Huelva Paranormal

Apariciones espectrales en Huelva

  • La ‘marimanta’ de la Sierra, el callejón de la siete muertes, la leyenda de la calle Hinojos o el fantasma del pozo. Un recorrido por diversas apariciones en la provincia de Huelva

Hay muchas leyendas en la provincia en torno a la aparición de espíritus y fantasmas.

Hay muchas leyendas en la provincia en torno a la aparición de espíritus y fantasmas.

En un reciente viaje a Cortegana hablábamos con personas vinculadas a la tierra de los muchos misterios que encierra aquella hermosa parte de la Sierra, dentro del particular “bestiario” de seres de otro mundo, imposibles, llamó la atención de mi compañero Federico Padial y mía un nombre que resonaba con fuerza: la “marimanta”.

Se trata de una especie de asustador profesional que se enroca con las leyendas más sobrenaturales de la comarca cual “pantaruja” extremeña aunque este tenga que ver más con los difuntos que portan atuendo blanco y recorren aquellos lugares con los que tuvieron una relación en vida, emocional o sentimental. La “Marimanta” tiene una referencia andaluza en tierras granadinas donde existe una relación con el misterio y lo desconocido, como ocurría con la “pantaruja” se trataba de esposos infieles que acudían a su cita amorosa embutidos en una sábana y no dejaban ver su rostro para no ser identificados. Pronto se establecieron analogías con espíritus, fantasmas, y de ahí el miedo que pueden infundir.

En cualquier moderno diccionario podemos leer su definición como “Personaje imaginario con que se asusta a los niños”. En Periana (Málaga), en la Axarquía, encontramos una leyenda en torno a este ser: “Por las noches, cuando las calles no tenían luz o alumbrado público y la oscuridad reinaba, se tenía miedo a salir a la calle no fuera a que la “marimanta” se apareciera. Cuando veían a un vivo se solían interponer en su paso, cómo queriéndolo arrebatar de esta vida. Una noche una “marimanta” se interpuso en el camino de un labrador, este sacó la hoz y asestó un golpe fatal al espectro que, de forma incomprensible cayó al suelo en un charco de sangre... Cuando quitaron la máscara a aquel ser descubrieron que bajo la sábana blanca se escondía el hijo del juez”.

Esa misma leyenda narra cómo el juez tiene una conversación con el campesino: “¡Usted sabe que lo ocurrido, yo lo mate!, dice”, el juez le responde “¡Tranquilo amigo, usted mató a una marimanta, y estas son personajes de leyendas por lo tanto no existen y por lo consiguiente usted no mato a nadie. Mi hijo se ha marchado de viaje muy lejos y sin retorno!”.

En Cortegana logré localizar a un vecino que me dice: “antiguamente los hombres salían en busca de sus conquistas y si no quería que su novia o esposa se enterara lo hacía a altas horas y escondido bajo un disfraz. En el pueblo se corrió el rumor que eran fantasmas que se llevaban a los vivos pero en verdad eran vecinos que estaban muy vivos y tenían intenciones carnales”.

Fernando Martínez, en cierta ocasión, conducía por las cercanías de Cortegana, cuando estaba llegando vio junto al arcén una silueta blanquecina, era una especie de persona “blanca”, sabedor de las historias que corrían y de la proximidad al pueblo le extrañó “ya no vivimos en el pasado, estamos en el siglo XXI, la gente no se esconde por ir a visitar a una mujer, tengo la certeza que era un fantasma, la “marimanta” más espectral”.

El misterioso Callejón de las Siete Muertes

Se encuentra en  el Conquero y nuestra historia mágica  sucedió durante la guerra civil y se cuenta que en él mataron a siete hermanos u otras fuentes narran que coincidieron siete asesinatos en el mismo callejón... A lo largo del tiempo han surgido muchos rumores sobre el significado del callejón con este peculiar nombre cuya historia leyenda o realidad no deja de sorprendernos e incitarnos a descubrir sus secretos.  Los más viejos dicen del Callejón de las Siete Muertes que era una zona donde se llevaban los escuadrones falangistas a  prisioneros para posteriormente ser fusilados. Se llevaban a los reos contra el régimen al Conquero, a la tapia del cementerio y allí inevitablemente perdían la vida... Uno de esos sitios es la calle que sube al Instituto Rábida, hasta hace unos años allí se encontraba una tapia con una cruz pintada en amarillo o blanco, señal de muerte, señal de duelo, señal de vidas perdidas en la sinrazón de una guerra fratricida. Otro de esos lúgubres lugares era la zona de la Isla chica, y en la tapia del antiguo cementerio, aproximadamente donde ahora se encuentra la fuente de los bomberos.  El  impacto que tuvo sobre la sociedad el que fueran todos de una misma familia -como indica uno de esos supuestos-, hizo que se impregnará al callejón con éste nombre. Posiblemente no fuera un sitio habitual de fusilamientos, probablemente aquel callejón fue el lugar más cercano para las muertes de aquellas siete personas pero el recuerdo permanece allí inalterable.

La leyenda de la calle Hinojos

Es una de esas bellas historias que refleja toda la estética romántica de este tipo de fenómenos extraños por el que les estamos acompañando por Huelva. Su historia, trágica y triste historia, nos habla sobre el ruido de una máquina de coser que se escucha por las noches en la zona. Según los vecinos del lugar todos la escuchaban y nadie cosía a esas horas. La historia nos habla sobre una mujer que se encontraba muy enferma y como sabía que le quedaba poco tiempo de vida le dijo a su hermana que con la máquina de coser que tenían la vendiera y así sacará algo de dinero para que le pagase unas misas en honor a su muerte.

La hermana se lo prometió, al poco tiempo murió la mujer y desgraciadamente también murió la hermana quién pasó el recado de la venta de la máquina de coser a su hija, trágicamente ésta también murió y quedó otra de las hijas sin saber nada. A lo cual la primera mujer se aparecía en la casa cosiendo en la máquina de coser todas las noches, hasta que la hija vendió aquella máquina de coser encantada.

El fantasma del pozo

Un misterio arraigado en la calle San Sebastián, allí en el siglo XIX, en una casa de vecinos, había en su patio interior un pozo tapado con cemento y encima de la tapa muchas macetas a modo de ornamento floral. Su historia nos cuenta que allí se había suicidado una muchacha arrojándose por el pozo, de su muerte quedó una extraña reminiscencia luminosa con forma y apariencia humana que los vecinos decían que el fantasma de la chica muerta. Aterrados taparon el pozo y los acontecimientos dejaron de ocurrir pero sería recordado como el fantasma del pozo.

Consulta más misterios en: 'Huelva Sobrenatural' de José Manuel García Bautista. Niebla Ediciones.

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