Amor propio para combatir la astenia primaveral

Amor propio para combatir la astenia primaveral

02 de abril 2017 - 02:02

Llegó la primavera y con ella los cambios de horarios, los cambios de biorritmos, los días más largos, el calorcito… Tenemos asociada la primavera a muchas cosas positivas: a los amigos, a las actividades al aire libre, al enamoramiento, al preludio del verano… Y en lo negativo, que también lo hay, a las alergias y a la temida astenia primaveral. ¿Pero eso existe? La comunidad médica lo duda mucho.

Lo cierto es que los síntomas que se le suponen a la astenia son, entre otros, fatiga generalizada, somnolencia diurna, desmotivación, dificultad de concentración, aturdimiento, irritabilidad… Y no es menos cierto que eso lo podemos llegar a sentir en otros momentos del año: cuando vuelves de las vacaciones de Navidad o de las de verano -casi peor-, cuando dejas de fumar, cuando te dan una mala noticia, cuando trabajas demasiado, cuando estás estresado, cuando te resfrías, cuando tienes anemia…

También hay un componente ambiental que está influyendo, es cierto, porque esa desgana generalizada puede deberse al esfuerzo que hace nuestro cuerpo para adaptarse a las nuevas condiciones de luminosidad y de temperatura, y a los cambios en la humedad y la presión atmosférica. Sí, un poco de justificación hay para la astenia, pero en todo caso no debería durar más de una o dos semanas. Así que yo, hablando con varios médicos y leyendo sobre estas alteraciones estacionales, he llegado a una conclusión: el mejor remedio contra la supuesta astenia primaveral es el amor propio, esto es, quererse uno a sí mismo mucho más, y ser coherente con ese pensamiento.

Por esto mismo he comenzado mi sencilla y personal receta contra la astenia que quizás les sirva. No teman en copiarla. Sólo tiene tres tareas.

La primera: busco un pensamiento o un recuerdo positivo cada mañana en cuanto despierto, antes de levantarme de la cama y mucho antes de consultar ni teléfonos, ni tablets ni nada.

Segunda tarea: programo cada semana un capricho que darme, aprovechando la estación. Quizás sea una visita, una escapada, una llamada, un paseo, un abrazo…

Y tercera tarea: empiezo a cuidarme más, comiendo más equilibrado y generando endorfinas con algo de ejercicio físico regular. Así no hay astenia que pueda conmigo.

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