Huelva

Álvaro Teba, magia y arte en la pista

  • Varios títulos, incluido el de campeón de doma vaquera, consagran al joven palmerino

Álvaro Teba con uno de sus ejemplares durante una exhibición de doma vaquera.

Álvaro Teba con uno de sus ejemplares durante una exhibición de doma vaquera. / FOTOGRAFÍAS: AMELIA UCEDA

Dedicado por entero al mundo del caballo, Álvaro Teba del Pino habla desde la humildad cuando se le pregunta por los campeonatos que ha ganado junto a su yegua Tiburona, que tiene desde hace cinco años, o con Manolete, animal de pura raza árabe con el que desde hace poco tiempo también cosecha éxitos.

El joven es jinete profesional desde hace unos cinco años y su trabajo diario se centra en la doma de ejemplares equinos para clientes particulares, así como en largas jornadas de entrenamiento para acudir, junto a su caballo y en la mejor forma, a las competiciones de doma vaquera. Ésta se ha convertido en su medio de vida, su entorno gira alrededor de los caballos con los que la simbiosis y la compenetración es total. Todo ello se observa al contemplar la belleza que aparece en la pista, en cada competición.

Teba se dedica a la doma de ejemplares para clientes y a entrenar para concursos

En el mes de junio, Teba ganó el I Concurso Nacional B de Doma Vaquera Hermandad del Cautivo que se celebró en Bollullos y también consiguió otro premio en otro concurso en Badajoz, en la Feria del Caballo y del Toro. Su palmarés crece año tras año, incluso mes tras mes, de una forma imparable. El año pasado el joven palmerino se alzó, junto con Tiburona, con la Copa del Rey y ha acudido a numerosos certámenes por Andalucía y Extremadura, además de otros lugares. Desde 2015 ha obtenido premios entre los tres primeros puestos de todos los campeonatos a los que se ha presentado y ya ese mismo año llegó a ser primero en el concurso de esta especialidad que se lleva a cabo en la aldea de El Rocío. Su trayectoria ha ido en aumento y todavía, a sus 25 años, no se sabe a dónde va a ser capaz de llegar.

El éxito de Teba reside, sin duda, en ser consciente de su capacidad de mejora, ya que el palmerino opina que tiene mucho que aprender del caballo y de los profesionales del sector. Su modestia se convierte en su mejor aliado para ser campeón.

El joven explica que su amor por los caballos le viene desde niño, ya que su padre siempre ha sido aficionado y ha tenido caballos en su casa. El interés de Teba comenzó a aumentar a corta edad y ya no se conformaba con dar un paseo a lomos del animal, además quería saber, formarse y aprender equitación y doma. Actualmente, a raíz de sus triunfos en la competición, tiene su propio picadero con unas quince cabezas de ganado equino que llegan a sus cuadras para ser domadas, y es que los amantes del caballo han encontrado en Teba a un aliado perfecto para trabajar con sus ejemplares. Además, participa activamente en la Saca de las Yeguas, iniciativa llevada a cabo por la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño de Almonte, ya que sus conocimientos y su experiencia, a pesar de su juventud, lo convierten en el ayudante perfecto de su maestro y amigo Alfonso Martín, campeón de España de acoso y derribo y un gran profesional consolidado en el sector. Próximamente, le esperan los campeonatos de Andalucía y la Copa del Rey -en septiembre- que se celebrarán en San Bartolomé de la Torre y Aroche, respectivamente. En octubre será el turno del campeonato de España, en Córdoba, donde con mucha probabilidad asistirá el joven palmerino para llevarse a casa un título más.

Cuando el deportista habla de Tiburona y Manolete,dos de sus caballos, se le ilumina la mirada. Con cada ejemplar el jinete ha creado un binomio ganador, fruto del esfuerzo diario, de horas de fatiga, del sacrificio, tal y como él mismo comenta, hasta que la compenetración es total y a partir de ahí todo fluye. Es entonces cuando se produce la magia, cuando jinete y caballo bailan al son de la música en un espectáculo que asombra y engrandece esta disciplina deportiva.

Los distintos ejercicios que conforman las pruebas, con paradas, saltos, giros y un sinfín de variantes, se suceden con una sincronicidad total y la pista se convierte en el escenario donde presenciar la relación fascinante y extraordinaria entre un hombre y su caballo.

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