Huelva

Autotrasplante de médula ósea en el hospital Juan Ramón Jiménez: Confianza y compromiso

  • Más de 220 pacientes consiguen mejorar su calidad de vida y aumentar su supervivencia en los 15 años que cumple el tratamiento en el Servicio de Hematología

Extracción de células madre a una paciente.

Extracción de células madre a una paciente. / M. G. (Huelva)

"El compromiso y la confianza" cimentan la relación médico-paciente en el Servicio de Hematología del hospital Juan Ramón Jiménez, una unidad que ha cumplido 15 años desde que realizara el primer autotrasplante de progenitores hematopoyéticos, más conocido como trasplante de médula ósea. Dicha terapia ha permitido que un total de 221 pacientes hayan podido mejorar su calidad de vida y aumentar su supervivencia.

Los enfermos hematológicos que se pueden beneficiar de este tratamiento son aquellos aquejados de mieloma múltiple, linfoma o leucemia aguda (estos tres cánceres hematológicos suponen únicamente el 6,2% del total de tumores que de detectan). En este período de tiempo se han realizado el autotrasplante 132 hombres y 89 mujeres, con una media de edad global de 50 años y "unos resultados más que óptimos", según constatan desde el propio centro hospitalario.

Uno de estos pacientes es Modesto Cardoso, de 61 años, quien se ha sometido a un autotrasplante de médula ósea en dos ocasiones. "No hay día en el que no agradezca la generosidad infinita de los profesionales de Hematología", explica a esta redacción, al tiempo que destaca "el apoyo y el cariño inconmensurables de un equipo que me ha dado dos oportunidades". De este modo, Modesto considera a tales sanitarios su "familia" y no es para menos, pues "logran que te sientas muy querido desde el momento en el que inicias el proceso".

Modesto Cardoso. Modesto Cardoso.

Modesto Cardoso. / M. G. (Huelva)

Precisamente, esa relación de "cariño" es clave también para los propios profesionales de Hematología. Así lo asegura el hematólogo responsable de trasplantes del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez, Antonio Palma, quien pone el acento en la "confianza" que se crea entre el paciente y el sanitario durante todo el proceso. "Los pacientes terminan confiando mucho en nosotros y esta situación es ideal para los hematólogos, pues si la persona está emocionalmente bien, es muy buena cumplidora de los tratamientos a los que la sometemos", sostiene Palma.

Esta percepción también es compartida por la Supervisora de enfermería de Oncohematología, Yolanda Bouzada, quien asegura sentirse "muy identificada" con sus pacientes. En este sentido, se declara una "apasionada" de su trabajo, pues "no hay mayor satisfacción que ver cómo mejora un paciente, así como cuando te agradece la seguridad que le brindas". Tal es la "vocación que sentimos los profesionales de Hematología que terminamos creando una relación muy afectiva con los pacientes, quienes muchas veces nos lanzan emotivos mensajes que nos llegan al alma".

Los pacientes diagnosticados de estas patologías precisan ser tratados, en primer lugar, con quimioterapia. A continuación, los especialistas valoran los resultados y, si está indicado, se inicia el procedimiento de autotrasplante.

Enfermeras de Hematología atienden a una paciente durante el autotraspante. Enfermeras de Hematología atienden a una paciente durante el autotraspante.

Enfermeras de Hematología atienden a una paciente durante el autotraspante. / M. G. (Huelva)

"Para los que estamos enfermos es un shock emocional, se te viene el mundo encima", recuerda Modesto Cardoso, quien destaca que esta sensación se explica en que "la cabeza se pone en lo peor y llega a pensar en circunstancias inimaginables que, además, tienden a ser muy negativas". 

En 2014 a Modesto le diagnosticaron un mieloma múltiple y, pese a que la negatividad trataba de penetrar en su mente, el paciente conseguía resistirse en contadas ocasiones gracias "al equipazo de profesionales que me acompañaron en todo momento, dado que me llenaron de optimismo y esperanza". Para ello fue "imprescindible", según el paciente, "que mi mujer y yo estuviésemos informados al 100% y, sobre todo, que aquello que nos decían se cumplía".

A este respecto, Antonio Palma resalta que es "vital" que los pacientes "sepan que es una terapia con complicaciones, pero que les va a resultar muy beneficiosa". Por ello, los enfermos hematológicos que se someten al autotrasplante de médula reflejan "preocupación, a la vez que esperanza. La ilusión no dejan de manifestarla pese a las complejidades inherentes al tratamiento", asevera. 

Enfermeros de Hematología procesan las células madre extraídas a un paciente. Enfermeros de Hematología procesan las células madre extraídas a un paciente.

Enfermeros de Hematología procesan las células madre extraídas a un paciente. / M. G. (Huelva)

Las principales preocupaciones que asaltan a los pacientes son, según el hematólogo responsable de trasplantes del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez, "la caída del pelo, los vómitos, las llagas, las diarreas o los elementos tóxicos que pueden alcanzar a su organismo debilitado". Este último sentimiento de recelo obedece a la inevitable bajada de las defensas, leucocitos y plaquetas como consecuencia de la quimioterapia, de ahí que "suelan manifestar infecciones".

