La Audiencia juzga hoy al ex director de Nortehispana por acosar a empleadas
La Fiscalía pide para él una pena global de 97 años de cárcel por delitos sexuales o amenazas, entre otros


El ex director de la aseguradora Nortehispana en Huelva, C.M.R., se sienta desde hoy y hasta el viernes en el banquillo de los acusados para responder por un global de 18 delitos: seis de acoso sexual, cinco de agresión sexual continuada, uno de amenazas, otro de agresión sexual con penetración, uno de abusos sexuales continuados, dos de obstrucción a la justicia, uno contra la integridad moral y otro de revelación de secretos. En total el procesado se enfrenta a una petición de condena de la acusación pública que alcanza los 97 años de cárcel, los 190.000 euros de indemnización y los 28.800 euros en multas.
Durante toda la semana los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia de Huelva escucharán -probablemente a puerta cerrada, sin prensa ni público- los testimonios de las seis mujeres víctimas de las vejaciones, subordinadas de C.M.R. entre 2009 y 2012, años en los que se produjeron los actos delictivos.
En el escrito de la Fiscalía, al que ha tenido acceso Huelva Información, se indica que fue contratado en 2009 como comercial y que ascendió en diciembre de 2010 a director, cargo desde el que "prevaliéndose de su superioridad y con intención de satisfacer sus deseos sexuales, venía exigiendo a parte de las trabajadoras que atendieran a sus deseos, recalcándoles que la lealtad era lo más importante para él y que si querían ascender" o conservar el puesto de trabajo debían respetar dos fases que él imponía. En la primera, les preguntaba obscenidades. La segunda se centraba en "satisfacer sus deseos sexuales a base de tocamiento" o penetraciones para los que "no dudaba en emplear la fuerza física o amenazar con echarlas del trabajo o con causarles daños a ella o a sus familias".
En febrero de 2010 empezó el calvario de la primera de sus víctimas. Había tenido una relación consentida con ella que se deterioró. La amenazaba con entregarle un vídeo íntimo a su marido y la llamaba "puta" o "loca". El Ministerio Público detalla que el acusado la controlaba manejando su móvil o solicitándole a otros compañeros que la vigilaran. Desde el verano de 2010 "comenzó a obligarla a someterse a penetraciones vaginales y bucales". Poco a poco fue logrando de su víctima "una sumisión total" y "destruir su autoestima". Una vez "la agarró del pelo tirando con fuerza hasta lograr que se arrodillara para obligarla a chuparle el pene"; otras, "la agarraba del cuello para lograr penetrarla, excitándose aún más si la víctima lloraba". Incluso llegó a pegarle y la obligó a emborracharse y hacer un trío, lo que le ha causado graves trastornos psiquiátricos.
Por estos hechos, la Fiscalía pide que el tribunal imponga a C.M.R. 15 años de cárcel por un delito de acoso sexual con agresión sexual continuada y penetración, la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de la mujer o comunicarse con ella durante 16 años y le atribuye otro delito contra la integridad moral por el que debería pagar otros dos años de prisión.
La segunda de las víctimas a las que hace referencia el escrito es una teleoperadora. En los primeros episodios de acoso (desde enero de 2012) le tocó los pechos y se rozó con ella. Un viernes la llamó a su despacho, la hizo sentarse en su regazo y le puso un vídeo pornográfico mientras le impedía levantarse y le introducía la mano en la entrepierna. Llamaron a la puerta y la chica se rehizo. Pero la había encerrado en la oficina y la acosó una y otra vez. La mujer tuvo que encerrarse en el baño durante cinco minutos antes de que la dejara marchar.
Hubo otras veces en que la besó a la fuerza o se comunicó con ella por mensajería instantánea hasta que la víctima "sufrió un cuadro de estrés con sintomatología mixta ansioso-depresivo de carácter reactivo". La fiscal pide a la Sección Tercera que lo condene a diez años de cárcel por un delito de acoso sexual en concurso con un delito continuado de agresión sexual, además de no poder comunicarse con ella ni acercársele durante 11 años.
La tercera agredida era una agente comercial que no accedía a sus insinuaciones, por lo que tuvo que soportar amenazas e insultos de toda clase. El episodio más violento se produjo en agosto de 2011, cuando la encerró en su despacho, "se abalanzó sobre ella, tocándole los pechos mientras lloraba y gritaba; en un momento dado, el procesado le introdujo completamente los dedos en la vagina y trató de penetrarla, si bien la perjudicada logró agarrarle los testículos y retorcérselos" hasta que la soltó. Ella huyó. Al llegar al portal de su casa se encontró con C.M.R., que la había seguido y la amenazó con matarla contratando a un sicario. "El procesado contactó con una persona no identificada y le encargó que la amenazara para que no denunciara".
Tres días después de dejar la empresa, la chica se encontró en La Palmera con el individuo contratado, que la amenazó de muerte y la siguió. Desde entonces padece graves daños mentales.
El Ministerio Público considera por este caso al procesado autor de un delito de acoso sexual en concurso con otro continuado de abuso sexual y con uno más de agresión sexual con penetración, todos los cuales concurren en un delito de amenazas. Por todo le pide un global de 17 años de cárcel, los mismos que no debería acercarse ni comunicarse con la víctima.
El relato fiscal remarca que la cuarta víctima era una madre soltera con tres hijos a su cargo. Tenía una delicada situación de la que presuntamente se aprovechó C.M.R. para lograr someterla sexualmente bajo la amenaza de que se quedaría sin trabajo. Tras denunciarlo, en abril de 2012 la mujer recibió una llamada del imputado en la que él, "con la intención de amedrentarla, le dijo: "Ya sabes lo que tienes que hacer". Ella llegó a decir en sede judicial que no había sufrido abusos hasta que fue capaz de denunciarlo definitivamente. Por estos hechos la acusación pública le imputa un delito de acoso en concurso con otro continuado de agresión sexual con penetración y uno más de obstrucción a la Justicia. En total, 17 años de prisión y 7.200 euros de multa, amén de la incomunicación y el alejamiento durante 16 años.
Roces y tocamientos constantes y hasta un episodio violento en el que el imputado la encerró en su despacho, le rompió el pantalón y le introdujo un dedo en la vagina forman parte de la pesadilla que vivió la quinta víctima. Ella lo denunció y él "contrató a una persona que no ha podido ser identificada para que lograra que retirara la denuncia bajo amenaza de muerte", subraya la Fiscalía. Sufre trastornos psíquicos de gravedad. Al presunto autor de los hechos lo acusa de acoso sexual, agresión sexual con penetración y obstrucción a la Justicia: 17 años de cárcel, 7.200 euros de multa y 16 años de alejamiento.
Por lo sufrido por la última de las víctimas, la sexta, pide el Ministerio Público 19 años de cárcel y otros 16 de alejamiento e incomunicación, además de una multa de 14.400 euros, atribuyendo a C.M.R. delitos de acoso y agresión sexual con penetración continuado, además de otro de descubrimiento y revelación de secretos. La trabajadora sufrió tocamientos, penetraciones forzadas y violencia, además de ser obligada a practicarle felaciones. Llegó a grabarla con un reloj-cámara que llevaba en la muñeca. De nuevo, graves daños psicológicos para la perjudicada. A partir de hoy el imputado tendrá que rendir cuentas ante el tribunal.
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