Astilleros mantiene la carga de trabajo con cinco barcos y busca su consolidación
Tiene tres buques en reparación, uno en construcción y otro en espera · Para este año prevé facturar 5 millones de euros


Hace nueve meses la empresa gallega Cotnsa desembarcó en Huelva para abrir paso en los astilleros a una nueva actividad naval, la de reparación de embarcaciones. Y pasado un primer trimestre de 2012 en el que se cubrieron los objetivos previstos, la empresa inicia el segundo con optimismo: cuatro barcos en carga, uno a punto de llegar y varios posibles clientes en cartera con la mira puesta en consolidar la nueva empresa naval de la capital.
Cotnsa trata de abrirse paso en el mercado de las reparaciones con la ventaja de la inexistencia de unas atarazanas de sus características desde Castellón hasta Galicia. Para ello se promociona en los puertos, entre los armadores y confía "en el boca a boca", explica el director de Astilleros Cotnsa Huelva, José María Soriano. La compañía intenta atraer hasta sus instalaciones onubenses a compañías que operan en la actualidad en otros astilleros, explotando las ventajas competitivas de cercanía, precios asequibles y trato personalizado. El abc de las pequeñas y medianas empresas. "El nicho de mercado nos lo da nuestro tamaño. Nuestros clientes iban antes a astilleros más grandes donde no tenían preferencia y recibían peor trato", explica el director general.
Con esa política han atraído ya a varias empresas que quieren fidelizar. En la actualidad, en la instalación se está trabajando en cuatro barcos, después de haber dado salida a varios en los primeros meses del año. El mayor de ellos es una gabarra (un buque de suministro de combustible) de Boluda, el Spabunker 50, al que se le está haciendo una revisión completa. Con sus 85 metros de eslora sobrepasa por muy poco al Moustakbal, una draga de succión en marcha de una compañía marroquí que también está sufriendo un repaso y reparación en profundidad. A otra draga de menor tamaño se le están cambiando las guías de los spuds, una suerte de grandes pilares que se clavan en el fondo o con anclas para la realización de los trabajos y en los que Astilleros ha puesto también la mira; negocian la posibilidad de realizar en Huelva los nuevos spuds de la draga. En el suelo va tomando forma una panga, una embarcación de apoyo a los buques atuneros que es la primera construida en Huelva desde el cierre de la anterior factoría (en las instalaciones de Astilleros sólo se pueden fabricar barcos de pequeño tamaño tras ceder la licencia de construcción de grandes buques). Cuando el barco marroquí salga, llegará una pontona para la renovación del acero.
Sobre la panga permanece el último vestigio del pasado constructor de las atarazanas onubenses, el 845, que espera a que se resuelva el concurso de acreedores de Astilleros de Huelva. El buque de apoyo a plataformas petrolíferas ocupa una de las gradas mayores de las instalaciones, que Cotnsa alquiló inicialmente por 18 meses ampliables por otros seis. La intención es consolidarse en Huelva, pero sobre el futuro a largo plazo aún no hay nada cerrado; depende de la decisión judicial sobre la liquidación del patrimonio de la anterior empresa.
Mientras tanto, sus gestores miran a la consolidación en el corto plazo, el que marca el mercado de las reparaciones. Y destacan la creación de empleo: en la factoría trabajan una media de 130 personas a diario entre contratas, la mayoría, y una veintena de empleados de la plantilla propia de Astilleros. De ellos, siete proceden de la anterior factoría, de los denominados recolocables, con la esperanza de que sean más, apunta el secretario provincial de la Federación de Metal, Construcción y Afines de UGT, Sebastián Donaire: "Seguimos trabajando en ello, ahora están recibiendo formación para poder encontrar trabajo en un futuro". A ello se suma la generación de actividad en las empresas auxiliares, prácticamente desaparecidas tras la crisis de Astilleros de Huelva y de Sevilla, hasta el punto de que "nos cuesta encontrar determinados suministros", explican desde la empresa.
La línea del éxito en el primer año efectivo de actividad está marcada en los cinco millones de euros. Para ello, la empresa mira a Gibraltar, Tánger, Casablanca, a armadores de atuneros o a la flota de más de 30 barcos de Boluda. Los objetivos están marcados y se van cumpliendo en "un mercado difícil". Por ahora, el paisaje naval se ha recuperado en la ría del Odiel.
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