No obstante, la "ilusión" termina imponiéndose a todo ello, la cual aflora, sobre todo, a medida que el proceso de recuperación avanza, expone Antonio Palma. "Tratamos de poner el foco en los beneficios del autotrasplante de médula que, si bien no cura el mieloma múltiple (sí puede curar la leucemia o el linfoma), aumenta la supervivencia y el tiempo de recaída", concluye.

El citado procedimiento consiste en la administración nuevamente de quimioterapia, esta vez a muy altas dosis, para erradicar células tumorales que puedan haber sobrevivido al tratamiento previo. En este sentido, Modesto Cardoso recuerda "una quimioterapia muy fuerte, que te dejaba sin defensas". La principal consecuencia es la supresión total y prolongada de la función normal de la médula ósea, por lo que es imprescindible volver a recuperarla mediante la infusión de progenitores hematopoyéticos o “células madre”, previamente extraídas del paciente.

Localización de células madre en el contenedor de nitrógeno líquido. Localización  de células madre en el contenedor de nitrógeno líquido.

Localización de células madre en el contenedor de nitrógeno líquido. / M. G. (Huelva)

Estos progenitores hematopoyéticos son recolectados haciendo pasar la sangre del enfermo a través de un “separador celular” que, por un método de centrifugación, es capaz de detectarlos y recogerlos.

Seguidamente, se realiza el procesamiento de este componente hematológico y se congela a -190º hasta su uso. Todo ello se lleva a cabo en una campana de flujo laminar que garantiza un ambiente libre de microorganismos y de partículas de polvo, ubicada en una sala limpia. La misma ha sido recientemente remodelada para asegurar los altos estándares de seguridad necesarios que garanticen las mejores condiciones del procesamiento.

A partir de ese momento y, superados otros estudios, el paciente ingresa para el trasplante en la planta de Onco-Hematología, donde estará en aislamiento, acompañado por un familiar si lo desea, entre las tres y cinco semanas que dura todo el procedimiento.

La recuperación de Modesto Cardoso transcurrió de forma "positiva", según el propio paciente. "A los seis meses me pude reincorporar a mi trabajo y pasé siete años sin problemas, en los que acudía únicamente al Servicio de Hematología para las pertinentes revisiones". Sin embargo, en el verano de 2020 el mieloma múltiple volvió a aparecer, por lo que este paciente tuvo que someterse en abril de este año a un segundo autotrasplante de médula, el cual, pese "a sus complejas consecuencias, véase vómitos, mareos o cansancio, ha sido más llevadero". De hecho, asegura que "sufría más por mi mujer, que estuvo conmigo durante el mes de aislamiento, que por mí mismo". 

En dicho período de aislamiento, el personal de enfermería -en especial, su enfermera referente- tiene un papel fundamental no sólo en los cuidados, sino también en el respaldo emocional del paciente y su familia, en la educación sanitaria, en aportarles seguridad y que se sientan preparados para abordar los cuidados que necesitará en el domicilio. En este punto, Yolanda Bouzada señala que el modelo de referencia se basa "en valorar las necesidades básicas del paciente y, a partir de ahí, actuar. Nuestro objetivo es que se identifique con la persona que estará pendiente de su cuidado y que sienta que hay alguien ahí que vela por sus intereses".

Sobre la fase de aislamiento, la Supervisora de enfermería de Oncohematología es consciente de que "impone a todo aquel que la tiene que superar" y, por ello, "realizamos una labor de asesoramiento para que el paciente la afronte del mejor modo posible". Es en este momento "cuando le informamos sobre qué puedes hacer dentro de su habitación, qué objetos puede llevar consigo, la indumentaria a llevar, así como la relación de medidas que tomamos por su seguridad", como una presión ambiental positiva, el cierre de las ventanas o nuestros trajes para no traer bacterias al interior". 

Foto de equipo durante la visita de la delegada a Hematología con motivo del 15 aniversario del autotrasplante. Foto de equipo durante la visita de la delegada a Hematología con motivo del 15 aniversario del autotrasplante.

Foto de equipo durante la visita de la delegada a Hematología con motivo del 15 aniversario del autotrasplante. / M. G. (Huelva)

Con este objetivo, el servicio cuenta con una guía actualizada que recoge los aspectos más importantes que el paciente y la familia necesitan conocer en todas las fases del trasplante, elaborada por sus profesionales para dar respuesta a las preguntas e inquietudes más frecuentes.

Después de este proceso, comienza la recuperación, momento en el que se encuentra en estos momentos Modesto, el cual la afronta con "paciencia y tranquilidad". Aún no ha ganado suficiente fuerza en su cuerpo, pues ha perdido algo más de 25 kilos, pero "puede pasear y volver a disfrutar de la vida". Aun así, se muestra precavido ante la idea de transitar por espacios multitudinarios, en tanto que estos pacientes "están muy limitados a ello por las bajas defensas que tienen después de un tratamiento así", sostiene el paciente.

La puesta en marcha del autotrasplante en el 2006 supuso un punto de inflexión en la atención a los pacientes hematológicos de Huelva, ya que permitió que muchos de ellos no tuvieran que desplazarse a otras provincias para recibir este tipo de terapia. De hecho, Antonio Palma destaca que "no escatimamos en recursos, pues les brindamos a los pacientes todo aquello que está a nuestro alcance. No hay nada más satisfactorio que saber que evolucionan favorablemente".

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