Huelva

Andrés Romero

  • Andrés Romero lidiará hoy el último toro de la feria de Colombinas en una tarde en la que Huelva reconoce con orgullo su brillante carrera

ANDRÉS Romero nació al gran público cuando en marzo de 2012 revolucionó el certamen de Atarfe, convirtiéndose en triunfador.

Hasta esa fecha, Romero había dado sus primeros pasos en Escacena, su tierra natal, en la que están sus gentes. La gente valiosas para Romero y, como bien decía el rejoneador en una pasada entrevista, "las que siempre he tenido a mi lado dándome ánimos y alentándome para que todo fuera adelante. Las que han soportado los momentos malos y disfrutan de los buenos conmigo".

En realidad, no es que Andrés haya hecho sufrir mucho a los suyos, porque las 30 actuaciones del 2012 se cuentan por puertas grandes. ¿Que no fueron plazas de feria de capital de provincia? De acuerdo. Pero tampoco hay justicia en el toreo, sino importancia y pedigrí.

Eso manda sobre muchas cosas. Manda sobre todo los santos co… de quien cambia cromos y estampitas en plazas de primera para que niños y niñas sin afición pero con reminiscencias caballistas cierren puertas y ventanas al buen oficio y excelente cuadra que tiene Romero acreditada frente al toro. Si no, de qué se merece el de Escacena que ni Sevilla le haya dado sitio en una de seis para seis... Pero bueno, esto es así.

No es chauvinismo ni mucho menos. Siempre he dicho que en Huelva hubo dos rejoneadores que, por diversas causas, no pudieron hacer realidad su sueño. Uno, Fernando Toronjo, al que le faltó cuadra para enderezar un buen comienzo, y Pedro Calero, quien, a pesar de su afición, no cuajó el momento preciso para irse arriba. Los dos tienen su foto como caballeros en La Merced. Ahora es el turno de Andrés Romero. Él ya es parte de un cartel en Colombinas. No invitado, sino protagonista, y eso es grande.

El caso de Romero es distinto o, mejor dicho, lo ha hecho distinto él. Tiene maneras, buenas maneras, ha montado una más que decente cuadra de caballos, tiene una enorme afición y, sobre todo, tiene la mejor madera de los triunfadores: es humilde abajo del caballo y soberbio cuando maneja las riendas. La combinación idónea para sentir el aprecio de la gente y rivalizar por el triunfo necesario para cerrar en números la temporada.

Regalarle, nadie le ha regalado ni un mimbre del esfuerzo que supone sacar cabeza entre un escalafón en el que dos se reparten el lío, tres más sobreviven, y el resto es pelotón. Pero Romero ha sacado cabeza. El sprint de su primera temporada en serio ha sido de órdago y ahora que está plantado a las puertas de muchas cosas importantes le llega, sin lugar a dudas, una cita en la plaza de la capital, en su tierra, donde se sabe, se conoce y se ama profundamente al caballo. Sin lugar a dudas, la plaza que más se debe de querer en una vida. La plaza que le va a dejar a Romero la oportunidad de juntar en el tendido a esa gente que le llega cerca, que le admira desde la cercanía de la persona, la que no puede viajar a menudo a ver cómo ese tío montao a caballo va descerrajando puertas grandes por plazas donde hasta duele meter los caballos por tal de no se lastimen una mano y pierdas un valioso compañero.

Pero bueno, Huelva está afortunadamente aquí, el albero es una alfombra perfecta, Romero tuvo solo un instante el año pasado y lo aprovechó para enseñar de qué pasta está hecho y cuánto lo respetan sus caballos, y lo de hoy no es ganga de paisanaje, sino un gesto de justicia que, por otro lado, le viene soberbio a la empresa. Buena cosa es que haya en Huelva posibilidad de que unos y otros se den cositas, máxime si tenemos en cuenta que Romero acaba de iniciar una historia con el rejoneo que pinta bien, porque después de Huelva estará la plaza de El Puerto, después Huesca y sin dudarlo, otras plazas cuyas puertas se van a ir abriendo.

Cuando el año pasado, el rejoneador cumplía con la vuelta al ruedo triunfal en la tarde de Escacena, su tierra, le acompañaba una foto de un caballo muy especial para él, un albino de nombre Aljarafe, que había muerto de una enteritis poco tiempo antes. Romero dijo: "Me deja un amigo y un compañero..., un hermano. Estas cornadas te hieren el corazón y el alma". Ese caballo, junto a Gruñón, fueron las primeras adquisiciones de Andrés a DiegoVentura, el amigo y el maestro en el que apoya estos inicios Romero.

Lo que debía ser una entrevista al uso se ha transformado en esta disección de la figura personal de un hombre que hoy tiene una de esas oportunidades que siempre se recuerdan cuando se repasa una carrera.

Esencialmente, la cuadra de Romero no son once caballos. Son once grandes caballos que poco a poco han llegado a manos de Andrés Romero.

Ellos y el buen oficio de un buen rejoneador de Huelva tienen hoy el objetivo de ganarle la tarde a Hermoso y a Ventura, dos grandes toreros a caballo.

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