Alcalde pedaneo de Corrales

Posiblemente ni un guionista de Hollywood habría conseguido mejor libreto para describir la vida y obra de José Dávila Sequera (Corrales 1931). Su dilatada vida laboral compaginada con sus vida como alcalde pedaneo de Corrales (1960-1988) lo convierten en un personaje cargado de vivencias que comenzaron, incluso, antes de nacer.

Su padre, electricista y maestro de Pepe Dávila, recibió la orden de la empresa de dar electricidad a las viviendas de los trabajadores y, como premio al nacimiento de su hijo, le ordenaron que comenzara por la Manzana 'S', su calle. Así, poco antes del 28 de febrero de 1931 (día de su nacimiento) sus vecinos pudieron dar luz a sus casas.

De los cinco, superada la polio, a los 14 años pasa por le escuela y comienza a trabajar de la mano de su progenitor y poco a poco, año tras año, va 'heredando' las competencias paternas que incluyen la de proyectista del cine local, primero en el casino y posteriormente en el Teatro. Sus inquietudes sociales y sus enormes gana de trabajar y ayudar a los demás hace que acepte de Manuel Sande, alcalde de Aljaraque, el encargo de ser alcalde pedaneo de Corrales, función que ejerce a lo largo de veinte años, "en una época en la que el Ayuntamiento de Aljaraque consideraba a Corrales una finca particular y no le daba nada", afirma con rotundidad.

Esta actividad finalizó de la noche a la mañana. Aprovechando una baja por enfermedad, el alcalde aljaraqueño Ángel Segador da por finalizada su actividad sin más explicaciones, "quizás por no saber exactamente cueles eran mis filiaciones políticas", dice Pepe Dávila con cierta pena y gustoso de haber podido seguir ayudando a sus vecinos.

Cazador impenitente ("Corrales era un magnífico coto", asegura) y amante de la música (fue miembro de la orquesta de Corrales), hoy jubilado asiste con cierta impotencia al desarrollo urbanístico de Corrales, consciente de haber hecho lo correcto en su vida laboral y política, "porque siempre me gustó ayudar a los demás".