Arte para ayudar a los enfermos de alzhéimer

investigación universitaria La Cátedra Cepsa apoya un proyecto para mejorar la calidad de vida de personas mayores

También se trabajará con pacientes con demencia senil común y depresión

La investigadora, Pilar María Domínguez Toscano, durante una sesión de arteterapia con un colectivo joven.
La investigadora, Pilar María Domínguez Toscano, durante una sesión de arteterapia con un colectivo joven.
S.h. / Huelva

03 de octubre 2012 - 01:00

Comprobar la eficacia de la intervención arteterapéutica en personas mayores, afectadas por la enfermedad de Alzheimer, por demencia senil común o por depresión que vivan en residencias o centros de día. Este es el objetivo del proyecto dirigido por la profesora de la UHU, Pilar María Domínguez Toscano, y en el que Cepsa participa, en el marco del apoyo a la investigación que impulsa desde su Cátedra de la Universidad de Huelva.

El estudio valorará si las sesiones de arteterapia disminuyen los parámetros indicativos de estas enfermedades y si beneficia la percepción de la calidad de vida de los enfermos. Igualmente, se analizará cuál es la repercusión de la arteterapia en otras variables como la autoestima, la capacidad de afrontamiento, el estado emocional habitual de la persona o su nivel de ansiedad.

Los pacientes se organizarán en dos grupos. De una parte, los afectados por alzhéimer y demencia senil y, por otra, los que sufren de depresión. Durante el mes de septiembre se ha desarrollado una primera fase de toma de contacto con diferentes instituciones para localizar a aquellas personas con un perfil que se adecúe a los requisitos de la investigación. Previsiblemente, la fase de estudio comenzará este mes con la realización a todos los pacientes de un estudio previo que determine el grado de afectación de la enfermedad correspondiente. Durante seis meses, a razón de tres horas semanales, se llevarán a cabo las sesiones de terapia.

"Vamos a trabajar con todas las modalidades artísticas (pintura, música, danza…); la idea es sobreestimular al paciente desde todos los lenguajes expresivos. Está demostrado que la sobreestimulación cognitiva frena o retrasa los efectos de la enfermedad de Alzheimer y mejora la calidad de vida de los enfermos. Nosotros buscaremos también mediante pequeñas tareas, ejercicios, deberes o metas la estimulación emocional; que los pacientes encuentren la vía para expresar su emociones y que nosotros podamos reforzar todas esas emociones positivas", detalla la responsable del proyecto Pilar María Domínguez Toscano.

Tras estos seis meses de trabajo, los pacientes se someterán a la misma prueba que inicialmente se les realizó, de esta forma puede saberse si ha habido cambios. Cada uno de los grupos de intervención tiene asociado un grupo de control, es decir, personas que padecen la misma enfermedad, pero que no van a ser tratados con esta terapia, aunque sí sometidos tanto a la prueba inicial como final. "De esta forma, si se perciben cambios en el grupo de intervención que no se reflejan en el grupo de control, podremos atribuirlos a la terapia". Un año después se repetirán las pruebas.

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