Alegato por la independencia
sociedad
El vocal del CGPJ Álvaro Cuesta defiende la labor social de la Justicia en su charla en Huelva
Asegura que se trabaja por reducir el colapso judicial

Huelva/El presidente de la Audiencia Provincial de Huelva, Antonio Pontón, está empeñado en abrir los órganos judiciales a la sociedad onubense. Lo hace con exposiciones de distinta temática que ha llevado hasta las paredes del Palacio de Justicia de la Alameda Sundheim. Pero también con un ciclo de conferencias que trae a Huelva a todos los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo colofón lo pondrá su presidente, Carlos Lesmes.
En una de éstas, la más reciente, la que ayer tuvo lugar en la Facultad de Derecho, el invitado fue Álvaro Cuesta. A él, como al resto de sus compañeros en el Consejo, se pretende trasladar la situación del Poder Judicial en la provincia de Huelva, y al mismo tiempo, recibir mucho de cuanto el órgano de gobierno de los jueces tiene que decir y aportar a los miembros de la judicatura en su propio ámbito. Es una sinergia dirigida a profesionales, y también a la generalidad de la sociedad. Porque no deja de ser un acto, este ciclo, de transparencia, que tan bien exhibe el CGPJ, en una época en la que se entiende el aperturismo a la población como clave para ganar confianza y comprensión en su labor. Para desterrar los fantasmas que asfixian otros ámbitos de la vida pública y empresarial.
Precisamente Cuesta es uno de los más firmes defensores de la independencia del Poder Judicial. Asegura que en España es más evidente que en el resto de países de Europa. En cierto modo, apunta orgulloso, hay muchos motivos para ser la envidia de sus colegas en la UE. Porque la satisfacción por hacer bien las cosas no tiene precio. Se está haciendo mucho y bien, subraya, pero siempre con la premisa fundamental -recalca con especial énfasis- de que "la independencia de los jueces es un derecho del ciudadano satisfecho con esa garantía". La Justicia, asegura, es "la esperanza de los más débiles en los tiempos que corren".
Está convencido de que, por definición y principio, es así, porque Cuesta, diputado socialista entre 1982 y 2011, portavoz de la Comisión de Justicia del Congreso varios años y considerado vocal progresista del CGPJ, es un firme defensor de la vocación social de la Justicia. Siempre hay que tener presente, insiste, el derecho de los ciudadanos a obtener la tutela judicial.
Quizá por eso le preocupa la jurisdicción social y considera fundamental que se refuercen los juzgados por la gran carga de trabajo que soportan. En Huelva, muchos, con una media superior al 150%, incluso algunos en torno al 200%, apunta él mismo. Sabe bien de lo que habla: conoce los números y tiene muy presentes las necesidades en la capital, La Palma, Ayamonte o Moguer. Por la mañana se reunió con un grupo de jueces para conocer sus impresiones y trasladarles la intención de crear nuevas plazas y un segundo Juzgado de la Mujer.
En su conferencia, Sentido y destino del Consejo General del Poder Judicial, Álvaro Cuesta habló de cuánto y en qué medida se está trabajando desde este órgano. Su discurso es claro y directo. Hace fácil a la audiencia seguir sus palabras, que apoya siempre en su profundo conocimiento como jurista, y en su innegable sensibilidad social.
La función del CGPJ, destaca, es clave a través de sus políticas activas: la lucha contra la corrupción, la transparencia, la formación, el centro de documentación, el Observatorio de Violencia de Género... Muestras de cuánto puede aportar la judicatura a una Justicia mejor y más universal.
En el homenaje de su querido "hermano mayor"
La visita de Álvaro Cuesta se quiso hacer coincidir con el homenaje al notario Luis Gutiérrez, fallecido en Huelva hace poco más de un año, y con quien el jurista tenía una gran amistad. "Era mi hermano mayor", apuntó para referirse al también histórico socialista. El tiempo que coincidieron en Asturias trabaron una amistad fraternal, como él mismo dice, que le llevó a considerarle un referente profesional, personal, "incluso ideológico". Cada año se reunían en una comida con otros grandes juristas, como Gregorio Peces-Barba, otro modelo indiscutible para Cuesta.
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