carrera como artista alejada de un certamen?
–Poco a poco he ido dejando los concursos porque, si bien es cierto que te ayudan a formar un currículum, también tienen mucha presión y lo mal que se pasa en un concurso no renta cuando también tienes un ojo puesto en una carrera musical. Por tanto, no es cuestión de hacerme solo a base de concursos, por lo que los quiero dejar atrás, aunque no descarto presentarme de nuevo a alguno que me guste especialmente, como el del Festival Internacional del Cante de las Minas.
–También es que ha ganado todos los logros posibles de la provincia.
–Puede influir. Me esforcé mucho desde pequeña y conseguí todos los premios de fandango de los concursos que existían cuando yo tenía 13 años.
–¿Con qué premios se quedaría?
–Es complicado, pero podría destacar los dos premios en el Festival Internacional del Cante de las Minas, el Melón de Oro de Lo Ferro, el premio de la Federación de la Peñas Flamencas de Sevilla o el premio Juan Valderrama.
–Las distinciones de por sí dan una mayor responsabilidad por todo lo que conlleva haberlas obtenido.
–Efectivamente. Cuando ganas un premio importante y de renombre, tienes que dar la cara a ese premio y representar bien el galardón que te han dado. Es una fuerte responsabilidad, pero yo también lo veo como una recompensa al trabajo que hay detrás y te anima a seguir luchando por un sueño.
–El flamenco da muchos artistas de gran talento, pero no termina de consagrarse como un género habitual en las radios.
–Desgraciadamente es así. Desde mi punto de vista el flamenco llega muchas veces a las sociedad de forma desvirtuada por lo que es imposible que se consiga un público aficionado mayor. Esto se debe a la gente que no es aficionada y quiere ser cantaor o cantaora sin informarse y sin tener conocimientos sobre los palos.
–¿Debe renovarse el flamenco para poder llegar a más gente?
–Indudablemente, como cualquier género. Los tiempos cambian y es conveniente coger las bases sobre las que se asienta el flamenco para aportarles nuevas musicalidades y estilos propio de los nuevos tiempos porque no podemos quedarnos en la guitarra y en las palmas. Tampoco creo que sea necesaria una fusión, pero es conveniente que el flamenco evolucione hacia lo que demanda la sociedad, siempre y cuando se respete su pureza. También influye mucho la manera en la que se hace porque, por innovar, si un cante de tercio es muy largo puede terminar por aburrir a la gente.
–Huelva está en el centro del mapa del flamenco.
–Es innegable que Huelva es de las provincias que mejor cantera de artistas tiene con cantantes de la talla de Arcángel, Argentina o Rocío Márquez. Además, a ellos se unen muchos jóvenes que vienen empujando fuerte con su nivel. Cuando pienso acerca de si se le da al flamenco onubense el verdadero valor que tiene, no estoy segura, pero lo que sé es que el nombre de Huelva estará vigente durante mucho tiempo porque tenemos a los mejores cantaores y actualmente vivimos muy buenos momentos en el género.
–¿Quién es su referente?
–Sin dudas, Arcángel. Es el número uno de Huelva y de España para mí y tuve la suerte de que fuese mi profesor durante tres o cuatro años, por lo que pude aprender mucho de él.
–¿Cómo valora la situación actual de las peñas flamencas?
–La situación es muy dispar según el tipo de peña. Hay bastantes que siguen contando con un amplio número de socios, por lo que pueden ofertar recitales de calidad. Sin embargo, son también varias las que han experimentado un descenso en su afiliación, por lo que no pueden dar espectáculos todas las semanas ni tampoco pueden contar con un nivel tan alto. Igualmente, también las hay que, por desgracia, potencian la llegada de gente de fuera en detrimento de los artistas locales, lo que supone mermar el talento de aquí.
–¿Lo tiene más difícil la mujer en el mundo del flamenco para hacerse un nombre?
–Tradicionalmente, la mujer ha tenido más dificultad que el hombre por las diferencias que creaba la sociedad. Es un caso similar al de payos y gitanos. El público debía entender que todos amábamos el flamenco y que teníamos que ir en la misma dirección y con las mismas oportunidades. Por suerte, actualmente la mujer pasa por un buen momento y sí que se le está valorando como cantaora.
–¿Qué proyecto centra sus esfuerzos actualmente?
–Actualmente, sigo estudiando porque, como decía, nunca se deja de aprender ya que hay muchos conocimientos que adquirir. Además, quiero darle un giro a lo que se viene entendiendo como flamenco, por lo que estudio para ver cómo hacerlo respetando las bases del cante. Por ello, estoy esbozando un proyecto que refleje el respeto al flamenco,pero adaptado a la sociedad y a mi forma de pensar. El producto sería palpable tanto en disco –porque deja constancia de una obra– como, sobre todo, en los escenarios, muy aptos para dirigir este pensamiento a una gran cantidad de público.
–¿Nota el calor en los escenarios de fuera de la provincia de Huelva?
–Mucho. He de decir que muchos compañeros coincidimos en que el calor es muy parejo al que sentimos en Huelva. Yo me siento muy arropada cuando me desplazo y lo que más me gusta es ver los rostros de la gente y sus reacciones. Es una sensación muy bonita.
–Además, lleva a Huelva allá por donde va.
–Siempre que vamos fuera la gente nos dicen que a los cantaores que somos de Huelva se nos nota porque tenemos un sello diferente. Aquí cantamos de un modo distinto y nuestra voz es única.
Una apuesta por la evolución del género musical
Beatriz Romero se halla inmersa en unas oposiciones para convertirse en jurista de instituciones penitenciarias, después de haber finalizado la carrera de Derecho. Su incesante esfuerzo y trabajo permite que su plan B siga activado, pero es el flamenco el que alimenta su pasión por conseguir su plan A. A la edad de seis años se introdujo en un género musical en el que Huelva es un emblema. La provincia canta diferente y Beatriz Romero lo evidencia con su voz. Su currículum como artista empieza a confeccionarse con los logros cosechados en los concursos que se celebran en la provincia y en otras regiones de la geografía española. La primera disciplina que se deleitó con la destreza y la habilitad de la onubense acogía los fandangos de Huelva, una de sus pasiones y su punto de partida dentro del campo. En la provincia ha sido distinguida con todos los premios de concursos de fandangos que hay para los cantaores menores de 13 años, momento en el que dejó de participar en la citada modalidad para introducirse en el flamenco jondo. Actualmente, la valentía que atesora la lleva a trabajar para crear un producto que esboce sus ideales en cuanto al flamenco se refiere. Así, su objetivo es mostrar su pensamiento de que el flamenco debe adaptarse a las nuevas exigencias de la sociedad, si bien el respeto del género y su historia es una máxima que hay que salvaguardar.
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